Desde las organizaciones ecologistas han lamentado pública y amargamente que el RDL antiapagones no se haya aprobado, puesto que consideraban que las medidas de impulso a la transición energética que éste contenía eran realmente necesarias, aunque probablemente no fueran las mejores.
Explican que, de cara a la posibilidad de que se produzcan nuevos apagones como el masivo que vivió España en abril es necesario mejorar la resiliencia de todo el sistema eléctrico y muchas de las acciones contenidas en el malogrado decreto apuntaban a ello.
¿Por qué no se aprobó el RDL 7/2025?
Ecologistas en Acción clarifica su valoración sobre el RDL 7/2025, conocido como “decreto antiapagones”, ante las informaciones y declaraciones políticas de la última semana sobre la opinión de los colectivos ecologistas. La norma contenía, de un lado, recomendaciones para evitar en lo máximo posible futuros posibles apagones, y de otro, propuestas exigidas históricamente por los grupos ecologistas y la ciudadanía para la transición energética.
Por último, hay un tercer grupo de medidas que, desde el punto de vista de la ONG, agilizan o facilitan excesivamente la tramitación de la repotenciación de proyectos renovables y de almacenamiento, lo que puede suponer una merma de las garantías ambientales y de participación popular.
La figura del real decreto ley ha impedido a las organizaciones ecologistas y al resto de la sociedad civil participar en el mismo. Para la organización ecologista la lucha frente a la emergencia climática debería estar alejada de movimientos partidistas y responder al bien común. La organización pasa a hacer una análisis de cara a una legislación que regule estos aspectos con la urgencia necesaria.
Aspectos positivos del RDL
En este sentido, la ONG considera que los siguientes aspectos del RDL son positivos:
- Ampliación del radio en el que las instalaciones de autoconsumo pueden compartir electricidad de dos a cinco kilómetros, y la creación de la figura del gestor de autoconsumo para facilitar la participación ciudadana en estos proyectos.
- Impulso a la aerotermia, la geotermia y la bombas de calor, gracias a las desgravaciones fiscales similares a otras formas de energía renovable.
- Gestión de la demanda, que permite modular el consumo en función de la disponibilidad de energía y evitar así la puesta en marcha de centrales gasistas.
- Almacenamiento y flexibilidad: la organización valora favorablemente la clarificación normativa y el fomento del almacenamiento energético.
¿Qué pasaría si hay otro apagón?
Marina Gros, coordinadora del Área de Energía de la organización, lamenta que “la caída de estas medidas repercutirá en un coste económico para la ciudadanía, que seguirá dependiendo de fuentes fósiles para regular el sistema eléctrico, más caras, volátiles y dependientes de las tensiones geopolíticas”.
En este sentido, Javier Andaluz, responsable de Clima y Energía de la ONG, considera que “la urgencia de actualizar nuestro sistema eléctrico mediante nuevas medidas de gestión, la actualización de instalaciones obsoletas y el necesario impulso del almacenamiento, puede y debe combinarse con mayores, no menores, garantías ambientales y de participación popular”.
Sin embargo, el RDL contiene medidas controvertidas, como la simplificación de trámites ambientales, el apoyo a industrias electrointensivas con subvenciones (250 millones de euros) que no exigen eficiencia energética o uso de renovables.
Eliminar la dependencia del petróleo y la energía nuclear
Por otro lado, Carlos Moreno, echa de menos “que el RDL incluyera una clara estrategia para la transición energética y la descarbonización, como medidas que garanticen la salida del gas y la energía nuclear del sistema eléctrico, la posibilidad de que la fotovoltaica apoye en la formación de red, y un enfoque más claro por los modelos de distribución y soberanía energética”.
Por su parte, Sara López, responsable de la campaña ‘Industria, la justa’ de la organización ecologista, resume que el rechazo del RDL “supone un retroceso en la descarbonización y un mayor coste para la ciudadanía, pero también abre la oportunidad para un nuevo decreto más integral”.
En conclusión, la organización ecologista reclama una planificación pública robusta, mayor participación ciudadana y un abandono definitivo de los combustibles fósiles para alcanzar un sistema eléctrico 100% renovable en 2030.
En definitiva: los ecologistas reconocen que el RDL anti apagones no era perfecto, pero contenía más medidas positivas que negativas y era un buen comienzo para mejorar el sistema de electricidad español, que necesita una reforma de base y urgente, que dé garantías de sostenibilidad y acabe con la especulación de las grandes compañías, entre otros problemas a resolver. ECOticias.com