La puesta en marcha de proyectos de generación de energía aprovechando la luz solar, es la última fase de la estrategia de desarrollo de energías renovables iniciada a fines de mayo
Imaginarse 200 mil paneles solares uno junto a otro, ocupando más de 100 hectáreas de terreno en una sola «granja», con capacidad de generar 50 MW de energía eléctrica, es un ejercicio de futuro que probablemente, el año próximo pueda comenzar a convertirse en realidad.
La puesta en marcha de proyectos de generación de energía aprovechando la luz solar, es la última fase de la estrategia de desarrollo de energías renovables iniciada a fines de mayo, cuando se abrió el llamado a interesados a participar en esta primera convocatoria, que estará habilitada hasta el 2 de septiembre.
La convocatoria de UTE fue para proyectos de entre 5 y 50 MW de potencia instalada, con el objetivo de firmar contratos a 25 años. En los primeros días de abierto el llamado, se presentaron cuatro propuestas, por un total de 166 MW, para una oferta global de 200 MW. A partir de allí, no hubo nuevos interesados que permitieran cubrir los 34 MW restantes.
Evaluación
Si bien desde la Dirección Nacional de Energía se entiende que la respuesta es satisfactoria ya que, para el primer paso de un aprendizaje que llevará unos años en la materia, colocar más del 80% de lo propuesto es un muy buen resultado, detrás de ello es dable visualizar algunas dificultades.
La principal es el precio. Representantes de varias empresas que participaron del data room convocado por UTE, comentaron que desistieron de presentar sus proyectos debido a que el precio no resultaba atractivo. Una segunda razón invocada es que en la zona en que existen las mejores condiciones de sol en el país, la infraestructura de conexión a la red no es suficiente para los proyectos solares, sumado a varios de energía eólica proyectados para el mismo lugar.
Otras compañías que en un primer momento estuvieron interesadas en la FV (energía fotovoltaica), coincidieron en que, ante esas dificultades, prefieren aguardar una nueva convocatoria para energía eólica, la que consideran más rentable para los inversores, inclusive por la posibilidad de compatibilizar la instalación de aerogeneradores con otro tipo de aprovechamiento del espacio físico que, con la colocación de paneles fotovoltaicos, es muy limitado.
Cabe recordar que los paneles se colocan sobre el piso, en estructuras de aluminio con una inclinación de 45 grados, unos junto a otros, por lo tanto cubren completamente la superficie destinada a tales efectos. En el caso de la energía eólica, los aerogeneradores pueden convivir con ganado o plantíos debajo.
A pesar de esos cuestionamientos, de mantenerse en pie los cuatro proyectos existentes, el impacto será importante. Además de sumar los mencionados 166 MW de energía a la red, representan una inversión superior a los 200 millones de dólares, así como un desafío de instalación, transporte y logística nacional, sumado a la fabricación de algunas estructuras que podrían realizarse en empresas locales.
Junto a ello, debe señalarse que la Regional Norte de la Universidad de la República tiene previsto, próximo a la Represa de Salto Grande, desarrollar las instalaciones donde se dará formación académica sobre este tipo de energía, de forma de generar el capital humano que pueda llevar adelante el desarrollo de estas tecnologías.
En Salto Grande
Los proyectos presentados configuran 2 granjas para 50 MW y una más pequeña de 16 MW, los tres en Salto, mientras los restantes 50 MW se distribuirán en granjas más pequeñas en distintos puntos del país.
La primera granja de 50 MW tiene previsto conectarse a la subestación de Salto Grande. Junto con la de 16 MW que se conectará en la ciudad de Salto, la reserva de ambos espacios correspondió a Seg Ingeniería, firma uruguaya con casi dos décadas de participación en el mercado en el área de la consultoría en reducción de costos energéticos, y participante activa en el desarrollo de proyectos de energía eólica y pequeñas centrales hidroeléctricas. Asociada a Seg Ingeniería, participa la alemana EAB New Energy, una sociedad que ya participa en el proyectos eólico en Agua Leguas en Peralta, Tacuarembó.
Desde la compañía, se anunció que la inversión prevista para estos proyectos es cercana a los 80 millones de dólares -se estima que es necesaria una inversión aproximada a 1,5 millones de dólares para generar cada MW de fotovoltaica- y actualmente se está en fase de estudio, tanto técnico, como del terreno a utilizar.
Inversión española
El otro proyecto de 50 MW a conectarse en la ciudad de Salto, corresponde a Ventus, empresa uruguaya fundada en 2010, enfocada a brindar servicios de ingeniería y consultoría a proyectos energéticos, que también participa del desarrollo eólico, a partir de Kentilux I y II, un parque ya activo y otro en desarrollo en San José.
Ventus forma parte de una sociedad junto con la española Fotowatio, operador de peso en su país, con más de 130 MW de capacidad instalada y una cartera de más de 1.000 MW en desarrollo en distintas zonas geográficas.
Fuentes de la empresa comentaron que ya han depositado todas las garantías solicitadas por UTE y están trabajando en el diseño del parque, así como en el relevamiento del suelo.
A pequeña escala
El restante proyecto, corresponde a la empresa Solco Uruguay, dedicada a la energía renovable, con más de 25 años de experiencia en el diseño de soluciones, selección y montaje de equipos.
Esta firma fue la que instaló el primer aerogenerador del país conectado a la red de UTE en el primer paso del desarrollo del proyecto de Sierra de los Caracoles, con UTE y la Facultad de Ingeniería, en el año 2000.
Para el desarrollo de pequeñas granjas de entre 600 KW y 5 MW, trabaja junto a inversores españoles, italianos, y estadounidenses, de acuerdo a lo comentado por sus responsables.
Solco se encargará de la importación de los componentes y el montaje de las granjas, y el modelo de negocio prevé la entrega de los proyectos llave en mano, así como su mantenimiento. Trabajarán con equipos provistos por la firma ET Solar, proveedor global con plantas en China y Alemania.
El factor precio
El gobierno uruguayo estableció un precio de 91,50 dólares por MW generado, siempre y cuando las centrales comiencen a producir energía antes de junio de 2014. Después de esa fecha, el precio por MW cae a 86,60 dólares.
Expertos del área coincidieron en que iniciar el proceso pagando precios muy bajos conlleva el riesgo de dejar algunos jugadores importantes fuera de carrera, y cuando el resultado financiero no es tan seguro, aumenta la posibilidad de que entre quienes se presenten pueda existir algún proyecto que no reúna las mejores condiciones.
Entre las firmas que se mostraron interesadas pero finalmente no completaron la oferta, el principal escollo que identificaron es el precio, «entre los más bajos del mundo», sostuvo un representante local de una firma internacional que participó del data room de diciembre pasado. Del relevamiento efectuado surge que algunas compañías no descartan presentarse a futuros llamados, siempre que los precios ofrecidos estén en consonancia con los internacionales.
Las autoridades admiten que los precios son bajos, pero consideran que son los que prudentemente pueden ofrecerse, para esta primera etapa exploratoria.
Si bien es cierto que la cotización de la energía fotovoltaica ha bajado a nivel mundial, producto de la crisis en Europa y de varios proyectos que quedaron en suspenso, los precios en los mercados más dinámicos son sensiblemente superiores. China ya no paga 160 dólares por MW, como hasta hace relativamente poco tiempo, pero operadores del sector confirmaron que la cotización no baja de 110 dólares por MW, sensiblemente por encima de lo ofrecido en Uruguay.
Por otro lado, los precios de los módulos fotovoltaicos bajaron mucho últimamente, lo que reduce los presupuestos de montaje de las granjas. Hace unos años, los paneles de silicio costaban 4 dólares por vatio, y a precios del mes de junio pasado, las fábricas chinas lo ubicaban en 50 centavos por vatio. Precisamente, en China, las empresas construyen fábricas cada vez más grandes para producir módulos fotovoltaicos, lo que presiona a la baja los precios.
Más sol en el litoral noroeste, menos en Rocha
En el país hay una muy buena disponibilidad del recurso solar. Posee niveles similares a España, uno de los países de Europa con mayor cantidad de horas de sol, y en algunas regiones, por encima del promedio de Alemania. El nivel de irradiación solar en Uruguay no es parejo en todo el país; por ejemplo, de Rocha a Artigas hay una variación de entre un 15%-20% del recurso. La zona con mayor irradiación se ubica en los departamentos de Artigas y Salto.
En Uruguay, la energía FV tiene una fase experimental puesta en marcha a principios de la década, con la confección del mapa solar, el impulso a la generación solar térmica (para el calentamiento de agua) y los primeros proyectos fotovoltaicos de microgeneración.
Posteriormente, en marzo pasado se puso en marcha el proyecto piloto de Salto Grande, financiado por la Agencia de Cooperación Internacional de Japón (JICA) compuesto por 2.240 paneles solares que captan la energía que irradia el sol y produce un máximo de 481,6 kilovatios pico de potencia (el máximo de potencial de producción).
Alemania, junto con Japón, Estados Unidos, Italia, Bélgica, China, Francia, Australia y España encabezaban el ranking de mayor desarrollo de energía FV a finales de 2012. En América Latina, el mayor desarrollo, aún incipiente, está en México.
En los últimos años se produjo un crecimiento exponencial de la producción mundial de energía fotovoltaica. Según un informe de la Asociación Europea de la Industria Fotovoltaica, toda la energía de esa fuente acumulada en el mundo se situó en 100 GW en 2012. Esa potencia es equivalente a 16 centrales de carbón o reactores nucleares y evita la emisión de 53 millones de toneladas de CO cada año en el mundo.
Una nueva opción de generación limpia
Los paneles solares fotovoltaicos se componen de celdas que convierten la luz en electricidad. Dichas celdas se aprovechan del efecto fotovoltaico, mediante el cual la energía luminosa produce cargas positivas y negativas en dos semiconductores próximos de distinto tipo, con lo que se produce un campo eléctrico con capacidad de generar corriente.
La instalación de granjas solares de energía FV tiene como primera barrera una alta inversión inicial y una disponibilidad de energía variable; además, se debe tener en cuenta la necesidad de disponer de amplias superficies de terreno y el desconocimiento que hay en el país sobre eventuales impactos (por ejemplo, paisajístico). Como contrapartida, las ventajas enumeradas por sus impulsores son varias. En primer lugar, al no producir ningún tipo de combustión no se generan contaminantes atmosféricos; se trata de un mecanismo limpio y silencioso. Asimismo, el silicio, elemento base para la fabricación de las células, es un material abundante, por lo que no resulta necesario una explotación intensiva para su obtención. Paralelamente, no necesita de ningún combustible ni de otros elementos, como agua o viento, para su producción. Otros aspectos a destacar son los costos de operación comparativamente bajos y un mantenimiento sencillo, al tiempo que los módulos tienen un período de vida de hasta 20 años.
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