No puede ser este ritmo de degradación que el mundo está viviendo en cuanto a sus tierras ya que de ser así, las zonas afectadas por una sequía extrema serán tan grandes como Sudamérica.
Una advertencia lanzada con rotundidad por la ONU ante esta grave realidad para la que pide a los líderes mundiales y al sector privado a actuar y a liberar fondos para su restauración, lo que podría impulsar una economía global billonaria.
Tal y como apunta la entidad en un documento, «la humanidad está degradando las tierras a un ritmo alarmante, lo que ya le cuesta al mundo unos 880.000 millones de dólares anuales, cifra que supera con creces las inversiones necesarias para frenar el problema y triplica la ayuda oficial al desarrollo de 2023».
Una degradación hacia una sequía extrema de grandes y graves dimensiones
La ONU advirtió este martes que, si la degradación de tierras continúa al ritmo actual, en 2050 habrá un área afectada del tamaño de Sudamérica, por lo que instó a líderes mundiales y al sector privado a actuar y a liberar fondos para su restauración, lo que podría impulsar una economía global billonaria.
Este llamado a la acción se hizo durante la celebración en Bogotá del Día Mundial de la Desertificación y la Sequía, bajo el lema «Restaurar la tierra. Abrir las oportunidades».
«Insto a los gobiernos, las empresas y las comunidades a que respondan a este llamamiento y aceleren la adopción de medidas para cumplir los compromisos compartidos sobre el uso sostenible de la tierra«, señala un mensaje del secretario general de la ONU, António Guterres, divulgado en el acto en la capital colombiana.
El documento advierte que «la humanidad está degradando las tierras a un ritmo alarmante», lo que ya le cuesta al mundo unos 880.000 millones de dólares anuales, cifra que supera con creces las inversiones necesarias para frenar el problema y triplica la ayuda oficial al desarrollo de 2023.
Cumplir los objetivos mundiales de restauración de tierras requiere una inversión de 1.000 millones de dólares diarios hasta 2030 y, según el último análisis de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación, recuperar 1.000 millones de hectáreas degradadas podría generar hasta 1,8 billones de dólares por año, según la ONU.
Cada dólar invertido en restauración devolvería entre siete y treinta dólares en beneficios ecosistémicos y en la mejora de medios de vida, agrega el estudio.
«Lo que es bueno para la tierra es bueno para las personas y las economías», agrega el mensaje de Guterres, quien destacó que para lograrlo se necesita una mayor participación del sector privado, que hoy solo representa el 6 % de las inversiones mundiales en restauración.
Si continúan las tendencias actuales, alertó la ONU, para 2050 habrá un área del tamaño de Sudamérica —unos 16 millones de kilómetros cuadrados— en proceso de degradación.
Las causas principales son la deforestación, la agricultura insostenible y la expansión urbana, agravadas por el cambio climático, la pobreza y el consumo excesivo.
África y América Latina lideran los compromisos
La ONU subrayó que el África subsahariana, que concentra el 45 % de las tierras degradadas del mundo, lidera los compromisos globales con más de 440 millones de hectáreas prometidas para restauración, lo que podría crear hasta 10 millones de empleos en los sectores de la agricultura y la silvicultura sostenibles de zonas vulnerables como el Sahel.
América Latina y el Caribe, con el 14 % de las tierras degradadas del mundo, tienen el segundo mayor objetivo de restauración, con más de 220 millones de hectáreas.
En Asia occidental y África septentrional, donde casi el 90 % de la tierra ya está degradada, el compromiso es de restaurar más de 150 millones de hectáreas. En estas regiones, alertó la ONU, el impacto combinado del calentamiento global y la escasez de agua ejerce una presión cada vez mayor sobre las poblaciones y los sistemas agrícolas y naturales.
Actualmente, Colombia trabaja en la restauración de más de 560.000 hectáreas, en un contexto donde casi el 30 % del territorio está degradado y más del 40 % de los suelos son vulnerables a la salinización, lo que repercute directamente en los medios de vida de uno de cada diez colombianos.
«La restauración de tierra sienta las bases para la seguridad alimentaria y el empleo, sustenta la acción por el clima y la biodiversidad, y es esencial para cimentar la paz y la democracia», afirmó la ministra de Agricultura colombiana, Martha Carvajalino. EFE / ECOticias.com