El hidrógeno ártico aparece como una nueva energía para tener en cuenta. Hay una expedición dispuesta a buscarlo hasta el confín del planeta. Si bien la predilección por el hidrógeno ha crecido a nivel global, la aceptación en el sector del transporte está por debajo de lo esperado. Aunque se ve como una posibilidad, esta tecnología todavía tiene mucho camino por hacer para estar a la altura de otros combustibles, como la gasolina o el diésel.
Se trata de un combustible con bajas emisiones de carbono único que brinda un alto potencial para abordar el cambio climático. Sus condiciones contribuyen a la descarbonización de sectores difíciles, como la industria pesada y el transporte mundial. Al mismo tiempo, incentiva la búsqueda de la sostenibilidad.
Muchos países en desarrollo disponen de abundantes recursos solares y eólica, e infraestructura de energía renovable ampliable. Después, existen otros con infraestructura heredada que puede reutilizarse para la producción y el transporte de H con bajas emisiones de carbono.
Hidrógeno ártico: llega en el mejor momento
Aunque el transporte ‘tradicional’ no se haya terminado de convencer por el uso del hidrógeno como combustible, otros medios de transporte alternativos pueden verlo como La solución: el marítimo, por ejemplo. En Noruega se ha apostado fuerte por el hidrógeno con un nuevo proyecto que promete ser un antes y un después en la industria.
Tantas son las esperanzas que se tienen puestas sobre esta tecnología que van a construirse los barcos más grandes del mundo con pila de combustible y en un entorno complicado: el círculo polar ártico.
Torghatten Nord, compañía encargada del transporte marítimo en determinadas zonas de Noruega, ya ha escogido el astillero (también noruego) en el que se desplegará la construcción de dos ferris que serán alimentados por hidrógeno. Myklebust será donde se les dará vida a dos barcos diseñados por The Norwegian Ship Design Company.
Hablamos de 117 metros de largo con capacidad para 120 automóviles transportados en recorridos de corta y media distancia. La ruta cubierta será la del ferry Vestfjordstrekninga, que tiene 278 kilómetros de longitud, conectando Bodø, las islas de Røst y Værøy y Moskenes.
El objetivo es que estas embarcaciones, que serán las más grandes de su tipo, utilicen el 85% del tiempo de su gestión hidrógeno verde, generado de forma local en Noruega. Funcionará con un combustible alternativo de biodiesel el tiempo restante. La estimación es que, gracias a esta tecnología, el hidrógeno ártico pueda propulsar los barcos y alimentar sus sistemas auxiliares con pilas de combustible.
Una buena noticia en términos sostenibles, dado que se traduce en una reducción de 26.500 toneladas de emisiones de CO₂ al año en la ruta.
El hidrógeno ártico llega al sector marítimo a cambiar el paradigma
Apostar por estas embarcaciones supone mirar al futuro y sentar un precedente en la industria. “Un estándar para una clase de barco completamente nuevo, con un proyecto climático e innovador de clase mundial”, afirman los expertos de Torghatten Nord. “Será emocionante ofrecer algo que nadie ha hecho antes que nosotros”, expuso el director ejecutivo del astillero.
Cabe destacar que este último tiene encomendada la tarea de construir buques con el trabajo de movilizar personas y vehículos en una distancia exigente por aguas árticas, con alta exposición a la intemperie. El pronóstico es que los ferris lleguen para el año 2026.
“Estos transbordadores de hidrógeno no tienen comparación con ningún otro en el mundo hoy en día, con las instalaciones de hidrógeno más grandes jamás vistas en un barco por un margen sustancial. Hemos desarrollado un concepto de hidrógeno único utilizando las propiedades físicas del hidrógeno para lograr una seguridad óptima”.
“Creemos que el hidrógeno desempeñará un papel importante para el transporte marítimo de corta distancia sin emisiones”, explica Gjermund Johannessen, director ejecutivo de The Norwegian Ship Design Company.
En definitiva, el hidrógeno ártico pinta como una nueva energía que dará mucho de qué hablar, aunque haya que ir a buscarlo al confín del planeta. Un tipo de hidrógeno que llama tanto la atención o incluso más que el hidrógeno ámbar.