Cada 18 de setiembre se conmemora el Día Mundial del control de la Calidad del Agua 2024. Con esta efeméride se pretende incentivar a la población de todas las ciudades y pueblos del planeta a controlar, conservar y sanear el agua en su localidad y a protegerla de todas las fuentes de contaminación posibles.
Aproximadamente el 71% de la superficie de la Tierra está cubierta de agua y el 99,9% del futuro de la Tierra depende de ella. Pero solo un 2.5% es potable, por lo que es importante que los gobiernos nacionales y municipales, además de los ciudadanos, monitoreen su calidad sus comunidades.
Para crear conciencia sobre el papel del agua en el mundo, la American Clean Water Foundation (ACWF) invita a la población mundial a que, entre los días 18 de septiembre y 18 de diciembre, controlen y monitoricen su calidad desde un lugar que se les indicará previamente según donde vivan y envíen los resultados al sitio web del Día Mundial del control de calidad del Agua.
Voluntarios de monitorización hídrica por el mundo
Los participantes no necesitan ser expertos en la materia, ya que reciben un kit con todos los elementos necesarios para hacer los controles y las instrucciones pertinentes. Cada participante deberá aportar una serie de importantes datos, que surgen del monitoreo según 4 parámetros:
- Temperatura
- Contenido de oxígeno disuelto
- Acidez
- Turbidez
En 2003, 24 países participaron en el primer Día de Monitoreo del Agua, que ACWF organizó en colaboración con la Asociación Internacional del Agua. Pero cada año son más las personas que se interesan en participar prácticamente desde todos los rincones del planeta.
¿Qué pasa con el agua que tomamos?
En cada país se realiza una determinada monitorización sobre el agua potable. En España este es uno de los alimentos más controlados y está sujeto a un seguimiento sanitario permanente desde su recogida en el medio natural hasta que llega el grifo del consumidor.
El agua es monitoreada constantemente en diferentes puntos de su recorrido, desde su recolección (zonas de captación), pasando por los tratamientos de depuración hasta su distribución, ya sean estaciones de tratamiento, redes de distribución o consumo urbano y rural.
El agua está sujeta a vigilancia permanente:
- Seguimiento periódico de las medidas adoptadas para proteger el recurso explotado.
- Control del funcionamiento de instalaciones (tuberías, etc.)
- Análisis realizados en diferentes áreas y según peligros identificados en los sistemas de producción y distribución de agua.
Se realiza un estudio periódico sobre el nivel de seguridad de las instalaciones de producción y distribución. Y también se buscan los posibles puntos de vulnerabilidad de los sistemas de suministro, especialmente en las unidades de distribución más grandes.
Las medidas de control y protección deben cumplir con las disposiciones de la Directiva Europea (UE) 2020/2184 relativas a la calidad del agua destinada al consumo humano y con las normativas nacionales y municipales.
- Establecer programas de muestreo y análisis en varios lugares, tanto en las instalaciones de producción como en las de distribución.
- Garantizar la fiabilidad de los resultados de los análisis.
- Comprobar la calidad fisicoquímica y bacteriológica, es decir, asegurarse de que no contiene microorganismos contaminantes y que tiene un nivel suficientemente bajo de sustancias que puedan ser nocivas para la salud, como hidrocarburos, cloro, metales pesados, nitritos, etc.
- Monitorear y evaluar las instalaciones de producción, almacenamiento y distribución (tuberías, juntas, válvulas, tanques, etc.).
- Poner el monitoreo del agua bajo la responsabilidad de una persona responsable de la producción y distribución.
- Tomar decisiones relacionadas con medidas administrativas, como autorizaciones, gestión de no conformidades, etc.
- Informar a las comunidades y consumidores sobre la calidad hídrica en cada zona de forma veraz y transparente.