La Luna siempre ha sido objeto de fascinación y misterio para la humanidad. Preguntas sobre su temperatura, su textura o su potencial se han ido respondiendo con el paso de los años. Visitarla se ha transformado en uno de los intereses más importantes del hombre y con la tecnología actual podría llegar más lejos de lo que nunca lo ha hecho.
Esta aventura que conecta la Tierra con la Luna dio inicio en 1969 con la misión Apolo 11. Desde entonces, los esfuerzos por seguir descubriendo y recopilando este astro tan misterioso han seguido latentes. A la misión Apolo 11 le siguió la Apolo 12, 14, 16, 17, etc… Sin embargo, algunas de las herramientas tecnológicas presentes en esa primera misión continúan siendo cruciales para el óptimo desempeño de las misiones actuales.
Uno de los aspectos más relevantes fue la existencia de una computadora desde la Tierra. Cuando Apolo 11 efectuó esa primera misión a la Luna, desde la Tierra se monitoreaba el proceso a través de la Apollo Guidance Computer, compuesta de una discreta pantalla y un pequeño teclado numérico. Le da órdenes de acción a una secuencia de dos dígitos donde a cada una se le adjudicaba una orden. Con la tecnología actual, se pretende lograr algo mucho más “productivo” en la Luna.
La tecnología pretende conseguir algo que hasta ahora no ha sido posible
El plan más descabellado de la humanidad fue impactante, pero lo que pretende hacer la compañía estadounidense Interlune está a otro nivel. Su objetivo es extraer helio-3 de la Luna en 2027 con su misión Prospect Moon.
La iniciativa pretende comercializar este isótopo, crucial para la computación cuántica y fusión nuclear. No obstante, aún hay dudas acerca de su viabilidad e implicaciones legales y éticas. El helio-3 se trata de un isótopo raro en la Tierra, con una proporción de una parte por millón si lo comparamos con el helio-4, variante común.
Tiene una característica particular y es la ausencia de un segundo neutrón, algo que permite llegar a temperaturas muy bajas. Esto lo convierte en algo esencial para computadoras cuánticas y, potencialmente, un combustible para reactores de fusión nuclear.
El grado de rareza y uso del recurso han subido su valor hasta 20 millones de dólares por kilogramo. Esto de acuerdo a las estimaciones de Interlune, reporta Popular Science.
¿Por qué hay más helio-3 en la Luna que en la Tierra? Buscan extraerlo con la última tecnología
Esta realidad se explica por el hecho de que la Luna está constantemente expuesta al viento solar. Un escenario que se da porque la Luna no goza de un campo magnético, haciendo posible que partículas altamente energéticas que llegan del Sol se acumulen en la superficie lunar.
A causa del tiempo, el isótopo quedó encerado en diminutas burbujas en el interior de capas superiores del regolito luna, el polvo y fragmentos de roca que recubren el satélite. Así lo explicó la revista New Scientist. Extraer este recurso de la Luna podría suponer la recepción de una fuente clave de energía y tecnología.
Interlune pretende alcanzar esta meta con la misión Prospect Moon, programado para 2027. La meta es demostrar la viabilidad comercial de la minería lunar por medio de la extracción y el estudio de muestras de regolito.
La tecnología no lo es todo: Interlune se topa con graves desafíos
Una misión de estas características se topa con un gran número de desafíos científicos técnicas, además de las cuestiones legales y éticas que rodean a la minería lunar. No se ha documentado un marco regular claro sobre la propiedad de los recursos de la Luna.
Si bien los tratados internacionales estipulan que ninguna nación puede reclamar la soberanía sobre la Luna, el desarrollo de actividades mineras privadas suscita incertidumbre sobre quiénes tendrían derecho a explotar los recursos lunares y bajo qué términos.
Dado este contexto, la NASA trabaja desde 2020 en los Acuerdos de Artemis, denominados de esta manera por su programa lunar. Su propuesta es determinar diversas áreas de seguridad que deben respetarse para prevenir ciertos conflictos.
También propone una extracción de recursos segura y sostenible, al mismo tiempo que consigna lo dispuesto en el tratado de 1966 (las Naciones Unidas lo crearon asegurando que ninguna nación puede reclamar la soberanía de la Luna.
También estipula que la exploración espacial debe beneficiar a todos los países). 28 países han firmado el acuerdo regulatorio, entre los que no se encuentran Rusia y China.
La tecnología podría llevarnos donde nunca pensamos que lo haría: la explotación de recursos de la Luna. Sin embargo, para que eso pase aún hay mucho por superar. Mientras tanto, desde la Tierra se pretende utilizar la Luna para obtener energía.