El viento y el Sol se están imponiendo como recursos prioritarios en un mundo cada vez más preocupado por la contaminación. La salud del planeta es un asunto urgente. Razón por la que los recursos renovables surgen como protagonistas clave en la protección y conservación del medio ambiente. La dependencia prolongada a los combustibles fósiles ha tenido como resultado cambio climático, calentamiento global y contaminación. Por este motivo, los recursos renovables y limpios se ven como el tesoro de la humanidad.
Sol y viento, los dos grandes aliados en la primera gran batalla
La primera gran batalla contra el cambio climático ya ha comenzado. Contexto en el que China se ha adueñado del viento, mientras otros países tratan de seguirle el ritmo. Hace una década, el carbón era el encargado de cubrir las necesidades eléctricas de medio planeta.
En la actualidad, ese rol lo ocupan los paneles solares y las turbinas eólicas. En la primera mitad de este año, las energías renovables no solo fueron capaces de cubrir el incremento de la demanda eléctrica global, sino que además la superaron.
Un informe de Ember analizó datos de 88 países que supusieron el 93% de la demanda eléctrica global. La conclusión a la que se llega en el estudio es que le debemos mucho al Sol y al viento. La energía solar y eólica han crecido tanto que ya han llegado a compensar todo el incremento de consumo eléctrico global y todavía generan excedente.
Sin embargo, existe un punto todavía más importante. El hecho de que la producción con carbón ha caído en términos mundiales. La participación del carbón disminuyó al 33,1% del mix eléctrico global. Al mismo tiempo, las energías renovables escalaron al 34,3%.
Por primera vez, el carbón quedó por debajo de las energías renovables. La baja fue especialmente evidente en China e India, donde el carbón siempre ha sido predominante. Por este motivo, se nota esa reducción.
El carbón “pierde” ante el Sol y el viento
En la Unión Europea y Estados Unidos se anotó un discreto repunte, generado por la sequía hidroeléctrica y el encarecimiento del gas. La transición no se trata de una anécdota estadística, sino de un fenómeno estructural. La demanda mundial subió 369 TWh (+2,6%).
Representa un progreso moderado que quedó ampliamente cubierto con la expansión de las energías del Sol y el viento. La producción de la energía del Sol progresó un 31%, registrando una cuota global del 8,8%. Sin embargo, esto se debe al hecho de que China fue el gran motor, brindando el 55% del crecimiento solar mundial.
Le sigue Estados Unidos, la Unión Europea e India. Por su parte, el viento conserva su ritmo. La producción eólica creció un 7,7% hasta suponer el 9,2% del mix global. Si bien Europa y Estados Unidos padecieron condiciones meteorológicas complejas, China logró compensarlo con creces. Reportó una subida del 16% en su generación eólica.
Mercado, un indicador clave del impulso del viento y el Sol
Otro importante indicador de que este cambio es de índole estructural es el mercado. Según la Agencia Internacional de la Energía, la inversión global energética llegará a la llamativa cifra de 3,3 billones de dólares. Diez años atrás, las renovables se veían como un ideal.
Eran caras, intermitentes y gran parte de ellas dependían de subsidios. Hoy se han convertido en el foco financiero del sistema energético. Aunque no todo es color de la rosa con las energías el Sol y el viento. Según Ember, la red eléctrica sería el principal obstáculo de la expansión renovable.
La generación eólica y solar van más rápido que las líneas y el almacenamiento. Sea como fuere, lo que está claro es que el viento y el Sol le han ganado una importante batalla al carbón. Ahora solo resta seguir avanzando hacia ese ansiado mundo sin emisiones con propuestas como la de Alemania, que atrapa el viento y lo transforma en combustible.