El objetivo de multiplicar por más de tres la producción de biogás para 2030 en la UE carece de una evaluación de impacto ambiental rigurosa y podría tener efectos contraproducentes para el clima y el medio ambiente, según un informe publicado este martes por varias organizaciones ecologistas a través de la coalición El Metano Importa (Methane Matters).
«El biogás es un caballo de Troya fósil, vendido como una solución verde pero que, en realidad, obliga a la UE a seguir dependiendo del gas y fomenta la industrialización de la ganadería«, declaró en un comunicado el responsable de políticas de calidad del aire y agricultura de la Oficina Europea del Medioambiente, Luc Powell.
La iniciativa REPowerEU, lanzada por la Comisión Europea tras la invasión rusa de Ucrania para reducir la dependencia energética de Moscú, contempla que la UE alcance 35.000 millones de metros cúbicos de producción de biometano (biogás depurado hasta alcanzar un 90 % de metano).
Esa estrategia se apoya esencialmente en la diversificación de suministros de gas natural y en el despliegue de fuentes de energía renovable, pero también aboga por promover el biogás, que actualmente representa en torno al 1 % del consumo energético de la UE.
Los objetivos de REPowerEU, especialmente en lo relativo al biogás, no están respaldados «por análisis ambientales sólidos«, según el estudio que firman la Oficina Europea del Medioambiente, Desecho Cero Europa, la Agencia de Investigación Ambiental, Deutsche Umwelthilfe o la Fundación Changing Markets.
Esas organizaciones señalan que más de 37.000 millones de euros de fondos europeos podrían canalizarse hacia proyectos de biogás sin verificaciones ambientales robustas, incentivando una expansión masiva de plantas que comprometa la sostenibilidad del sector.
28.000 millones de euros en inversiones privadas hasta 2030
«La ‘fiebre del biogás‘ ha generado además 28.000 millones de euros en inversiones privadas hasta 2030, con riesgo de quedar atrapados en un modelo insostenible y de crear riesgos climáticos y financieros a largo plazo», afirman los autores, que subrayan el principal receptor europeos de estas inversiones es España, con inversiones de 4.800 millones de euros previstas hasta 2030, seguida de Dinamarca (1.300) y Francia (1.700 millones).
Aunque muchas de las nuevas plantas de biometano se construyen utilizando residuos orgánicos como restos de alimentos o estiércol en lugar de cultivos energéticos, esto podría crear nuevos problemas, ya que el estiércol no puede convertirse en una fuente ilimitada de materia prima debido a que la normativa europea obliga a reducir los desechos alimentarios.
Además, la actual metodología de sostenibilidad europea (RED III) contabiliza el estiércol como un residuo de «emisiones cero» y otorga «créditos» por las emisiones evitadas, sin tener en cuenta su impacto en el uso del suelo ni las emisiones ganaderas asociadas, critican.
Todo ello podría «consolidar prácticas ganaderas intensivas e insostenibles» y hacer perder oportunidades más eficaces de reducción del metano, como disminuir el tamaño de los rebaños, añaden.
En Estados Unidos, los subsidios al estiércol incentivaron el aumento del tamaño de las explotaciones lecheras en un 3,7 %, añade el estudio, que añade que en la Unión Europea estas representan el 49 % de las emisiones agrícolas de la UE, y el estiércol otro 17 %.
Por ello, la coalición El Metano Importa llama a la Comisión Europea y a los países de la UE a realizar «de inmediato» una evaluación ambiental completa del plan REPowerEU.
Reclaman también que se establezcan límites claros al uso de estiércol, que se prohíban los cultivos alimentarios como materia prima, que se definan los usos apropiados del biogás y que se refuerce la aplicación de las directivas de Nitratos y Marco del Agua.
«Sin una evaluación de impacto ambiental, la expansión acelerada y sin control de la producción de biogás y biometano en la UE corre el riesgo de consolidar la contaminación, alimentar la ganadería industrial e incumplir los objetivos climáticos«, resumió la coalición. EFE