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viernes, junio 2, 2023

Globalización y Cambio Climático

El proceso de globalización acelera, en última instancia, el proceso de convergencia de unas y otras economías. Pero por ahora, si bien hay buenas palabras y mejores intenciones, las economías pobres sufren las consecuencias del desenfreno de las ricas.

Globalización y Cambio Climático. Este proceso de convergencia y de aumento del nivel de vida tiene como consecuencia un incremento de la demanda de todo tipo de productos y servicios en general. Y de la demanda energética, en particular. Y Eso hace que se dispare la producción de CO2 en el mundo. Lo que afecta a las economías más sumergidas.

Si para satisfacer este incremento de la demanda energética se opta por tecnologías fósiles, emisoras de gases de efecto invernadero, obviamente dichas emisiones se incrementarán a nivel global. Pero esto no debería ser así. Algunos mecanismos del protocolo de Kyoto tratan precisamente de combatir este tipo de problemas.

Estos mecanismos fomentan la inversión de países en vías de desarrollo en tecnologías limpias como la solar, la eólica u otras fuentes de energías renovables. Consiguiendo que el efecto positivo del crecimiento económico no se vea ensombrecido por un aumento de las emisiones contaminantes. Pero hasta ahora estas intenciones solo están en los pactos firmados, pero no en la realidad.

Globalización y Cambio Climático

De hecho, para los países en vías de desarrollo, la explotación de las energías alternativas se consolida como la mejor opción para fomentar y sustentar su crecimiento económico de forma limpia. Por ello, la implementación de políticas que promuevan en estos países las tecnologías limpias debería ser una prioridad en los programas de colaboración de los países desarrollados.

Para estos países, el desarrollo de las energías alternativas es una oportunidad única para romper la dependencia con los países que controlan el suministro energético y con los que, por razones evidentes, están en condiciones de inferioridad para negociar. Y además, son los que deben soportar los peores efectos del calentamiento global, con menos recursos e ínfimas infraestructuras.

Mucho por hacer

La globalización hasta ahora está siendo una herramienta de gran utilidad en manos de los países más contaminantes. Que suelen achacarle a esta situación todo tipo de consecuencias, en vez de asumir sus culpas y pagar por su polución y estilo de vida destructivo. Las que pagan son aquellas naciones que, a causa de su vulnerabilidad, padecen las consecuencias más graves del consumismo de los más poderosos.

En la última Cumbre del Clima, la COP27, se habló del tema y hasta se pactó la formación de un Fondo Verde. Pero nadie se lo creerá hasta que no lo vea, puesto que esa idea había nacido en 2009 en Copenhague y se suponía que debía estar funcionando en 2020. Aun así, no pasó absolutamente nada y la culpa no la tuvo la COVID-19, porque pasaron más de 10 años sin que nadie moviera un dedo.

Los expertos y los científicos alertan de que las cosas deben cambiar radicalmente. Los costes medioambientales y ecológicos no pueden ser trasladados desde las naciones ricas a las pobres. Porque llegará un momento en el que los equilibrios se romperán. Y con el cambio climático y el calentamiento global, amenazándonos cuál espada de Damocles, eso puede suceder mucho antes de lo que se piensa. Globalización y Cambio Climático.

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