Las energías limpias se posicionan como una energía en pleno desarrollo en pos de la preocupación que tenemos actualmente por preservar el medioambiente y la crisis de las energías agotables. Libres de toda contaminación y residuo, las energías limpias tienen diferencias con las energías renovables.
A pesar de que contribuyen con la sostenibilidad, las energías limpias y las energías renovables no son lo mismo. Las primeras serían aquellas fuentes de energía que contaminan poco, como la eólica; y las segundas son aquellas que se encuentran en abundancia en nuestro entorno, son renovadas por la propia naturaleza y emiten pocos contaminantes, como la solar o la biomasa.
La energía limpia, también conocida como energía verde, es aquella que no libera gases de efecto invernadero ni otros contaminantes durante su producción, transporte o consumo. Es decir, es respetuosa con el medio ambiente.
Esto la diferencia de fuentes como los combustibles fósiles derivados del petróleo, carbón o gas natural, cuya quema u procesamiento industrial sí genera importantes emisiones de CO2 y otros gases nocivos.
La energía limpia proviene de recursos naturales que se regeneran constantemente y prácticamente no se ven afectados por su uso, como el sol, el viento, el agua en movimiento de ríos o mareas, el calor geotérmico. Es crucial comprender que todas las energías limpias son, por definición, renovables, como el caso de la energía solar. Sin embargo, la inversa no siempre es cierta: no todas las energías renovables son necesariamente limpias.
Algunos ejemplos concretos sobre cuáles son las energías más limpias:
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La energía solar fotovoltaica
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Térmica Eólica
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Hidroeléctrica
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Mareomotriz
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Geotérmica
La energía no se crea ni se destruye, solo se transforma. La frase que resume la ley de la conservación de la energía ha acompañado la historia del ser humano. Desde que logramos manejar el fuego, nos hemos vuelto cada vez más expertos en transformar esa energía para aprovecharla. La intentamos extraer del viento y del sol, se la robamos a la fuerza del agua, aprovechamos el esfuerzo de las plantas para almacenar energía química y la buscamos en las profundidades de la Tierra.
Características de las energías limpias
Las energías limpias y las energías renovables no son lo mismo. De hecho, si somos estrictos, las energías limpias no existen. Las también llamadas energías verdes son aquellas que no emiten ningún tipo de contaminante ni tienen un impacto negativo en el medioambiente durante su producción y ni su consumo. Así, miremos donde miremos, ni siquiera los usos más sencillos de la energía, como el aprovechamiento de la fuerza del agua con molinos, son completamente limpios. Por eso, generalmente se amplía la definición y, tal como explican desde el Departamento de Energía de EE. UU., se engloba bajo el término de limpia toda aquella fuente de energía que contamina poco y, sobre todo, que emite pocos gases de efecto invernadero (GEI) en comparación con los combustibles fósiles. Entre ellas, como veremos en el siguiente apartado, hay tanto energías renovables como energías no renovables.
Atendiendo a las emisiones de dióxido de carbono (CO2) durante todo su ciclo de vida, las energías más limpias son la eólica y la nuclear, que generan cuatro gramos de CO2 por cada kilovatio hora (KWh) de energía producido, y la solar, con seis gramos por KWh. En comparación, según datos de Carbon Brief, el carbón, el gas, el petróleo, la hidráulica y la bioenergía son mucho más contaminantes. Solo en 2020, la quema de carbón liberó a la atmósfera 14.000 millones de toneladas de CO2, la de petróleo emitió 12.200 millones y la de gas, 7.500 millones.
Definición de energías renovables
Existen energías, como la nuclear, que son consideradas limpias por su bajo impacto medioambiental y climático, pero no son renovables, ya que utilizan un combustible finito (en este caso, el uranio y otros materiales radiactivos). Y es que como indica el propio término, las energías renovables son aquellas que se encuentran en abundancia en nuestro entorno, son renovadas por la propia naturaleza y emiten pocos contaminantes o gases de efecto invernadero durante su producción y consumo.
Según la definición que da la ONU, el elemento clave de las energías renovables es que se repongan a un ritmo más alto del que son consumidas. Mientras el petróleo o el uranio son finitos, el Sol siempre iluminará la Tierra (y el día que no lo haga, la vida dejará de ser posible). Esta definición es la que hace que la energía de biomasa y los biocombustibles sean considerados renovables, aunque parte de la comunidad científica y del movimiento ecologista no estén de acuerdo.
Durante muchos años, producir energía renovable fue más caro que quemar carbón y petróleo. Sin embargo, según los datos de la Agencia Internacional de las Energías Renovables (IRENA, por sus siglas en inglés), en la mayoría de los países el coste de la energía solar y la eólica ya es más bajo que el de la opción fósil más barata.
Además, las renovables se han convertido en una fuente de empleo importante. Uno de cada dos trabajadores del sector energético a nivel global trabaja con energías renovables, de acuerdo con el último informe de la Agencia Internacional de la Energía (AIE).A continuación, veremos en detalle los principales tipos de energía renovable (solar, eólica, hidráulica, geotérmica y biomasa) y analizaremos por qué el hidrógeno verde, la última promesa de energía limpia, no puede ser considerado renovable.