El Día Mundial del Agua se celebra anualmente el 22 de marzo para destacar la importancia del agua dulce y abogar por la gestión sostenible de los recursos de agua dulce. El Día incita a tomar medidas para hacer frente a la crisis mundial del agua, apoyando el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 6: agua y saneamiento para todos para 2030.
En 2025, el Día Mundial del Agua se centra en la preservación de los glaciares. La UNESCO y la Organización Meteorológica Mundial son los organismos de las Naciones Unidas que lideran la celebración.
Los glaciares sirven como reservorios naturales de agua dulce, que liberan agua de deshielo que sustenta el suministro de agua potable, la agricultura, la industria y los ecosistemas saludables. Proporcionan beneficios esenciales, como la regulación del clima y la protección contra los peligros naturales.
La preservación de los glaciares es vital para el bienestar de las personas y las comunidades de todo el mundo. Mediante la implementación de prácticas sostenibles de gestión y monitoreo de los glaciares, la humanidad puede proteger estos reservorios congelados que aún contienen aproximadamente el 70% del agua dulce de la Tierra.
Implementar prácticas de gestión sostenible y fomentar la cooperación científica internacional son pasos vitales para preservar estas fuentes críticas de agua, garantizar la prosperidad a largo plazo y promover la paz mundial.
Día Mundial del Agua 2025
Este próximo sábado, 22 de marzo, se celebra el Día Mundial del Agua 2025 y, aunque estos días solo se hable de lluvia, ecologistas piden no olvidar que, en realidad y a pesar de creencias puntuales, la escasez de agua en España es un problema creciente, exacerbado por la crisis climática y las prácticas insostenibles de gestión del agua.
Entre los principales problemas destacan el cambio climático, que está provocando (y lo hará cada vez más según el IPCC) un aumento de las temperaturas y una reducción de las precipitaciones, la sobreexplotación de las aguas superficiales y subterráneas y la agricultura intensiva e industrial, que depende en gran medida del riego.
Estos factores están llevando a una situación crítica en muchas cuencas hidrográficas, donde la disponibilidad de agua para consumo humano, los caudales ecológicos y el uso agropecuario se ven comprometidos. La contaminación de las aguas es otro problema grave que enfrenta España.
Según los informes de Greenpeace, el 44% de las masas de agua subterránea existentes, nuestras reservas para el futuro, se encuentran en mal estado.
Las reservas de agua, a 17 de marzo de 2025, se encuentran casi al 65,8 % (un seis por ciento por encima de la media de los últimos 10 años) y 9 puntos por encima del agua embalsada en la misma fecha del año pasado.
Pero no todas las cuencas hidrográficas están en la misma situación. Así, por ejemplo, la cuenca del Segura está al 24,4 %, las cuencas internas de Catalunya al 45,2 % o la del Guadalete-Barbate al 44,6 %. Siguen siendo valores relativamente bajos y que, en poco tiempo, pueden volver a sufrir escasez y falta de agua.
En algunas cuencas se están produciendo ya desembalses de agua, imprescindibles para garantizar la seguridad de estas infraestructuras, ya que no pueden estar al máximo de su capacidad porque supondría un peligro por desbordamiento o rotura.
En cualquier caso, ecologistas advierten de que la solución no pasa por la construcción de más infraestructuras hidráulicas, como embalses, porque nunca se han llenado y hay ya tantos (1.200 grandes -más de 10 m de altura de presa-) que hacer más tendría un impacto ambiental inasumible.
A pesar de que las reservas de agua embalsada son actualmente seis puntos más altas que la media de los últimos 10 años, es crucial no confiarse y tomar medidas preventivas para combatir las sequías futuras en nuestro país.
Algunas de las acciones y medidas que proponen los ecologistas para prevenir próximos periodos de escasez de agua son:
- Reducir la superficie de regadío: Una reducción del 20-25% del regadío actual, lo que equivale a entre 650.000 y casi un millón de hectáreas hasta 2040. Esta medida se centra especialmente en la agricultura intensiva e industrial.
- Prohibir nuevos proyectos que demanden grandes cantidades de agua como desarrollos de ocio, urbanísticos u hoteleros, en zonas con problemas históricos de suministro.
- Mejorar el control del uso ilegal del agua: Localizar y cerrar pozos ilegales, mejorando la vigilancia y el control del uso ilegal de agua.
- Descartar la construcción de más infraestructuras hidráulicas: Evitar la construcción de nuevos embalses o trasvases. Limitar el uso de desaladoras a situaciones excepcionales.
- Transición hacia la agroecología: Establecer una hoja de ruta para la transición del modelo agroalimentario industrial hacia un modelo agrario y ganadero más sostenible.
- Protección de zonas de captación de agua: Establecer perímetros de protección en todas las zonas de captación de agua.
- Medidas de ahorro y reutilización en edificios: Incorporar en el Código Técnico de la Edificación la obligación de que todos los nuevos edificios incluyan medidas de ahorro de agua y reutilización de aguas grises.
- Gestión forestal enfocada en recursos hídricos: Aumentar el presupuesto para la gestión forestal centrada en la planificación y protección de los recursos hídricos.
- Detener y reducir la ganadería intensiva e industrial: Esta medida busca disminuir la demanda de agua en el sector ganadero y la grave contaminación del agua por nitratos que genera.
- Luchar contra la contaminación del agua: Abordar el grave estado de contaminación que sufren las aguas continentales (superficiales, subterráneas y costeras).
- Implementar caudales ecológicos científicamente establecidos, para poder mantener con vida los ecosistemas fluviales en periodo de sequía.
Estas medidas buscan abordar el problema de la sequía de manera integral, considerando tanto la gestión del agua como los cambios en los modelos de producción y consumo.
Ecologistas destacan que es crucial actuar ahora, ya que el 75% de España está en riesgo de desertificación y el 11% ya se enfrenta a un riesgo muy alto. Las soluciones a corto plazo o las falsas creencias, como que las lluvias torrenciales compensan los períodos de sequía o que es necesario construir nuevos embalses o desaladoras, no son suficientes para abordar este problema creciente.