Además del dolor, el gran peligro eran los 4 grados bajo cero que hacían en el momento y su vestimenta poco apropiada: calzoncillos largos, pantuflas y una remera. Bob gritó sin parar hasta que salió Kelsey, su golden retriever
La noche del 31 de diciembre, Bob estaba solo en su casa de Michigan mirando televisión. Cerca de las 22:30 hs, salió a buscar un tronco para el fuego de su chimenea pero nunca llegó a volver: se resbaló y se quebró el cuello, quedando paralizado en la nieve.
Además del dolor, el gran peligro eran los 4 grados bajo cero que hacían en el momento y su vestimenta poco apropiada: calzoncillos largos, pantuflas y una remera. Bob gritó sin parar hasta que salió Kelsey, su golden retriever. El perro permaneció a su lado, acostándose encima de él y lamiéndole la cara y las manos para que se mantuviera despierto.
Al vivir lejos de sus vecinos, el más cercano a 4 cuadras, estuvo 20 horas gritando sin que nadie lo escuchara. En un punto, cuando el frío le ganó a sus cuerdas vocales, se quedó sin voz y los ladridos de Kelsey oficiaron de sirenas.
Finalmente, a las 18:30 hs del primer día del año, fue rescatado y llevado a la sala de emergencias del McLaren Northern Michigan. Tenía hipotermia y una hernia de disco grave que no le permitía mover sus piernas, entre otras lastimaduras. Ya en recuperación Bob asegura que tiene dos héroes a quienes agradecerles: su doctor y Kelsey.
Fuente: NoticiasAmbientales