Durante mucho tiempo se pensó que la agricultura tenía la clave para terminar con el principal problema de las energías renovables. Sin embargo, ha salido a la luz una mentira que supone una revolución en el mundo ecológico. De hecho, el sector de este tipo de energía está atravesando un mal momento en nuestro país. España está viendo cómo cae una tendencia de la que antes presumía.
En un momento de constante cambio es difícil encontrar soluciones eternas a los problemas de contaminación. Con el paso del tiempo, hay varias prácticas que se han ido implementando para aprovechar la energía y transformarla en el suministro necesario para una mejor calidad de vida.
No obstante, la creciente tecnología y la llegada de nuevos proyectos demuestran que algunas iniciativas que antes parecían perfectas para paliar determinados problemas, ahora se han convertido precisamente en problemas que se deben solucionar o presentan limitaciones.
Un caso es la cara B de las granjas solares. Podrían no ser tan sostenibles como hemos pensado hasta ahora. En este artículo especializado, te contamos todo lo que necesitas saber sobre el asunto.
La agricultura parecía la respuesta, pero las renovables parecen tener otro camino
Durante la COP28 de Dubái en 2023, se forjó el compromiso de abandonar los combustibles fósiles para mediados de siglo, poniendo especial atención en la necesidad de triplicar la capacidad de energías renovables como la solar para 2030.
Esta fuente, primordial para el Acuerdo de París, muestra retos ambientales pese a sus ventajas. La historia de la energía solar, desde su descubrimiento hasta su eficiencia actual, destaca su potencial y los desafíos de su expansión. Los impactos de la producción de paneles y las macrogranjas solares en el medio ambiente y el clima global necesitan una planificación y gestión cuidadosas.
La energía solar, una alternativa verde a los combustibles fósiles altamente valorada, ha tenido una evidente evolución desde que comenzó a utilizarse hasta el día de hoy. En 1883, llegó la primera célula solar de la mano de Charles Fritts, pese a convertir un 1% de la luz solar en electricidad.
No obstante, este fue el punto de partida de una serie de innovaciones que convertirían la manera en la que captamos la energía del sol.
Hacia la mitad del siglo XX, el trabajo de Daryl Chapin, Calvin Fuller y Gerald Pearson en Bell Laboratories marcó un precedente al crear células de silicio con una eficiencia del 6%. En la actualidad, los paneles solares consiguen eficiencias cercanas al 20%, una victoria considerable si tenemos en cuenta que la eficiencia de la fotosíntesis en muchas plantas no sobrepasa el 2%.
Este avance en la eficiencia ha ayudado a que la energía solar fotovoltaica se transforme en la tercera mayor fuente de energía renovable del mundo. Las únicas que la superan son la hidroelectricidad y el viento. Pese que en la actualidad representa es el 4,5% de la electricidad global, su progreso es exponencial.
Supuso un aumento del 26% en 2022 en comparación con el año anterior. La proyección para 2050 es que la energía solar pueda producir una cuarta parte de la electricidad mundial, según la información de la Agencia Internacional de la Energía.
La agricultura no tiene el reinado de las renovables por estas razones
A pesar de la mejora, la producción de energía solar sigue teniendo impacto ambiental en su fabricación. La producción de paneles solares necesita materiales como vidrio, cobre, aluminio, plata, silicio, plomo y, en la próxima generación, de película delgada, metales como cobre, indio, galio, selenio, cadmio y teluro.
Estos materiales suponen el 90% del impacto energético y de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) de los paneles, además de que la fabricación consigue una considerable cantidad de energía.
Por otra parte, la instalación de granjas solares también conlleva significativos desafíos ambientales. La preparación del terreno implica remover la vegetación y alterar el hábitat natural.
Un estudio expuso las consecuencias de cubrir el 20% del desierto del Sáhara con paneles solares. Su conclusión fue alarmante. Se advirtió que podría alterar mucho los patrones climáticos mundiales. La correcta planificación y regulación de las instalaciones solares son cruciales para bajar su impacto ambiental.
Parecía que la agricultura era la solución para las renovables, pero se está comprobando que no todo es color de rosa con las granjas solares. Al mismo tiempo, aparecen en el mundo mercado nuevas soluciones para hacer efectiva la transición energética. Es el caso del objeto de hace 140 años que es capaz de producir electricidad.