“El Ártico tiene un atractivo irresistible para las compañías petroleras mundiales. A pesar de la prohibición que rige desde 2016, de perforar en sus inmediaciones, la exploración en Alaska ha revelado volúmenes masivos de petróleo y los grupos de protección del Medio Ambiente temen por las posibles consecuencias.”
Todas las costas del Ártico en peligro
Tanto en las riberas rusas, como en las de Groenlandia y Noruega, se están haciendo prospecciones en busca de petróleo, pero las asociaciones que denuncian los riesgos medioambientales de la extracción petrolera en el Ártico, como Greenpeace, advierten que lo que está pasando en Alaska es mucho más alarmante.
Las enormes posibilidades de hallar petróleo bajo el Ártico han llevado a que las empresas extranjeras se asocien con las estadounidenses. Éstas últimas tiene la esperanza de que esta nueva ola de desarrollo del Ártico incremente la producción e influencia del petróleo de los Estados Unidos en los mercados mundiales, por lo menos durante las próximas décadas.
El Fracking vuelve a atacar al Ártico
Durante el año pasado, las compañías petroleras han descubierto importantes yacimientos al norte de Alaska (unos cinco mil millones de barriles de petróleo recuperable). Se trata de un aumento del 14 por ciento en las reservas de los Estados Unidos, sobre la base de estimaciones recientes.
El descubrimiento realizado este año por la compañía española Repsol en sociedad con Armstrong Oil and Gas, con sede en Denver, estimado en 1.2 mil millones de barriles, es el hallazgo más grande en más de 30 años y se suma al de ConocoPhillips en enero evaluado en 300 millones de barriles.
Ya en octubre de 2016 se había hallado un yacimiento llamado «Tulimaniq», un espectacular descubrimiento perforado por Caelus Energy, con sede en Dallas, en las aguas superficiales de Smith Bay, a unos 120 kilómetros al noroeste de la Bahía de Prudhoe, que podría producir 10 mil millones de barriles de petróleo ligero.
Algunos de estos nuevos pozos se explotarán mediante fracking utilizando técnicas similares a las que se ponen en práctica actualmente en muchos lugares del mundo, pero que se emplearán por primera vez en esta zona del Ártico.
Varias de las capas de roca que contienen al petróleo, en los sitios que se están explorando en la vertiente norte tienen baja permeabilidad, lo que significa que el líquido no puede fluir naturalmente. Los ingenieros de las compañías involucradas esperan que la fractura hidráulica sea la solución para hacerse con el “oro negro”.
La logística de encontrar grandes cantidades de agua y arena necesarias para llevar a cabo las operaciones de fracking en el Ártico será un desafío y los ambientalistas temen que se emplee el agua de mar, pero que, por cuestión de costos, ésta no reciba los tratamientos necesarios y se sume a los graves riesgos medioambientales de la extracción petrolera en el Ártico.