Como vimos en el descubrimiento de esta mina de oro, nuestro planeta está lleno de enormes riquezas y tesoros incluso en el fondo del mar, pero extraerlas en un proceso complejo que debe hacerse con mucho cuidado y respeto por nuestro planeta, pero Donal Trump hará todo lo contrario y sus acciones podrían causar un daño irremediable.
Un tesoro en el fondo del mar
Nuestro planeta está lleno de riquezas y una de las principales formas de extraerlas es a través de la minería, sin embargo, la minería no solo sirve para extraer minerales en la tierra sino también bajo el agua, donde se esconden enormes cantidades.
Si, tal como veíamos en las películas, donde un tesoro lleno de oro estaba en el fondo del mar, ahora la realidad ha superado a la ficción, pues en el océano Pacífico se esconde una gran reserva de minerales, que incluye cobalto, cobre, manganeso y trazas de tierras raras.
Este descubrimiento ha despertado el interés del presidente de Estados Unidos, Donal Trump, quien busca dejar de depender de China a toda costa, pues el gigante asiático es el mayor proveedor de estos minerales.
El ambicioso plan de Donald Trump
Donald Trump ha redactado una orden ejecutiva que permite el almacenamiento de metales extraídos del lecho marino del Océano Pacífico, con el objetivo de contrarrestar la creciente influencia de China en las cadenas de suministro de minerales críticos.
El gobierno estadounidense considera que la minería submarina puede asegurar una fuente nacional de estos materiales esenciales, por lo que busca agilizar las solicitudes de extracción bajo la normativa nacional, pero el proceso no ha sido sencillo.
La Autoridad Internacional de los Fondos Marinos (ISA), la entidad encargada de regular la minería en aguas internacionales, no ha llegado a un acuerdo con los países sobre como aplicar de una manera segura la minería submarina.
El problema de esto es que Estados Unidos no ha ratificado la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar de 1982, el tratado que proporciona el marco legal para la ISA, lo que significa que el país forma parte de esta entidad.
Esta situación genera una gran incertidumbre sobre su capacidad para otorgar permisos a empresas para operar en aguas internacionales. Por su parte, entidades como The Metals Company han argumentado que la ISA no posee un mandato exclusivo en este ámbito.
Sin embargo, algunos expertos legales han advertido que actuar sin la aprobación de la ISA representa un riesgo considerable, que podría generar enfrentamientos con otras naciones, pero como ya hemos visto, Trump no es alguien que le tema al conflicto.
La ambición no tiene limites
Y por si esto fuera poco, The Metals Company (TMC), una empresa canadiense líder en minería submarina, ya ha anunciado su intención de solicitar autorización al gobierno de Estados Unidos para la explotación comercial de minerales en aguas internacionales.
Esta decisión ha generado fuertes críticas por parte de organizaciones ambientalistas, como Greenpeace, quienes consideran que esta acción es «una bofetada a la cooperación internacional» y manifiestan su preocupación por los recursos marinos.
Pero a pesar de las crisis Estados Unidos no parece dar pie atrás y está decidido a continuar con tal de obtener beneficios económicos. En cuanto a este punto, no podemos negar que la extracción de estos minerales sería un gran aporte para la economía del país, pero esto debe hacerse con responsabilidad.
La minería submarina no está lo suficientemente avanzada como para no generar impactos, pues los procesos de extracción generalmente implican destruir o modificar el lugar, lo cual perjudica directamente a los ecosistemas marinos.
Esta controversia nos hace reflexionar sobre la importancia de encontrar un equilibrio entre la economía de un país y el respeto por nuestro medio ambiente, pero desafortunadamente no podemos asegurar que Trump se detenga, pues incluso quiere apoderarse de Groenlandia.