Sabemos que nuestro planeta está cada vez más contaminado, por lo que es de suma urgencia, comenzar a utilizar energía limpia y en esta meta, el hidrógeno verde se ha llevado un gran protagonismo por considerarse el combustible del futuro, pero ahora están creando energía con un recurso que nadie quiere. Veamos de qué se trata.
El problema del hidrógeno verde
El hidrógeno verde un recurso potente y vital para que las grandes industrias, como la del acero o el cemento dejen de contaminar, sin embargo tiene un gran problema y es que para hacerlo se necesita muchísima agua limpia, casi pura.
Estamos en un planeta donde el agua potable escasea cada vez más, así que es muy contraproducente gastar el agua limpia en crear hidrógeno, sabiendo que en muchos lugares, ni siquiera tienen agua para beber. Esta situación ha frenado la producción de hidrógeno y aumentado los costos.
Mientras el mundo se rompe la cabeza buscando cómo ahorrar agua dulce, unos científicos de la famosa Universidad de Princeton encontraron la solución más inesperada, usando el recurso que a nadie le gusta: el agua sucia de las ciudades.
De agua sucia a combustible limpio
Hace poco, vimos como convertían el agua de mar en agua potable y ahora veremos como usan el agua sucia para crear energía. El avance consiste en un proceso que permite sustituir el agua potable por aguas residuales tratadas para generar hidrógeno mediante un proceso llamado electrólisis.
Antes, era imposible usar el agua sucia, incluso la que estaba ya tratada. Esto se debe a que tiene minerales como el calcio, que dañan la máquina que hace el hidrógeno. Estos minerales formaban una especie de «costra» que rompía el sistema muy rápido.
Pero ahora, el equipo de la Universidad de Princeton descubrió una solución muy simple y barata: agregar ácido sulfúrico al agua sucia. Este simple paso hace que los minerales malos se mantengan lejos y no dañen la máquina, de hecho, el sistema ya funcionó por más de 300 horas sin fallar.
Más allá del ahorro
Las ventajas de este cambio son enormes y van más allá del simple ahorro de dinero, pues este método permite reducir el costo de tratar el agua hasta en un 47% y el gasto de energía en un 62%. Pero lo mejor es que ayuda a nuestro planeta.
El ácido que usan vuelve a circular en la máquina sin dejar basura peligrosa. Esto hace que la tecnología sea perfecta para lugares secos, como California, que ya invierte en el reúso de agua y obviamente, al usar el agua sucia de la ciudad, se usa mucha menos agua potable para hacer hidrógeno.
Grandes expectativas para el futuro
El equipo de investigación ya está trabajando con socios industriales para probar el sistema a gran escala y explorar su viabilidad con agua de mar pretratada, buscando la independencia total de fuentes de agua dulce.
Los científicos han creado mapas para saber dónde sería más fácil instalar estas máquinas, justo donde están las plantas de tratamiento de agua. Así se pueden crear pequeñas fábricas de hidrógeno locales, sin depender de una sola planta enorme, lo que abarata el combustible.
Sin duda el descubrimiento de Princeton es una solución muy inteligente para un problema real de la energía limpia y nos muestra que la basura líquida de la ciudad se puede transformar en combustible para autos o fábricas. Si todo sale bien, esta solución puede usarse todos los días, haciendo que la transición energética sea más limpia sin secar nuestras valiosas reservas de agua. Y si quieres conocer más avances como este, acá te contamos que buscarán energía fuera de la Tierra.
















