“En Palma de Mallorca, la capital de las Islas Baleares se sufre desde hace ya muchos años una superpoblación turística que, según los locales, resulta muy perjudicial para el Medio Ambiente y genera un gran malestar entre sus habitantes, puesto que hay momentos en los que, la superpoblación está reñida con el descanso y la tranquilidad.”
Muchos más turistas
Cada año, al menos 500 cruceros que atracan en Palma, lo que implica que, más de 20.000 turistas invaden la ciudad diariamente. La infraestructura turística no está preparada para tal cantidad de gente y los ciudadanos sostienen que, si bien el turismo es generador de fuentes de trabajo e ingresos, este tipo de invasiones es medioambientalmente insostenible.
El archipiélago cada año experimenta un número mayor de visitas, lo que ha provocado que, a todo nivel se exijan medidas orientadas a proteger la región de un crecimiento turístico que, se entiende es descontrolado y del grave daño ambiental que ésta ocasiona.

La isla de Mallorca, la mayor de las cuatro Baleares, fue escenario durante el mes pasado, de una protesta anti turística, en el transcurso de la cual, muchos ciudadanos se echaron a la calle y exigieron que los turistas: “se fueran a su casa”.
Según datos oficiales del Ayuntamiento de Mallorca, el número de visitantes que llegó a la isla entre los meses de enero y julio de este año, fue casi de 8 millones de personas, lo que constituye un récord en toda regla, puesto que, el turismo experimentó un aumento del 7.5 % respecto del mismo período del año pasado.

El auge turístico está íntimamente relacionado con el crecimiento de las dificultades medioambientales, lo que llevó a las autoridades locales a imponer el año pasado un “Impuesto para el Turismo Sostenible” (que rige solo en los meses más cálidos), que intenta inducir a los visitantes a acudir a las islas, durante la temporada baja.

Más impuestos
Las Islas Baleares están estudiando la posibilidad de que, durante la temporada alta, se doble la cuantía del impuesto turístico, como forma de paliar el problema de la super población de visitantes y los problemas que, directa o indirectamente, ello ocasiona al Medio Ambiente.
Subir el impuesto por persona por día, según el tipo de alojamiento que se elija, podría ayudar a que los turistas elijan venir a visitar las islas fuera de la temporada de mayor afluencia y al mismo tiempo se podría invertir lo recaudado en proyectos de corte ecológico, de protección medioambiental y en logar que el turismo resulte sostenible para el archipiélago.

En caso de que sean aprobadas, las nuevas tarifas diarias por pernoctar en Mallorca (entre mayo y octubre), serían de 1€ por persona para los campistas y huéspedes de los albergues, de 2€ para los pasajeros de los cruceros y para aquellos que se alojen en hoteles más baratos, de 3€ para los alojamientos de gama media y de 4€ para los hoteles más caros (4 y 5 estrellas).
Otras medidas propuestas ante las autoridades, para evitar la degradación del Medio Ambiente, van desde la imposición de restricciones más duras al alquiler informal de viviendas para uso turístico (incluidos los hogares compartidos promovidos por organizaciones como Airbnb y los privados) y la prohibición de que los turistas acudan a las islas en coche.



















