Urkullu menos palabras, más acciones. A juicio de Urkullu, su segundo reto sería el climático, indicando que: “el planeta no puede esperar más, no tenemos otro. Es necesaria una mayor ambición y compromiso frente al cambio climático. Podemos demostrarlo apostando por la eficiencia energética, las nuevas fuentes de energía o la economía circular.”
Como se observa, una mención de dos líneas para una situación planetaria que condiciona nuestra vida, la generación actual y futura. Y que requiere medidas inmediatas, en la medida de la capacidad de cualquier institución y gobernante.
Compromisos ‘orales’
Urkullu, reconoce que es necesaria mayor ambición y compromiso frente al cambio climático sin autocrítica, sin cambiar el rumbo del consumismo de recursos y del modelo neoliberal, ni un factor que estemos aplicando o vayamos a disponer en 2023 para afrontar el reto climático.
Para ello, no podemos demostrarlo «apostando» por la eficiencia energética, nuevas fuentes de energía, sino por un cambio de modelo económico, social y de consumo de recursos naturales. No hay nuevas fuentes como solución tecnológica que permita mantener el modelo actual.
Sigue habiendo una enorme brecha entre las declaraciones políticas y la realidad. Algo que exigiría compromisos con plazos en lo que respecta a nuestro desarrollo en emisiones, etc. Y un cambio de rumbo, políticas planificadas, estrategias, objetivos y mediciones para cumplir una hoja de ruta acorde con lo que es necesario aplicar para no continuar incrementando esos consumos y emisiones.
Según todos los indicios, el objetivo de contener el calentamiento global por debajo de los 1,5ºC exige un esfuerzo muchísimo mayor. Y hechos que evidencian un nuevo ciclo político con compromisos reales para adaptarnos a las necesidades del planeta. Que tiendan a un consumo menor basado en los recursos que las comunidades renovables y alternativas precisen para ello.
¿Apuesta?
La apuesta por este mismo modelo, más eficaz y con nuevas fuentes energéticas, supone una continuidad del blanqueamiento capitalista. Basado en anuncios verdes que ataca pueblos empobrecidos con grandes recursos. Grandes corporaciones con grandes responsabilidades y enormes beneficios. Y una política de amparo de la movilidad, consumo de recursos, producción y bienes de forma constante e ilimitada que genera un abismo del planeta.
Además, no puede servir el cambio climático de excusa para esquilmar los montes mediante nuevas fuentes de energía (el viento es nuevo?). Con el único objetivo de apoyar al negocio que se avecina con el mayor consumo y mayores ofertas. Si no mediante una reducción de producción y consumo y de los actuales modos de producción. Además de un cambio alternativo, social y ambiental, basado en lo local, la participación, el autoconsumo y la garantía de conservación de la biodiversidad y las zonas con gran valor natural.
No podemos decir que nos decepciona, pues como sucedió con la Conferencia de Glasgow, el proyecto político liberal capitalista se basa en la extracción, producción y consumo de los recursos naturales con el beneficio económico como único reto y criterio a ponderar. Urkullu menos palabras, más acciones.
Un discurso ‘vacío’
Este discurso elaborado por cualquier juntaletras, no diagnostica la crisis ambiental y climática, no establece nuestra responsabilidad como generación del primer mundo consumista, ni desde un gobierno con grandes competencias para actuar. Y no fija compromisos, sino la posibilidad de demostrar apostando, no se sabe quién, si el gobierno o la ciudadanía, de algunos mantras como eficiencia, nuevas fuentes de energía y economía circular.
Este discurso demuestra que la política del Gobierno de Urkullu no cree en el agotamiento de recursos del planeta, ni en la economía circular, salvo para discursos y actos con fondo verde. No predicando con el ejemplo sobre la visión y cambio de rumbo medioambiental.
Falta compromiso
Además de palabras, debe existir un compromiso real, eficaz y constante en las políticas públicas. Marcadas por reducir la producción y consumo de recursos y energía, por modos alternativos y realmente sustitutivos de producción de energía fósil, y por un modelo colectivo, participativo y democrático de respeto hacia nuestro entorno.
Contando con las personas y colectivos que día a día vemos su ataque, cambiando valores sociales y económicos, objetivos economicistas por ambientales y de interés y bienestar general. Mediante un control y planificación pública y comunitaria de sus necesidades.
Con el objetivo de alcanzar la autosuficiencia, reduciendo la movilidad y transporte de productos y personas sin límite, Mediante una nueva gestión de reducción, producción local y redes de proximidad para la generación y consumo. Urkullu menos palabras, más acciones.