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miércoles, diciembre 6, 2023

Cambio climático y transporte urbano alternativo

Por otro lado, una crisis energética mundial evidenciada por los cada vez más elevados precios en los combustibles fósiles, como producto del agotamiento de las reservas mundiales, así como de los conflictos en Oriente Medio.

Dos fenómenos de carácter global afectan gravemente la economía y la calidad de vida de la población de nuestro país. Por un lado, el cambio climático global, cuyos impactos sufrimos cada vez en forma más directa y severa a través de lluvias intensas que provocan inundaciones, deslizamientos, daños en la infraestructura vial, en las viviendas, entre otros.

Por otro lado, una crisis energética mundial evidenciada por los cada vez más elevados precios en los combustibles fósiles, como producto del agotamiento de las reservas mundiales, así como de los conflictos en Oriente Medio.

Ambos fenómenos han llegado para quedarse, y no se vislumbra una pronta solución para ninguno de ellos en el corto o mediano plazo.

Desarrollo urbano. Pero, como si esto fuera poco, Costa Rica tiene otra serie de problemas muy graves relacionados con su modelo de desarrollo urbano. Uno de los más significativos es el del transporte urbano. Más de 160.000 vehículos y 13.000 autobuses circulan día a día por la ciudad capital; y entre esta y las otras ciudades del Valle Central se concentra el 80% del flujo vehicular del país.

Las enfermedades respiratorias y otras relacionadas con el sedentarismo y la obesidad están en aumento, mientras el estrés y la violencia se apoderan de nuestras carreteras.

El diseño de políticas que promuevan el uso seguro de la bicicleta como medio de transporte urbano, articulado con trenes interurbanos y tranvías permitirá al país modificar sus patrones de transporte urbano y avanzar hacia nuevos modelos basados en sistemas menos contaminantes que reduzcan el tráfico urbano y, por tanto, el congestionamiento vial; que permitan al país reducir la factura petrolera y mejoren la calidad de vida y la salud de la población incentivando la actividad física y la recreación.

Europa, los gigantes asiáticos, y muchos países de América Latina ya han desarrollado extensas redes de ciclovías urbanas y promueven el uso de bicicletas como medio de transporte urbano, no solo para la recreación, sino para que la población se movilice hacia sus centros de trabajo y de estudio.

Se ha creado toda una infraestructura urbana, con estacionamientos para bicicletas en sitios públicos, comercios e instituciones, así como en paradas de buses y trenes. Además, se han señalizado las calles y carreteras, dando prioridad a ciclistas en las vías públicas, obligando a los conductores a respetarles.

Obra visionaria. En Cartago se está construyendo la primera ciclovía urbana de Costa Rica, luego del éxito que han tenido este tipo de vías en lugares como Caldera, El Roble, distintos lugares de Guanacaste, Upala y recientemente en Sarapiquí.

Esta es la primera ciclovía que está insertada dentro de la ciudad, que comunica los principales centros de estudio y comercio de Cartago con íconos urbanos como la basílica de los Ángeles y la estación del ferrocarril.

Sin embargo, esta obra visionaria ha sido fuertemente criticada por algunos sectores y medios de comunicación que se resisten al cambio de paradigma y que se niegan a entender que es necesario transformar profundamente la forma de movilizarse dentro de las ciudades.

Los vehículos particulares ocupan el 70% de todo el espacio público disponible en nuestras ciudades, pero solo movilizan al 30% de la población; es decir, a una pequeña élite urbana que acapara y se beneficia del espacio público y que traslada los costos sociales y ambientales de su forma de vida, al grueso de la población; a ese 70% de las personas que día a día se aglomeran en estrechas aceras, que sufren la contaminación, el ruido y la agresividad de conductores violentos, que se creen dueños de las carreteras.

Las Municipalidades de Montes de Oca y San José también tienen planes de construir ciclovías en sus ciudades. Sin embargo, considerando la experiencia de Cartago, es necesario que estos proyectos se acompañen de adecuadas campañas de información y concientización a la población para que comprendan la importancia y la necesidad de estas obras.

Las ciclovías no son suficientes; es necesario que se dote a las ciudades de la infraestructura necesaria (tal como lo hará Cartago a partir del año 2013), instalando estacionamientos, colocando señales viales, creando incentivos para quienes usen su bicicleta como transporte, y articulando estas con el tren interurbano.

Es necesario que las ciclovías estén interconectadas entre sí, o bien se construyan en forma de circuito (como la de Cartago) para que la población pueda usarlas. La pobre experiencia del MOPT en Hatillo así lo demuestra. Una ciclovía aislada, incomunicada, no es más que un desperdicio de recurso.

Heredia, Alajuela, así como otros centros urbanos como Tibás, Moravia, Santo Domingo, Escazú, Curridabat, para citar solo algunos, deben seguir el ejemplo de Cartago y San José: construir ciclovías, construir bulevares peatonales, dotar a la población de zonas públicas para la gente, no para los vehículos.

Será de esta forma como nuestro país podrá adaptarse a la crisis energética y al cambio climático global que ya nos golpea; se logrará reducir el gasto en combustibles y aliviar el bolsillo de la gente, al tiempo que se eleva la calidad de vida de la población, se mejora la salud, se reduce el estrés y la violencia urbana.

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