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viernes, marzo 31, 2023

CAN-E y el mercado eléctrico del futuro

La Comisión Europea publicó recientemente su propuesta de reforma del mercado eléctrico comunitario, que incluye algunas de las propuestas demandadas por Ecodes, Fundación Renovables y Greenpeace, pero sigue apoyando tecnologías obsoletas e inflexibles como la nuclear.

CAN-E y el mercado eléctrico del futuro. Tras la publicación de la propuesta de la Comisión europea para la reforma del mercado eléctrico, las organizaciones Ecodes, Fundación Renovables y Greenpeace, miembros en España de Climate Action Network Europe (CAN-E), advierten de que el único mercado eléctrico del futuro será el que ponga a las personas y el planeta en el centro.

Es decir, el que cumpla con el Acuerdo de París eliminando progresivamente los combustibles fósiles y la energía nuclear e impulse un sistema eléctrico eficiente, flexible, distribuido y 100% renovable, que reconozca el valor de la participación de la ciudadanía en un marco de transición justa y asegure el acceso a una electricidad renovable y asequible para todo el mundo.

Puntos a favor

Las organizaciones, que el pasado mes de febrero enviaron sus observaciones a la consulta previa de la Comisión Europea, celebran que la propuesta recoja algunas de sus demandas: la prohibición de cortes de suministro para personas vulnerables; el mandato para objetivos específicos de flexibilidad en los Planes Integrados de Clima y Energía de los Estados miembros.

La aprobación de esquemas de intercambio de electricidad entre usuarios más allá de las subestaciones, como, por ejemplo, el autoconsumo de proximidad, y el permiso para la participación de los recursos distribuidos de flexibilidad en los mercados de corto plazo (reduce la cuota mínima de participación a 100 kW).

Además, las organizaciones valoran que se otorgue un rol más relevante a los mercados a largo plazo para impulsar la implantación de las energías renovables y complementar los mercados de corto plazo encargados de dar señales para activar la flexibilidad. Sin embargo, alertan de que la Comisión sigue poniendo en el mismo saco a la energía nuclear (1), que no debería recibir señales de mercado para alargar su vida útil, y las energías renovables: ambas son consideradas como tecnologías “low-carbon”, lo que les concede acceso, por ejemplo, a las ventajas de los contratos por diferencia.

Las organizaciones también acogen con satisfacción la propuesta de que los Estados miembros diseñen o rediseñen mecanismos de capacidad e introduzcan nuevos esquemas de apoyo para promover la flexibilidad en la demanda. Sin embargo, advierten de que es necesario reducir el límite de CO2 requerido para los mecanismos de capacidad gradualmente hacia cero para no seguir dependiendo del gas para aportar flexibilidad al sistema.

No todo es tan maravilloso

Además, las organizaciones insisten en que, con la reforma del mercado eléctrico, no se deben acomodar solo los intereses económicos de cada uno de los actores energéticos. Si no que también se tienen que incorporar los ambientales y sociales. Precisamente el hecho de que las señales de todos los mercados energéticos no hayan incluido, hasta ahora, los impactos negativos de la quema de combustibles fósiles sobre las personas y el planeta ha provocado que la sociedad siga dependiendo de ellos.

Lo que, a su vez, ha generado la crisis climática y de precios actuales. También, al no incluir el coste de la gestión de los residuos radiactivos de la energía nuclear, condenan a la sociedad a una tecnología insegura, cara e inflexible.

Muchos reclamos desoídos

Ecodes, Fundación Renovables y Greenpeace reclaman también que toda reforma del mercado eléctrico reconozca el derecho de las personas a generar, usar, intercambiar y almacenar una energía limpia y asequible. Así como a ver reconocida la valía de su participación en el sistema eléctrico, garantizando a todo el mundo un acceso adecuado al capital, a la tecnología y al conocimiento necesarios para su participación en pie de igualdad con las compañías energéticas.

Para ello, es necesario asegurar un panorama estable y de confianza para las personas usuarias activas, minimizando su exposición a los riesgos de participación y reconociendo los beneficios de los recursos de flexibilidad y energéticos distribuidos que aportan. Las medidas del lado de la demanda (incluidos el ahorro energético y la flexibilidad, como, por ejemplo, el almacenamiento) deben valorarse como recursos con el mismo peso que los de generación. E incentivarse para reducir los picos de demanda y sustituir el papel «marginal», pero muy costoso, del gas fósil.

Así, se garantizaría que las personas usuarias sean quienes entienden y, al mismo tiempo, controlan sus facturas eléctricas, beneficiándose totalmente del efecto de abaratamiento del precio de la electricidad que tiene el aumento de la generación renovable. CAN-E y el mercado eléctrico del futuro.

Nota

  1. A la 1 pm del 10 de marzo de 2023 (hora pico solar) España ha estado a apenas 2 GW de alcanzar un 100 % de generación renovable. Como los 7 GW de potencia nuclear no se podían parar, la energía excedente se dedicaba a bombear agua (2,1GW) y a exportar (5,3 GW). Sin embargo, cuando la entrada de energías renovables variables siga aumentando en el sistema, pronto la presencia de la energía nuclear inflexible implicará vertidos de energías renovables.
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