Los hallazgos se publican en “A vista de pájaro: lecciones de 50 años de regulación y conservación del comercio de aves en los países amazónicos”, un informe que brinda una descripción general del comercio de aves en Brasil.
El comercio de aves amazónicas y sus productos cuenta con una larga historia, desde la sobreexplotación intensiva a la prohibición de su comercio. Un nuevo informe elaborado por TRAFFIC, red creada conjuntamente por WWF y UICN para luchar contra el tráfico de especies, analiza el comercio de aves en América Latina desde finales de la década de los 1960 hasta 2016 y señala que, a pesar de la disminución de su comercio por la cría en cautividad, grandes cantidades de aves ilegales son confiscadas cada año en la región.
Los hallazgos se publican en “A vista de pájaro: lecciones de 50 años de regulación y conservación del comercio de aves en los países amazónicos”, un informe que brinda una descripción general del comercio de aves en Brasil, Colombia, Ecuador, Guyana, Perú y Surinam, el recuento de su regulación y sus resultados como herramienta de conservación de especies y hábitats. Explotación y prohibición La comercialización de aves y sus productos desde la región data de muchos años: desde mediados del S. XIX se exportaron muchas toneladas de plumas y pieles de aves, sobretodo colibríes y tangaras, para el mercado de la moda.
Esta demanda implicó la caza de millones de aves a lo largo de varias décadas. Después de décadas de explotación y disminución de muchas poblaciones de aves, en 1967 Brasil se convirtió en el primer país sudamericano en prohibir el comercio de animales silvestres, estableciendo la cría en cautividad como alternativa económica de menor impacto sobre la conservación de las especies cazadas. Se da inicio entonces el comercio ilegal de vida silvestre en la región.
Durante las décadas posteriores, cientos de miles de aves fueron capturadas en todos los países para abastecer el comercio internacional, muchas de ellas a través de canales legales en países en los que aún no estaba prohibida su exportación (como Argentina, Bolivia o Paraguay). La situación en Brasil –donde hay una prohibición total de la captura de aves con fines comerciales- se reflejó ampliamente en Ecuador y Colombia sin que la cría en cautiverio fuera establecida como opción en estos dos países.
Ahora, un incentivo económico cada vez más importante para la conservación de las aves en los tres países es el turismo de observación de aves. Perú también se está promoviendo activamente como destino de observación de aves, pero junto con Guyana y Surinam, el país también permite la exportación de 101 especies de aves capturadas en vida silvestre, todas especies relativamente comunes.
Comercio ilegal de aves amenazadas
Entre 2000 y 2013, Perú exportó comercialmente 37.233 aves incluidas en la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES). Entre 2000 y 2016, Guyana exportó 145.000 aves pertenecientes a 24 especies incluidas en el Apéndice II de CITES. Por su parte, Surinam exportó 74.890 aves entre 2000 y 2013. Aunque ambos países han establecido cuotas anuales de capturas máximas, estos cupos aún carecen del sustento científico necesario para garantizar el manejo sostenible de las poblaciones.
Aunque las prohibiciones han provocado la desaparición de la venta de aves en las calles de casi todas las ciudades de Sudamérica, una buena parte de ese comercio se ha ocultado. Perú, receptor y fuente de especies de aves silvestres, es el mayor desafío regional, aunque Brasil sigue teniendo un grave problema con el comercio interno de aves cantoras. Cada año se confiscan en ese país entre 30.000 y 35.000 aves, un número que no ha variado significativamente en los últimos 15 años.
En general, el estudio encuentra que el comercio ilegal internacional de aves sudamericanas se ha reducido a su nivel más bajo en décadas, aunque esto “se debe principalmente a que las especies de aves más buscadas por los coleccionistas ya existen en la mayoría de los países consumidores”, asegura Bernardo Ortiz von-Halle, autor del estudio. La reducción sustancial en la mayoría de los mercados urbanos de Sudamérica, que antes eran grandes centros del comercio de aves, es un logro importante de conservación en las últimas décadas, con millones de aves salvadas.
Una situación que los mercados de aves en varias ciudades del sudeste asiático están lejos de conseguir. “Las complejidades del comercio de aves han sido subestimadas: para asegurar un futuro para las aves en la región necesitamos estrategias que busquen con urgencia detener o revertir la destrucción del hábitat, complementándolo con incentivos económicos para la generación de ingresos locales a través del turismo y el uso sostenible de los recursos naturales. Este es el mejor camino para la extraordinaria diversidad de las aves en América del Sur «, concluye el experto.
En el informe se destaca además que España se sitúa en el Top 10 de los países que más aves ha importado desde Sudamérica. Nuestro país es puerta de entrada a Europa de una gran variedad de animales procedentes del tráfico ilegal. Para luchar contra ese sangriento crimen, contamos con la campaña STOP Tráfico de Especies que cuenta ya con más de 107.000 apoyos.
Para más información: Wwf