Recientemente se ha publicado el primer gran inventario mundial de carbono retenido por las praderas submarinas de Posidonia-tipo (praderas de fanerógamas marinas, también conocidas como “blue forests”), un hito clave para entender su papel en la mitigación del cambio climático.
El estudio, liderado por el Centre for Advanced Studies of Blanes (CSIC) (CEAB-CSIC) junto con múltiples instituciones internacionales, ha estimado que únicamente la biomasa viva de estas praderas (hojas, rizomas y raíces) almacena hasta unos 40 millones de toneladas de carbono en el mundo.
A esto hay que sumar la cantidad de carbono que se deposita en los sedimentos marinos debajo de estas comunidades: un carbono que puede permanecer retenido durante miles de años si la pradera persiste sin degradarse.
Ahora se sabe la cantidad de carbono que hay en las praderas del fondo del mar
Un trabajo internacional liderado por el Centro de Estudios Avanzados de Blanes (CEAB-CSIC) ha servido para crear el primer inventario mundial del carbono retenido por las praderas submarinas.
Según informa el CEAB-CSIC, los datos se estructuran por regiones, países y tipos de praderas, que son uno de los ecosistemas más biodiversos al almacenar más del 10 % del dióxido de carbono que los océanos absorben.
Un carbono que puede permanecer retenido durante miles de años si la pradera persiste sin degradarse
Los resultados muestran que estos bosques submarinos almacenan igual o más carbono que los tropicales, al retener siete toneladas anuales por hectárea.
Su papel es destacado en cuanto a captura de carbono azul, el dióxido de carbono procedente de la atmósfera que almacenan los ecosistemas submarinos.
Según el coordinador de la investigación, Oscar Serrano, el inventario permite cuantificar el papel de cada pradera «en el ciclo del carbono y facilita que cada territorio conozca la importancia de sus propios bosques azules».
Las hojas, rizomas y raíces de las plantas oceánicas retienen hasta 40 millones de toneladas de dióxido de carbono, uno de los gases con más impacto en el calentamiento global, que después transforman en carbono orgánico a través de la fotosíntesis.
Los científicos contemplan además el carbono almacenado bajo el suelo submarino, donde puede permanecer durante miles de años mientras la pradera se conserve.
El 30 % de estas praderas submarinas se ha perdido desde finales del siglo XIX, por lo que los autores del trabajo subrayan que la protección de estos ecosistemas es una herramienta natural y eficiente para afrontar el reto climático.
«En un momento en que urge reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y potenciar lo que las mitigue, la protección de los bosques sumergidos se revela como una solución factible y poderosa«, señalan desde el CEAB-CSIC.
Sin embargo, este hallazgo llega acompañado de una advertencia: la pérdida de estas praderas —por contaminación costera, desarrollo urbano, dragados, aumento de la temperatura marina— ya genera emisiones evitables.
El 30 % de estas praderas submarinas se ha perdido desde finales del siglo XIX
El estudio estima que tan solo la biomasa viva perdida de estas praderas podría liberar entre 154 y 256 gigagramos de CO₂ equivalente al año. En síntesis: la publicación de este inventario mundial abre una nueva dimensión en la acción climática al situar las praderas marinas como actores clave —hasta ahora subestimados— en la captura y almacenamiento de carbono.
Conservación, restauración y protección de estos ecosistemas emergen como soluciones naturales muy potentes para la lucha contra el cambio climático. Seguir leyendo en EFE / ECOticias.com
















