Ya han pasado casi ocho años desde que la Dirección General de Tráfico (DGT) implantó en España la clasificación de etiquetas ambientales. Un sistema de cuatro pegatinas creadas en función del impacto de los vehículos en el medio ambiente que se desarrolló teniendo en cuenta el 50% más eficiente del parque móvil.
La clasificación de los vehículos a través de las etiquetas ambientales tiene como objetivo discriminar positivamente a los vehículos más respetuosos con el medio ambiente y ser un instrumento eficaz al servicio de las políticas municipales, tanto restrictivas de tráfico en episodios de alta contaminación, como de promoción de nuevas tecnologías a través de beneficios fiscales o relativos a la movilidad y el medio ambiente.
Casi una década después, la mitad más contaminante se ha reducido a solo un tercio del total. Pero el envejecimiento de los vehículos, especialmente el de aquellos con etiqueta B, sigue suponiendo un lastre en el objetivo de reducir las emisiones nocivas del tráfico rodado.
El espacio dejado por los vehículos sin distintivo que se han ido jubilando lo han ocupado otros con distintivos B y C, menos contaminantes, que ahora mismo representan el 63% de todos los que circulan. También por vehículos ECO y CERO, los más eficientes, que apenas suponen el 4% del total, pese a contar con ventajas fiscales y más facilidad para circular por las zonas de bajas emisiones, cuya ley entró en vigor hace un año.
Municipios más contaminantes a pesar de las etiquetas ambientales
Si se clasifican los municipios de acuerdo al área urbana a la que pertenecen, el mayor porcentaje de vehículos sin distintivo se concentra en las áreas no urbanas, donde casi dos de cada cinco vehículos carecen de etiqueta. La proporción de vehículos contaminantes disminuye a medida que crece la densidad de población. No obstante, siempre está por encima del 30%.
Los datos son aún más alarmantes si se les añaden los vehículos con distintivo B, el siguiente grupo más contaminante, ya que ascienden a dos tercios del parque móvil de las pequeñas áreas urbanas y las zonas rurales.
El parque móvil más contaminante también supera el 50% en las grandes áreas urbanas de España, núcleos metropolitanos que crecen en torno a las ciudades de más de 50.000 habitantes de nuestro país. Preocupan núcleos como Murcia-Lorca, donde todavía no se han tomado medidas, o Vigo-Pontevedra, con restricciones ya en vigor.
Las furgonetas y camiones son el tipo de vehículo donde hay mayor proporción sin distintivo. Son más de la mitad de los registrados en esa categoría, con independencia del tamaño del área urbana. Solo son menos del 50% las furgonetas que circulan por las grandes ciudades, pero dos de cada cinco todavía carecen de distintivo.
Independientemente del área urbana en la que estén matriculados o por dónde circulen, el 31% de los coches españoles tiene distintivo B, mientras que otro tercio muestra la etiqueta C. Y parece que el espacio que dejan los turismos más contaminantes lo van ocupando coches con etiquetas sostenibles.
En este sentido, cabe destacar también el esfuerzo hecho en las grandes áreas urbanas para potenciar un transporte colectivo menos contaminante, pues es entre los autobuses matriculados en estos lugares donde se halla el porcentaje más alto de vehículos ECO y CERO. Los turismos con estos distintivos apenas son el 5% en las grandes áreas urbanas y su porcentaje disminuye en el resto del territorio.
Vehículos con etiquetas ambientales pero cada vez más antiguos
La edad media del parque móvil español ronda los 16 años y, como muestra el siguiente gráfico, no ha parado de crecer en los tres últimos lustros. Tan solo en la última década la antigüedad de los vehículos españoles ha aumentado un 20,5%, impulsada especialmente por aquellos que cuentan con etiqueta ambiental B, que están en la categoría más contaminante de todos los que pueden optar a llevar pegatina, y cuya edad media se ha duplicado entre 2013 y 2022.
Entre los vehículos menos contaminantes, los ECO han reducido su edad media de 3,9 años en 2013 a 3,6 años en 2022. Sin embargo, los CERO se han estancado, pasando de 2,6 a 2,7 años de antigüedad media en el mismo periodo.
El conjunto de los turismos españoles, con una antigüedad media de 15,3 años, es algo más moderno que el resto del parque, con la excepción de los tractores. Ahora bien, como grupo más numeroso dentro del total de vehículos, son los que marcan la tendencia.
Los coches sin etiqueta ambiental o con etiqueta B en circulación no han dejado de envejecer en los últimos años hasta alcanzar los 28,4 y 14,6 años de media, respectivamente. Una tendencia que no se ha trasladado a los turismos C (7,2 años), Eco (3,7) y CERO (2,5).
Los vehículos más antiguos del parque móvil español son las motocicletas sin distintivo, cuya edad media asciende hasta los 35 años y dispara el envejecimiento global de este tipo de transporte hasta los 17,4. Le siguen las furgonetas sin distintivo, con 29,1 años de media, y los camiones del mismo tipo, algo más modernos que los turismos más contaminantes, pero también por encima de los 25 años.
Como los turismos, las motos, los camiones y las furgonetas con etiqueta B en circulación también han duplicado su antigüedad en la última década. También lo han hecho los tractores y los autobuses. Y, en todos los casos, el crecimiento ha sido mayor que en los vehículos sin distintivo. Baja respecto a 2013, en cambio, la edad media de los camiones, autobuses y furgonetas con etiqueta C, así como la de los turismos, camiones, furgonetas, autobuses y tractores ECO.
Criterios para asignar las etiquetas ambientales
Uno de los criterios para asignar las etiquetas ambientales fue el tipo de combustible del vehículo y, aunque el sistema premia a los impulsados por electricidad, gas y gasolina, el diésel sigue siendo el carburante predominante. Es el combustible principal para autobuses, furgonetas, camiones y tractores industriales, mientras que en los turismos su uso solo es ligeramente superior al de la gasolina. La práctica totalidad de las motocicletas funcionan con gasolina.
Además de por vehículo, el uso del combustible varía según el tamaño de la localidad en la que esté matriculado. En el siguiente gráfico puede verse cómo la gasolina es el combustible preferido en localidades grandes como Madrid, Barcelona o Valencia. Por el contrario, la madrileña Villanueva de Perales; Piornal y Tornavacas, en Cáceres; y Fuenlabrada de los Montes, en Badajoz, superan el 80% de vehículos diésel. Son municipios situados en lugares que exigen desplazamientos más largos para acceder a determinados servicios y que no rebasan los 2.000 habitantes.
El diésel y la gasolina todavía no dejan espacio para combustibles alternativos, con independencia del tipo de vehículo. El impulso eléctrico es prácticamente exclusivo de los turismos, aunque no supone ni el 0,01% de los coches que circulan. Tampoco alcanzan esta cifra aún los coches movidos por algún tipo de gas (natural licuado o comprimido, butano e hidrógeno), un combustible algo más utilizado por tractores industriales.