Resulta de suma urgencia que las administraciones se tomen en serio y de una vez por todas el hecho de que hay que realizar ‘previamente’ labores de prevención de los incendios forestales con ‘desbroces’ y ‘cortafuegos’. No podemos perder vidas, enormes áreas de parques nacionales, bienes privados y patrimonio cultural.
A día de hoy y en plena ola de calor, en España hay varios incendios forestales activos en Galicia (Ourense), Cádiz (Tarifa), navarra y Zamora entre otros. Todos ellos están siendo combatidos por los bomberos, efectivos aereos y la UME, con ‘prevención‘ esto ya no sería necesario.
La falta de previsión está detrás de los incendios en España
España arde. La peor ola de calor del verano ha venido acompañada de incendios devastadores. En medio de todos los mensajes de precaución, no se debe olvidar el más importante: la prevención. Y esta va de la mano de la responsabilidad de las Administraciones públicas. Los dirigentes políticos aluden a la precaución de forma sistemática e inciden en el comportamiento cívico de la ciudadanía. Greenpeace señala que, aunque esto es fundamental, su llamamiento queda incompleto porque obvian sus propias responsabilidades.
Todo esto ocurre en un territorio que ya sufre de por sí los impactos del cambio climático: mayores temperaturas y sequías agravadas provocan que los bosques estén fuera de su rango climático. Estos sufren una aridez extrema y son más susceptibles de arder. Es decir, el cambio climático no origina los incendios, pero sí los agrava y los convierte en episodios más frecuentes, intensos y difíciles de controlar. Según Naciones Unidas, los incendios extremos aumentarán un 14 % para 2030, un 30 % para 2050 y un 50 % a final de siglo.
En estos momentos, preocupan los incendios en Castilla y León, Galicia y Navarra. En León, los de Benuza, Murias de Paredes y Villafranca del Bierzo; en Palencia, el de Cervera del Pisuerga; en Zamora, el de Mozuelas de Carballeda. En Galicia, los de A Fonsagrada (Lugo) y Chandrexa de Queixa y Montederrano (Ourense). En Navarra, el de Carcastillo. Estos días ha habido centenares de personas desalojadas, 9 bomberos heridos y Las Médulas, un lugar emblemático Patrimonio de la Humanidad, se ha visto afectado.
“Los incendios forestales, como vemos, son un problema social y ambiental. Echamos de menos que se replique con la misma intensidad la necesaria prevención, y eso significa mirar el estado y necesidades de nuestras masas forestales, que son el escenario por donde transcurre el fuego. La gestión forestal será la clave para reducir la intensidad de estos incendios que se cobran vidas y destruyen nuestro patrimonio ambiental y cultural”, ha señalado Mónica Parrilla de Diego, ingeniera técnica forestal y responsable de la campaña de incendios en Greenpeace.
El número de incendios y la cifra de hectáreas quemadas por el fuego en España se ha reducido drásticamente desde las peores cifras de la década de los 90. Sin embargo, los Grandes Incendios Forestales (GIF) -superiores a 500 hectáreas- son ahora el epicentro del desastre: unos pocos son capaces de arrasar con todo, como se está evidenciando estos días. Del 1 de enero al 3 de agosto de este año, los GIF han sido responsables del 67 % de la superficie total afectada.
La media de los últimos 10 años muestra una reducción del 62,54 % en el número de incendios forestales y del 27,58 % en la superficie afectada respecto a los peores datos de 1995 (el peor año desde que se tienen registros, con 25.827 incendios y 143.484 hectáreas quemadas). Detrás de estos datos positivos están la concienciación ciudadana, la persecución del delito y, sobre todo, los operativos, que son altamente eficaces. Hasta el 3 de agosto de 2025, han logrado que el 69 % de los incendios forestales queden en menos de 1 hectárea, ess decir, en un conato de incendio.
Extremar las precauciones para evitar que se origine ese primer foco es fundamental. Los incendios son provocados por causas naturales como rayos o erupciones volcánicas; por negligencias o accidentes, intencionados o no; por reproducciones (a partir de un incendio previo) y por causas desconocidas.
Los datos de la Memoria de la Fiscalía General del Estado 2023 dejan claro que queda mucho por hacer. En los últimos 5 años, el 68,79 % de los incendios se declararon por accidentes y negligencias. Un 23,98 % fue intencionado.
La organización medioambiental recalca que detrás de un “incendio intencionado” no hay terrorismo ambiental ni trama, sino fuegos ocasionados para regeneración de pasto o para quemas agrícolas que no han pedido autorización administrativa.
¿Qué pasa con los planes anuales’
La ONG insiste en que las comunidades autónomas deben seguir avanzando en el cumplimiento de la normativa en las Zonas de Alto Riesgo de Incendios (ZARI) y velar por el cumplimiento de los planes preventivos (Ley de Montes) y de emergencia local (Directriz básica de protección civil), aportando los recursos necesarios para ello.
Es muy complejo poder valorar en detalle el cumplimiento de las CCAA debido a su disparidad, las dificultades de acceso a la información, la discordancia entre la información publicada, la diversidad del nivel de planificación (unas son demarcaciones, otras comarcas, otros municipios, etc.), la heterogeneidad de las Zonas de Alto Riesgo (ZAR), la falta de claridad en el concepto de “planes de prevención”, etc.
Por ello, la ONG reclama al Gobierno Central la aprobación urgente del Real Decreto, actualmente en tramitación, para establecer esos criterios comunes en los planes anuales de las comunidades autónomas para la prevención, vigilancia y extinción de incendios forestales.
¿Como ‘convivir’ con el fuego?
A lo largo del territorio existen experiencias, proyectos y recursos para prevenir incendios dramáticos. Algunas de ellas están recogidas en la web del Foro Experto de incendios forestales, del que la ONGforma parte y que pretende compartir recursos y herramientas para ayudar a articular y diseñar estrategias de prevención.
“El fuego es un compañero de viaje, sobre todo en los ecosistemas mediterráneos, lo que significa que es imposible que no exista. La clave está en actuar para que los incendios sean pocos y de baja intensidad. Hay voces que acusan a las áreas protegidas de los incendios forestales, un discurso peligroso que confunde abandono institucional con conservación. La lucha contra los grandes incendios también pasa por luchar contra la desinformación. De cara a proteger Espacios Naturales Protegidos de los grandes incendios forestales, es fundamental que su planificación tenga en cuenta el riesgo de incendio forestal”, concluye Parrilla de Diego.
Aún no se ha acabado el verano y ya hay 4 fallecidos, miles de evacuados, muchas personas han perdido sus bienes y sus casas, espacios emblemáticos y hasta patrimonio de la humanidad han sido calcinados, como es el caso de Las Médulas. Y la única forma de combatirlos es con ‘prevención’ y gestión adecuada de los bosques. ECOticias.com