Tal y como manifestó en la emisora Radio Líder Galicia su Director General, Juan Manuel Revuelta, se trata de una Fundación privada que intenta apoyar la preservación del entorno a través de la innovación, luchando contra las barreras jurídicas que impiden que nuevas tecnologías nos ayuden a abaratar los costes en la gestión de residuos.
La Fundación Finnovaregio, con sede en Bruselas, constituye una entidad de cooperación internacional e interregional que pretende influir en las instituciones de la Unión Europea para promover la innovación y la sostenibilidad en el ámbito de la tecnología, las energías renovables, la gestión de residuos, el agua, la construcción y el turismo.
Tal y como manifestó en la emisora Radio Líder Galicia su Director General, Juan Manuel Revuelta, se trata de una Fundación privada que intenta apoyar la preservación del entorno a través de la innovación, luchando contra las barreras jurídicas que impiden que nuevas tecnologías nos ayuden a abaratar los costes en la gestión de residuos.
Su cometido es también ayudar a emprendedores, ayuntamientos y gobiernos a captar dinero de la Unión Europea para el medio ambiente. De hecho, a través de herramientas de Networking, esta organización imparte formación sobre cómo gestionar los fondos europeos y la legislación en materia ambiental.
Su estructura está conformada por un consejo de administración, que es donde se toman las grandes decisiones, designando a su Director General para la gestión diaria. De éste cuelgan cuatro áreas concretas: fondos, temas jurídicos, comunicación, y formación y pedagogía. Cuentan asimismo con una Delegada para España.
BAJAS TASAS DE RECICLADO EN ESPAÑA Y ELEVADA FRECUENCIA DE RECOGIDA: PROBLEMA COMPLEJO Y CARO
Revuelta puso de relieve que las bajas tasas de reciclado en nuestro país constituye un problema muy complejo, fruto de diversos factores. En este sentido, recomienda ir en la buena línea impulsada por Sogama en Galicia, potenciando el compostaje doméstico y fomentando las campañas de sensibilización. Porque, a su juicio, los ciudadanos deberían estar preocupados en cómo colaborar en la protección del medio ambiente, constituyendo éste en buena parte el futuro del empleo y garantía de futuro para las nuevas generaciones.
En este sentido, explicó que en Bruselas rige una estricta normativa en la gestión de los desechos que se acompaña de sanciones a los ciudadanos cuando éstos no cumplen con sus obligaciones. No hay contenedores en las calles y la basura se recoge dos días a la semana, “algo impensable en España, donde tenemos un servicio de 24 horas que no pagamos”. Apuntó incluso que en Suiza han llegado a pesar los desperdicios de los particulares aplicando a rajatabla el principio comunitario de “quien contamina, paga”.
Respecto a la frecuencia de recogida, se muestra convencido de que antes o después habrá algún alcalde que se lo tome en serio, empezando por reducirla, por ejemplo, a cinco días por semana. “Si hemos sido capaces de cambiar la forma de conducir a través de la imposición del carnet por puntos, podremos conseguir avanzar en el sector de los residuos con fórmulas similares”.
VISIÓN GLOBAL
Trasladó que en Europa hay menos barreras culturales y se aprovechan las nuevas tecnologías para mejorar la gestión de los desechos y abaratar costes. “Porque es evidente que si no separamos los desperdicios en origen, el servicio resulta muy caro y dificultoso”.
Para él, Sogama es una entidad más que abierta a la innovación y las nuevas tecnologías, y comprometida con la mejor gestión de la basura. Y es que, tal y como aseguró, la experiencia demuestra que el compostaje industrial no tiene salida, no hay mercado, y el abono resultante acaba depositado en vertedero, incrementando los costes.
Abogó por la necesidad de tener una visión más holística y mirar lo que se hace fuera. “Si al final optamos por soluciones sin sentido, no solo nos sale caro, sino que estamos atentando contra el medio ambiente. La gente tiene que viajar más”, apostilló.
Respecto a las plantas de valorización energética, dijo que si están bien diseñadas y vigiladas, no acarrean ningún tipo de problema ambiental, pudiendo ser ubicadas en el centro de las ciudades, tal y como sucede en algunos países del norte de Europa.
Llegados a este punto, la pregunta que se hace es si el emplazamiento de la infraestructura central de Sogama es el adecuado, ya que debido a su ubicación, muchas termias que produce en su proceso no pueden ser aprovechadas en forma de calor porque no hay suficientes viviendas a su alrededor que puedan beneficiarse del mismo.