Un equipo de investigadores de la Universidad de Murcia (UMU) ha desarrollado un estudio innovador que cuestiona una de las ideas más extendidas sobre la adaptación al cambio climático: que las especies con mayor resistencia al calor serán las que mejor sobrevivan al aumento de las temperaturas. Los resultados, sin embargo, demuestran que esta relación no es tan directa ni simple.
Según la investigación, las especies que toleran mejor el calor extremo no necesariamente presentan una mejor capacidad de adaptación, e incluso pueden sufrir niveles de estrés térmico iguales o superiores a los de aquellas con menor resistencia inicial.
El cambio climático podrá incluso con las especies más acostumbradas a las altas temperaturas y el calor
Investigadores de la Universidad de Murcia (UMU) han desarrollado un estudio que concluye que las especies con mayor capacidad de resistencia al calor no tendrán una mejor adaptación y mayor supervivencia al cambio climático, e incluso podrían sufrir niveles de estrés iguales o mayores que aquellas con menor resistencia.
El trabajo, desarrollado por el Departamento de Ecología de la UMU, analiza cómo afrontan el cambio climático aquellas especies con baja capacidad de dispersión, es decir, las que no pueden desplazarse fácilmente para escapar de condiciones adversas. Las especies más resistentes suelen ser aquellas que han evolucionado en entornos con una fuerte variabilidad climática histórica, como zonas de alta montaña, regiones continentales interiores o latitudes elevadas.
Sin embargo, precisamente en estas zonas se proyectan algunos de los cambios climáticos más extremos, lo que genera una paradoja: incluso los organismos más tolerantes al calor podrían enfrentarse a niveles de estrés similares o incluso mayores que los menos resistentes. Los investigadores ponen como ejemplo de esta paradoja los insectos que habitan en arroyos y ramblas salinas, frecuentes en la Región de Murcia, y donde se ha demostrado que son más resistentes al calor los que habitan en zonas interiores que los que están más cercanos a la costa.
Sin embargo, los primeros están expuestos a temperaturas mucho más extremas y variables, por lo que no se puede dar por hecho que vayan a soportar mejor el cambio climático.
El estudio demuestra que la vulnerabilidad de una especie o población no puede evaluarse solo midiendo su tolerancia térmica. También es imprescindible considerar el grado de exposición a los cambios previstos, algo que en la práctica resulta difícil de aplicar. Por eso, el estudio destaca la necesidad de mejorar las predicciones ecológicas para orientar con mayor precisión las estrategias de conservación de la biodiversidad.
Estos hallazgos tienen implicaciones cruciales para la conservación y la gestión de la biodiversidad, especialmente en regiones mediterráneas, donde las olas de calor son cada vez más frecuentes e intensas. En definitiva, el trabajo de la UMU aporta una nueva perspectiva sobre la resiliencia biológica y subraya que la supervivencia frente al cambio climático dependerá tanto de la tolerancia como de la flexibilidad adaptativa de las especies. EFE / ECOticias.com