La Unión Europea está dispuesta a revaluar una alianza que lleva vigente tres décadas. Una medida que, de llevarse a cabo, podría traer consecuencias de gran alcance en el sector energético y las relaciones comerciales trasnacionales. Mientras todos estaban pendientes de que el futuro de los combustibles se define en los próximos meses, llega esta noticia que sacude el continente.
Recordemos que la UE se trata de una asociación económica y política establecida por 27 países europeos. Dichos territorios han delegado parte de su soberanía en instituciones comunes para tomar decisiones democráticas sobre asuntos de interés común.
Por otro lado, está la Comisión Europea, el órgano ejecutivo y legislativo de la Unión Europea. Se conforma por un comisario de cada estado miembro y es políticamente independiente. Sus funciones son la elaboración de propuestas de nueva legislación europea, aplicación de decisiones del Parlamento Europeo y el Consejo de la UE, y defender los tratados de la Unión.
Esta alianza está en el punto de mira
En este contexto, la Comisión Europea podría estar a punto de dar un giro energético dejando a un lado el Tratado sobre la Carta de la Energía (TCE) y modernizando su acuerdo comercial internacional. Si esta medida se lleva adelante, las cosas podrían cambiar mucho.
La propuesta se cerró el pasado 1 de marzo entre la Comisión Europea y los estados miembros. Brinda la posibilidad de aprobar la modernización del acuerdo comercial internacional en la próxima conferencia del TCE, programada para el mes de noviembre.
Esto consiente a la UE y a Euratom, la Comunidad Europea de la Energía Atómica, retirarse del tratado, según lo expuesto en el documento publicado por Bruselas.
No obstante, el compromiso no asegura de manera automática la permanencia de los Estados miembros en el TCE. De acuerdo a la propuesta, continuarán necesitando la autorización de la UE para seguir en el tratado. De no ser así, se verían obligados a abandonarlo.
La alianza que lleva vigente tres décadas y podría desaparecer
El TCE lleva en vigor desde principios de la década de los 90 y ha sido controvertido desde el momento de su creación. Este acuerdo internacional ha permitido a las compañías energética demandar a los países que impongan medidas que podrían afectar a sus ventajas previstas.
Por un largo tiempo ha sido objeto de críticas por parte de varios sectores, que lo catalogan de obsoleto y perjudicial para el interés público. Las negociaciones sobre el futuro del TCE en la UE han estado paralizadas desde el verano parado.
Al principio, la Comisión propuso una retirada coordinada de la UE y todos los estados miembros. Sin embargo, algunos países mostraron resistencia y se descantaron por seguir formando parte del tratado, pero sometiéndolo a una modernización.
Hasta ahora, nueve estados miembros comunicaron que se retiran del TCE (a partir de octubre de 2022): Francia, Alemania, Luxemburgo, Polonia, Países Bajos, Portugal, Eslovenia, Dinamarca y España.
El consejo de la UE votó la propuesta de salida el pasado 7 de marzo. Por otra parte, la votación en el pleno del Parlamento está programada para hoy, 11 de marzo.
Lo que suceda supondrá un antes y un después en la manera en la que concebimos la energía y nuestra forma de interactuar con ella, especialmente en lo que concierne a las compañías del sector que están pasando por momentos complejos.
La Unión Europea debe tomar decisiones
La Unión Europea debe tomar decisiones sobre esta alianza que lleva tantos años y ha supuesto infinitos dolores de cabeza a sus dirigentes. Siguiendo esta misma línea, continúa firme en su objetivo de descarbonizar con proyectos centrados en tecnologías limpias.