Volar por los cielos parecía un sueño hace un par de años, pero con el tiempo nos acostumbramos a ver diferentes tipos de aviones, helicópteros y diferentes transportes, pero ahora, Estados Unidos ha llegado una innovación que cambiará las reglas del juego y que cumplirá una tarea que parecía imposible.
La magia de volar
Desde que el primer avión se elevó por los aires, la industria aeronáutica no ha parado de innovar y constantemente busca sorprendernos con innovaciones que rompen récords de velocidad, altura e incluso sostenibilidad.
Pero a pesar de los grandes avances, la industria también enfrenta varios desafíos, pues por un lado está el tener que crear alternativas más sostenibles y transicionar a energías limpias, pues nuestro planeta está cada vez más contaminado.
Y por otro lado tenemos la falta de una logística militar más eficiente, que sea capaz de mover equipo y recursos de forma masiva y rápida a cualquier rincón del planeta, sin importar las distancias o lo inaccesible que sea el lugar.
Bueno, a primera vista pareciera que estos 2 problemas no están relacionados, sin embargo, Estados Unidos está preparando una innovación que resolverá ambos y se trata de una maquina colosal que logrará algo nunca antes visto.
Estados Unidos revoluciona la industria aeronáutica
La protagonista detrás de esta innovación es una empresa estadounidense llamada Radia quien está trabajando en un avión tan colosal que superará en tamaño a cualquier aeronave y su propósito es tan revolucionario como el descubrimiento que hace tambalear a China.
El WindRunner fue diseñado para resolver el mayor problema de la industria eólica terrestre: el transporte, pues pesar de que las turbinas más grandes son las más eficientes, sus palas, se limitan a 70 metros en tierra, ya que es muy difícil y costoso mover las piezas por carretera.
Pero este avión es la solución al problema, pues tiene 108 metros de largo y una capacidad para llevar hasta 72,575 kg, más que suficiente para transportar las palas más grandes directamente a los lugares de construcción.
Esto permitirá el uso de turbinas más altas que maximizan la producción de energía y funcionan con vientos mucho más bajos. El resultado es energía limpia a bajo costo, con una reducción de hasta el 30% en el precio de la electricidad y un menor impacto para nuestro planeta.
Una pieza clave para el pentágono militar
Aunque el WindRunner fue creado para uso civil, sus características únicas lo han convertido en un activo estratégico para el ejército de Estados Unidos, de hecho, el Pentágono ya ha firmado un acuerdo con la empresa Radia para estudiar cómo usar el avión en el futuro.
La razón principal es que este avión es capaz de transportar equipos enormes, como tanques, artillería pesada o incluso aviones medianos sin la necesidad de desarmarlos, lo que permitiría ahorrar una cantidad enorme de tiempo y recursos.
Pero lo que más interesa a los militares es que el WindRunner puede aterrizar en pistas de tierra o grava sin preparar, lo o que lo hace ideal para enviar carga a bases improvisadas o a zonas de desastre sin depender de aeropuertos convencionales.
A pesar del gran progreso que ha logrado el proyecto, aún enfrenta grandes desafíos económicos, pues la construcción de un avión de este tamaño y con estas capacidades necesita de una inversión multimillonaria.
Sin embargo, la compañía Radia no se quedará de brazos cruzados y ya está trabajando con bancos de inversión y otros socios para conseguir todo el capital que sea necesario y hacer realidad este ambicioso proyecto.
El WindRunner es mucho más que un mucho más que un simple avión, es una poderosa herramienta que podría redefinir la forma en que los ejércitos mueven sus recursos, pues ya no se trata solo de mover toneladas, sino de hacerlo rápido, a gran escala y ayudando a nuestro planeta, tal como lo harán los buques futuristas.