La última cumbre, la COP29 que se celebró en la ciudad de Bakú no tuvo el éxito que se esperaba, aunque no se puede negar que sí se dieron pasos positivos y en la dirección correcta para buscar soluciones al cambio climático.
La próxima será la COP30 que se celebrará en noviembre del presente año y tendrá como anfitriona a la ciudad de Belém, situada en el noreste de Brasil. De esta reunión en la que participarán más de 190 naciones se espera que salgan acuerdos vinculantes y solucione eficaces.
Uno de los grandes problemas es la financiación de las medidas que se deben tomar para mitigar los efectos del cambio climático y la propuesta es que, a los llamados ‘actores económicos’ se le ofrezcan soluciones alternativas que los convenzan de ser parte de la solución.
COP30 en Belém, Brasil
La COP30 deberá “ofrecer soluciones” y “convencer” a los actores económicos de que “existen alternativas” a lo que se venía haciendo, afirmó este martes el embajador André Corrêa do Lago, presidente de la próxima Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático que se celebrará en noviembre en Brasil.
“Lo que necesitamos ahora es actuar, implementar. La economía circular es una de las muchas soluciones que se da a lo que ya está aconteciendo. (La crisis climática) es una realidad, no es algo que necesita ser negociado o algo que se espera”, expresó.
El diplomático participó este martes del panel ‘La economía circular como camino para las metas del clima y la naturaleza’, acompañado de la presidenta de la COP16 sobre Biodiversidad realizada en 2024 en Colombia, Susana Muhamad, en el Foro Mundial de Economía Circular (WCEF, por sus siglas en inglés), celebrado en São Paulo.
Para Corrêa do Lago, la economía circular sirve como “lógica económica” y representa una guía para que las empresas sepan cómo actuar en este contexto, y así poder involucrar a actores del sector privado en el debate.
“Desafortunadamente, sabemos que los recursos internacionales que necesitamos para esto son muy difíciles de obtener” y “sin el sector privado es imposible”, explicó el embajador, por lo que, a pesar de que la negociación se lleva a cabo en organismos internacionales, la implementación «debe darse en todos los ámbitos», públicos y privados.
El diplomático señaló que los compromisos climáticos de cada país, denominados contribuciones determinadas a nivel nacional (NDC, por sus siglas en inglés), pueden ser abordados de forma constructiva si se toman como un «modelo de desarrollo», como es el caso de Brasil, y no como un «sacrificio por el planeta».
«Tuvimos una discusión con todos los ministerios, porque la cuestión climática abarca a todos. Y el elemento de unidad fue que entendimos que era un modelo de desarrollo que incorporarlo era económicamente más interesante y socialmente más justo», comentó.
La meta climática de Brasil de cara a la próxima cumbre en la ciudad amazónica de Belém incluye a todos los sectores de la economía y está orientada a alcanzar la neutralidad climática para 2050, equilibrando las emisiones de gases a través de acciones de reforestación y captura y almacenamiento de carbono.
El presidente Luiz Inácio Lula da Silva instó a los países más ricos del G20 a adelantar cinco o diez años sus metas de neutralidad de carbono, originalmente pensadas para 2050, una propuesta que se profundizará durante la celebración de la COP30, que comenzará el 6 de noviembre con la cumbre de jefes de Estado. EFE / ECOticias.com