España podría perder su atmósfera antes de lo que pensaba. Si no toma medidas rápido, podía verse ante un escenario trágico en 2025. ¿Tendremos que seguir el ejemplo del monstruo que absorbe la atmósfera? ¿Habrá que pedir ayuda externa? Los datos arrojan que Europa es el continente que se calienta más rápido.
La agencia de meteorología de la ONU advierte que la temperatura de Europa en 2022 sobrepasó alrededor de 2,3ºC por encima de la media del periodo preindustrial. El territorio se sumergió en infernales olas de calor, sequías y graves incendios forestales, ocasionando más de 16.000 muertes. Para hacer frente a este panorama, el organismo destaca la importancia del empleo de energías renovables.
Desde los años ochenta, la temperatura en Europa se ha incrementado el doble que la temperatura media mundial, un dato que tiene consecuencias de gran alcance para su economía y los ecosistemas de su región.
Miedo por la atmósfera de España: este es el pronóstico para 2025
Europa puede fracasar en sus objetivos cero emisiones si no duplica la inversión en distribución eléctrica. Las inversiones en redes de distribución deben incrementarse una media de entre 33.000 a 67.000 millones de euros al año entre 2025 y 2050. Si las redes de distribución europea no se modernizan, será muy difícil una electrificación masiva del transporte, la calefacción y la industria.
El estudio Grids for Speed de Eurelectric expone que las inversiones en redes de distribución deben subir alrededor de las cantidades mencionadas, aproximadamente el 20% de lo que la Unión Europea gastó en importaciones de combustibles fósiles en 2023.
Modernizar la red otorgará más de 2 millones de puestos de trabajo, haciendo posible un mayor ahorro de energía y un suministro eléctrico más fiable, al tiempo que apresura la descarbonización de la economía europea. Los cambios sociales están cambiando el sistema energético europea a la velocidad de la luz. Se dice que en 2050 la electricidad supondrá el 60% del consumo final de energía frente al 23% actual.
Entonces, la capacidad renovable habrá experimentado una multiplicación por seis desde 2020, con un 70% de producción renovable y almacenamiento conectado a nivel de distribución. Por ahora, las solicitudes de conexión están creciendo más rápido que la modernización de la red y continuarán haciéndolo conforme avance la electrificación de los sectores de uso final, una evolución que sobrecarga la red.
España ve peligrar su atmósfera
Para aliviar la tensión actual y facilitar la transición energética, las inversiones anuales en infraestructuras nuevas y digitalización deberían llegar a los 67.000 millones de euros de 2025 a 2025, alrededor del 0,4% del PIB de la UE. Aplicando adecuadamente el presupuesto, las nuevas estrategias de red orientadas al futuro, las inversiones anticipatorias, la gestión óptima de los activos y la flexibilidad favorable a la red podrían bajar este número a 55.000 millones de euros al año.
Si no se llega a este nivel de inversión, estarían en peligro el 74% de las posibles conexiones en tecnologías clave para la descarbonización, como lo son los automóviles eléctricos (VE), las bombas de calor y las energías renovables.
“Para que la transición energética tenga éxito, la UE necesita grandes cantidades de capacidad de red adicional. Los volúmenes de inversión de los operadores de sistemas de distribución deben duplicarse. Aunque esto requerirá un aumento significativo, el coste de no invertir es aún mayor. Para tener éxito necesitamos rendimientos atractivos para que los inversores puedan financiarlo, tecnología y electrificación rápida para gestionar las tarifas de distribución”, aclara el presidente de Eurelectric y Consejero Delegado de E.ON, Leonhard Birnbaum.
Eurelectric invita a los responsables políticos a garantizar estas cifras de inversión, una acción que España (y toda Europa) debe llevar a cabo para proteger su atmósfera (atacada por las emisiones de gases de efecto invernadero).