Con el apagón de ayer en España se confirmó una realidad: las ‘energías renovables’ son el único futuro confiable, viable y rentable como suministro, tal y como recuerdan organizaciones medioambientales. Una falta de suministro eléctrico que dejó algunas lecciones y aprendizajes en esas largas horas sin luz y en medio de ciudades sumadas en el caos.
Como estas mismas entidades defienden, este apagón debe ser un punto de inflexión para «acelerar los esfuerzos por descarbonizar nuestro mix energético, ampliar el colchón renovable, el autoconsumo, las comunidades energéticas y agilizar el almacenamiento«.
En este mismo sentido, recuerdan que la energía depende todavía a día de hoy de los combustibles fósiles, lo que se considera un pronóstico grave para garantizar la protección del clima, la biodiversidad y la seguridad energética.
El gran apagón: la seguridad era la energía y mucho más
El gran apagón de este lunes, 28 de abril, deja ya algunas lecciones y aprendizajes. Mientras aún prosiguen las tareas de recuperación e investigación, lo prioritario es expresar (como así demuestran asociaciones medioambientales) la solidaridad con todas las personas que han sufrido situaciones incómodas o graves durante las últimas horas. También es importante trasladar la gratitud a todo el personal de emergencias y a todos los equipos de profesionales que han atendido a la población y han contribuido a restablecer el suministro eléctrico.
Al mismo tiempo, como consideran estas organizaciones, y a falta de investigaciones más detalladas, se pueden hacer algunos primeros análisis.
- La seguridad era esto: «La seguridad no era una remesa de balas de Israel». La seguridad era esto: la resiliencia de las infraestructuras, de los transportes, de las ciudades, con especial atención a la seguridad energética. Frente al belicismo incuestionable y los discursos condescendientes contra el “buenismo” y el “pacifismo”, es momento de recordar que el destino de cada euro es una decisión con una carga moral.
- Tiempo de energía renovable: Otra de las lecciones silenciosas que deja este apagón es que las renovables son el único futuro seguro, viable y rentable como suministro. «Este apagón debe acelerar los esfuerzos por descarbonizar nuestro mix energético, ampliar el colchón renovable, el autoconsumo, las comunidades energéticas y agilizar el almacenamiento. Un mix energético aún dependiente de los combustibles fósiles es el peor pronóstico para el clima, la biodiversidad y la seguridad energética».
- Otro fiasco nuclear: Este gran apagón ha mostrado algunas de las debilidades más flagrantes de la nuclear. Alrededor de las cinco de la tarde, cuando el suministro empezaba a extenderse por la península de nuevo, las renovables estaban generando ya el 90% de la energía eléctrica que se estaba suministrando, lo que demuestra una vez más su gran flexibilidad. Mientras tanto, España seguía (y sigue 24 horas después) esperando a que alguna nuclear lograra completar sus «lentos y anquilosados arranques».
- Amargo simulacro del dolor ajeno: «Una vez más, con todo el cariño a las personas afectadas, quizá merezca la pena dedicar un instante también a reflexionar (algo fácil desde el privilegio) sobre cómo es la vida cotidiana de millones de personas alrededor del mundo (desde la Cañada Real a Gaza) cuando nos arrebatan algo tan básico como la electricidad. Para muchas personas en España y Portugal, la jornada de ayer fue dolorosa, para muchas otras quedará en alguna molestia, frustración o anécdota».
- Aprender a ir más despacio para llegar más lejos: Para quienes tuvieron la suerte de no sufrir graves daños o trastornos, ¿cómo les sentó durante unas horas viviendo una vida más lenta? Una vez más, algunas personas hablaron por primera vez con vecinos, se atrevieron a conversar con alguien desconocido en la calle, se dejó de mirar la pantalla en la que ahora se lee esto, se echaba de menos una bici o una ciudad más amable con los trayectos peatonales… Quizá la seguridad también sea pisar con cautela el freno y poner la vida en el centro.
Cuando falta la energía uno se da cuenta de que hay prioridades para su uso. Lo que se hizo espontáneamente ayer durante el apagón indica qué es lo verdaderamente importante y cómo hay usos que consumen mucha energía de los que realmente se pueden prescindir o se pueden reducir.
«En un mundo que debe limitar su nivel de consumo a los límites físicos planetarios (climáticos y de biodiversidad), lo razonable sería distinguir lo prioritario de lo superfluo, y hacerlo de manera organizada y no bajo la presión de una catástrofe, del tipo que sea. Es lo que se llama suficiencia: reducir el consumo (o aumentarlo, quien está por debajo) para adaptarlo a lo que el planeta da sin comprometer la capacidad de sostener la vida«, sentencian estas organizaciones ecologistas.