Cordillera Cantábrica: un estudio no deja lugar a dudas, el retroceso de la nieve por el cambio climático, es una cruda realidad

Publicado el: 11 de septiembre de 2025 a las 11:55
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La Cordillera Cantábrica es una barrera montañosa que discurre paralela a la costa durante 480 Km. con una línea de cumbre entre los 2.000 y 2.500 metros. Discurre desde el macizo Galaico-Leonés hasta la depresión vasca, pasando por los Picos de Europa.

Presenta tres sectores diferenciados:

El macizo central asturiano, las montañas de Santander y el umbral del País Vasco. No obstante, geológicamente, se considera que la Cordillera Cantábrica se extiende desde los Picos de Europa hasta las estribaciones de los Pirineos.



Este es un sector de pliegues más débiles que el del macizo central asturiano. Los pliegues son más suaves cuanto más al este ya que el empuje vino de oriente, durante la orogenia alpina.

La nieve en la Cordillera Cantábrica es cada vez más escasa, menos duradera y menos estable

Según revela un estudio pionero liderado por investigadores de la Universidad de León (ULe), que ha analizado más de 14.000 imágenes satelitales entre los años 2000 y 2024 para evaluar la evolución de la cubierta nival en 36 cuencas hidrográficas de la cordillera.



El trabajo firmado por Adrián Melón-Nava y Amelia Gómez-Villar, del grupo Geopat (Geomorfología, Paisaje y Territorio) de la ULe, y publicado recientemente en la revista ‘Cuadernos de Investigación Geográfica‘, confirma una tendencia regresiva en la extensión, duración y persistencia de la nieve, especialmente en las zonas por encima de los 1.500 metros de altitud y en las vertientes sur de la cordillera.

Entre los principales hallazgos destaca una reducción de hasta el 16% por década en la extensión de la nieve durante el invierno en algunas cuencas, como Omaña, Alto Sil, Luna o Carrión. En primavera, las pérdidas superan el 2,4% por década por encima de los 2.000 metros.

Además, la duración de la cubierta nival más persistente ha disminuido hasta 8 días por década en las zonas más altas, afectando directamente a las estaciones de esquí y al turismo de invierno.

El estudio también detecta un acortamiento de la temporada de nieve, con una fusión más temprana (LESD) que se adelanta 2,7 días por década, mientras que la primera nevada significativa (FESD) apenas varía. La duración media de la primera nevada ha caído 12 días por década por encima de los 2.000 metros.

La fecha de máxima cobertura de nieve (Max SCF Day) también se adelanta, especialmente en cotas bajas, lo que indica una concentración de los episodios de nieve en periodos más breves. La persistencia de la nieve, medida por el índice RDL, ha disminuido un 3,4% por década en altitudes superiores a los 1.500 metros, lo que refleja una mayor intermitencia en la presencia de nieve.

Los autores atribuyen estos cambios al aumento de las temperaturas y a la modificación de los patrones de precipitación, influenciados por fenómenos como la Oscilación del Atlántico Norte (NAO). Las cuencas más afectadas son aquellas donde las nevadas dependen de flujos húmedos del oeste y suroeste, cada vez menos frecuentes.

El estudio, realizado con herramientas de análisis geoespacial como Google Earth Engine, combina datos de los satélites MODIS, Landsat y Sentinel-2, y ofrece una resolución diaria de la cubierta nival. Aunque reconoce limitaciones por la nubosidad o la vegetación densa, sus resultados son consistentes con otras investigaciones en los Pirineos, los Alpes y el Himalaya.

Las implicaciones son múltiples: desde la reducción de agua disponible en primavera y verano, hasta el impacto en la biodiversidad alpina y la viabilidad económica de las estaciones de esquí.

«La nieve actúa como un regulador natural del agua y como motor económico en muchas zonas de montaña. Su retroceso es una señal clara del cambio climático«, según advierten.

El estudio propone ampliar las series temporales y combinar los datos satelitales con observaciones terrestres para mejorar la precisión de los análisis. También subraya la necesidad de adaptar las políticas de gestión del agua y del turismo a un escenario de menor disponibilidad de nieve. EFE