En la Cumbre de Brasil se juega el futuro de la Amazonía. Desde el momento cero en el que comenzó la cumbre, quedó muy claro que la lucha principal es contra la deforestación. Así lo dijo el presidente del país anfitrión, Lula Da Silva, quien dio el discurso inaugural.
Para el mandatario esta es una cuestión que trasciende lo político. Por lo que propuso confeccionar un plan detallado para salvar a la Amazonía, basándose en los consejos de los científicos, expertos y técnicos. Y con la meta de que todo el desarrollo de la zona se base en la sostenibilidad.
De esta cumbre ha nacido una “Alianza Amazónica de Lucha contra la Deforestación”. La misma será apoyada y suscrita por los países participantes: Brasil, Bolivia, Ecuador, Guyana, Colombia, Perú, Venezuela y Surinam. Se espera que en las horas que restan de reunión se establezcan objetivos y compromisos claros, basados en metas alcanzables.
En lo que han coincidido los representantes de las naciones participantes es en la urgencia que hay de tomar acciones. Se habla de un punto de no retorno que podría estar peligrosamente cerca. Y pasado el cual el daño al medio ambiente y la biodiversidad, sería prácticamente irreversible. Lo que preocupa, en grado sumo, no solo a los países implicados, sino al resto del mundo.

El ‘sueño amazónico’
Para Lula Da Silva es necesario tener un ‘sueño amazónico común. Una expresión que fue ampliamente ovacionada por los participantes de la Cumbre. Y muy bien recibida por los activistas que defienden el medio ambiente de la selva sudamericana. Pero la declaración que surgió de la primera jornada no ha sido todo lo satisfactoria que se esperaba.
La declaración conjunta no tiene objetivos claros y definidos en cuanto a la erradicación del flagelo de la deforestación. Las 8 naciones que componen la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA) elaboraron un documento de 113 puntos en el cual se dice mucho, pero se promete poco.
Para que el ´sueño amazónico’ sea una realidad son necesarias acciones concretas. Que se pongan en práctica ya. No es posible seguir esperando y aplazando hasta 2025, 2030, 2057 o quién sabe hasta cuando más. La selva amazónica se muere hoy. Y si se sigue sin hacer nada, en breve, poco quedará por salvar. En la Cumbre de Brasil se juega el futuro de la Amazonía.