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jueves, junio 1, 2023

El ADN humano y los piojos prehistóricos

Durante las últimas décadas se ha disparado la demanda de análisis del genoma de restos humanos antiguos, pero por diversas razones cada vez se hace más difícil obtener muestras útiles. ¿Los piojos antiguos podrían ser la solución

Alternativas válidas

Por razones éticas, religiosas, de metodología y demás cada vez se hace más difícil acceder a muestras viables, que permitan realizar un estudio adecuado del ADN, puesto que ya no se puede romper un cráneo para acceder a la materia útil y tomar muestras de los dientes restantes o de otras partes, a menudo está prohibido.

Pero como la mayoría de los humanos en la antigüedad tenían piojos, sus huevos abundan en el cabello de especímenes históricos y los científicos han comprobado que, el ADN del huésped en muchísimas ocasiones está protegido por la sustancia que estos ácaros emplean para pegar las liendres a la base del cabello de momias, que tienen entre 1.500 y 2.000 años de antigüedad.

Según los investigadores, gracias a que en los cabellos o en las ropas de los huéspedes es factible encontrar liendres a las que su pegamento de adhesión ha preservado, es posible hacer estudios de ADN que abarquen miles de años, con el fin de comprobar cuál ha sido la historia evolutiva de los humanos estudiados.

Cinco universidades son las que participaron en este estudio de momias sudamericanas, con el objetivo de saber más acerca de los movimientos poblacionales. La mayor parte de la información fue obtenida a partir del análisis de los piojos extraídos de dos momias, que fueron enterradas en las Cuevas de Calingasta y en varios refugios rocosos de la zona andina de la provincia de San Juan en Argentina.

Gracias a que la zona está a una altura considerable que mantuvo a las momias a temperaturas muy frías, la conservación de las mismas es excepcional. Pero no solo se han preservado los cuerpos, sino que entre la ropa y los cabellos se han mantenido intactas por más de dos milenios las liendres de los pijos que los parasitaban.

Piojos muy comunicativos

Los científicos lograron encontrar varios huevos de piojos y aplicaron un tinte especial que se une al ADN, además de técnicas de imagen de alta tecnología. El estudio reveló que dentro del cemento que servía para adherir a la liendre al cabello humano existían células del humano parasitado y ese fue el ADN que extrajeron para estudiar.

Los expertos han comprobado que el porcentaje de ADN humano obtenido a partir del cemento para liendres es igual al que puede conseguirse de un diente y rinde más que muchos otros tipos de muestras. La longitud del cemento explicaría la edad de las muestras y la distancia lineal del cabello entre las liendres y el cuero cabelludo aporta datos fundamentales de las condiciones ambientales momentos antes de la muerte.

Las vainas de estos ectoparásitos pueden ofrecer una fuente alternativa y no destructiva de ADN antiguo de alta calidad, de una variedad de taxones de hospedadores donde los huesos y los dientes no están disponibles y revelan detalles complementarios de su historia, incluido el primer caso registrado de poliomavirus de células de Merkel.

Las afinidades genéticas descifradas a partir del análisis del genoma completo del ADN de estas momias informan que, su población migró desde el noroeste de la Amazonia hacia los Andes en el centro de la Argentina; exactamente el mismo resultado se obtuvo empleando el material de las mitocondrias de los piojos del huésped.

Los expertos concluyeron que los individuos estudiados que pertenecieron a la cultura Ansilta provenían originalmente de zonas mucho más al norte del continente, probablemente de las áreas sureñas de Venezuela y Colombia.

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