Si hay algo que caracteriza al ser humano es su capacidad resiliente. Una situación que se presenta como un problema en primera instancia puede tener varios desenlaces positivos. Quién nos iba a decir hace unos años atrás que una circunstancia que hizo quemar miles de millones en desiertos, hoy se tornaría como la posible salvadora del planeta.
Un ejemplo de proyectos que fracasaron a lo largo de la historia es la planta Ivanpah. En 2014, la planta solar Ivanpah fue vista como un nuevo inicio en la era energética. Situada en el desierto de California, hizo un mix entre alta tecnología y sostenibilidad en un sistema innovador. Más de una década después, lo que empezó siendo “la revolución” terminó reducido a cenizas.
Se estima que el cierre definitivo tendrá lugar en 2026 y los motivos superan cualquier razonamiento de ingeniería. El objetivo principal era utilizar 300 000 espejos presuntamente controlados por computadora para reflejar la luz solar y calentar el agua en torres, produciendo vapor y electricidad. Al llevar el proyecto a la práctica, la realidad se volvió caótica y fracasó.
Antes quemaban millones en desiertos, ahora cazan amenazas galácticas
En este contexto, los desiertos ya se están utilizando para otros fines. Es el caso del proyecto de China, que está llevando ejércitos de robots a los desiertos. Volviendo a las plantas solares de concentración, las que dirigen la luz mediante helióstatos hacia una gran torre central, su concepto ya no resulta rentable.
A estas alturas, les es imposible competir con el desplome de precios de la energía fotovoltaica. Sin embargo, esto no significa el fin de estos proyectos, sino la apertura de una nueva línea de negocio. En Estados Unidos, se está llevando a cabo un proyecto piloto que busca aprovechar estos monumentales campos de espejos cuando cae el Sol.
La meta es emplearlos para la defensa planetaria. Durante el día, los heliostatos crean energía concentrado la luz solar en una torre conectada a unas turbinas de vapor. Cuando llega la noche, se convierten en una fortaleza para el planeta, protegiéndolo de asteroides potencialmente peligrosos.
John Sandusky, investigador científico de los Laboratorios Sandia, lleva casi dos décadas planteándose qué hacer con este tipo de proyectos.
Vía comunicado, expresó: “Los campos de heliostatos no tienen un trabajo nocturno. Simplemente están ahí, sin usarse. Tenemos la oportunidad de darles un trabajo nocturno a un coste relativamente bajo para encontrar objetos cercanos a la Tierra”.
Los heliostatos serán la fortaleza de la tierra: hallan un nuevo futuro para los desiertos
El concepto no es utilizar heliostatos para capturar fotos del cielo. Su calidad óptima no resulta suficiente para lograr imágenes nítidas como las que sí podría proporcionar un telescopio. La novedad de esta propuesta quedó plasmada en un informe publicado a finales del año pasado en SPIE que se ha probado.
Radica en utilizar el mejor atributo de estos espejos: la concentración de mucha, mucha luz. El sistema tradicional persigue en las imágenes de larga exposición las estelas que dejan los asteroides al moverse contra el fondo de las estrellas fijas.
El método de Sandusky es totalmente distinto y está basado en el estudio de frecuencias. No apunta a un punto fijo. En lugar de eso, el software de la planta hace que los helióstatos (espejos diseñados para seguir al Sol) oscilen.
De esta manera, barren una discreta porción del cielo a un ritmo constante y repetitivo. La luz de las estrellas, barrida a este rimo, produce una señal en el receptor de la torre con una frecuencia concreta y predecible. Se trata del “tono” base del cielo.
Los desiertos se convierten en el “campo de batalla” de la Tierra
Cuando un asteroide cruza ese campo de visión, se mueve a una velocidad angular distinta a la de las estrellas. Esto genera que la luz reflejada produzca una señal con una frecuencia ligeramente distinta a la del “tono” base. Corresponde a un cambio de pequeñas dimensiones, pero medible con la tecnología actual.
Y puede utilizarse para detectar asteroides por su relativa velocidad a las estrellas. Un equipo ha demostrado la viabilidad del método haciendo uso de un solo helióstato. Ya se está trabajando para escalar en esta idea e implementarla en una gran planta solar.
El objetivo es incrementar la sensibilidad y detectar objetos más pequeños y lejanos. Incluso el rastro de satélites y otros objetos en el espacio cislunar, para vender la idea a la Fuerza Espacial.
De quemar miles de millones en desiertos a defender el planeta, este cambio radical es tan inesperado como inspirador. Si todavía quieres saber más sobre lo que significaron en el pasado este tipo de proyectos, aquí te ampliamos la información.