Japón ha encontrado la clave para viajar a los confines del universo. La exploración espacial ha acaparado la atención de la humanidad desde tiempos inmemorables. El ser humano se hace preguntas profundas sobre los misterios del universo de forma constante. Inventa historias sobre las estrellas e, incluso, les pide deseos.
Visitar otros planetas o la Luna se ve como una forma fiable de dar respuesta a muchos interrogantes. El deseo de explorar el espacio se ha visto impulsado por un mix de elementos científicos, tecnológicos, culturales y filosóficos.
Desde que el hombre puso un pie en la Luna, allá por el año 1969, la carrera espacial ha registrado momentos históricos. Han existido reportes de misiones a Marte, la exploración de asteroides y el estudio de exoplanetas. Todo esto ha hecho que el interés por los viajes espaciales no deje de aumentar.
Japón tiene la solución al problema más crítico de los viajes espaciales
Tras la sorprendente unión de Francia y Japón, el país nipón ha brillado por sí solo. Asegura haber hallado un material que pone fin a un problema crítico de los viajes espaciales. La solución es una nueva aleación con memoria de forma desarrollado por un equipo de investigadores japoneses.
Una pieza que ha demostrado su funcionalidad a temperaturas extremadamente bajas, sentando un precedente en la ingeniería aeroespacial.
Este material mantiene sus propiedades incluso a -170ºC. Así permite su empleo en dispositivos que operan en el frío extremo del espacio, donde muchas tecnologías actuales registran fallos.
El grupo, conformado por científicos de la Universidad de Tohoku y la JAXA, ha elaborado una revolucionaria combinación de cobre, aluminio y manganeso. A diferencia de otras aleaciones, ofrece un seguimiento de su comportamiento funcional incluso al someterla a condiciones criogénicas.
Dicha tecnología permitirá la construcción de actuadores y mecanismos térmicos automáticos mucho más fiables, sin necesidad de recurrir a motores ni componentes electrónicos agregados.
Japón tiene la solución definitiva para impulsar los viajes especiales
Las aleaciones más habituales usadas en estos métodos, como las de níquel y titanio, desestiman su efectividad al pasar los -20ºC. Un número que limitaba su uso en contextos como el espacio exterior. Con la irrupción de esta nueva aleación, se logra una estabilidad estructural capaz de resistir el frío extremo.
Se torna como un requisito común en misiones científicas y satélites. Esta aleación puede modificar su forma de manera reversible de acuerdo a la temperatura. Todo esto permite el diseño de componentes que se despliegan o retraen con carácter automático sin necesidad de intervención humana.
La capacidad informada mejora la eficiencia energética y baja el peso y la complejidad de los sistemas especiales. Los investigadores han conseguido elaborar satisfactoriamente un interruptor térmico mecánico basado en esta aleación, que controla de forma automática el flujo de calor en función de las condiciones térmicas.
Hasta aquí llega el potencial del último desarrollo de Japón
Este sistema es sumamente útil en vehículos espaciales que necesitan de autorregulación térmica a fin de proteger los elementos de mayor sensibilidad.
El material, además, tiene una óptima capacidad de adaptación a diversos escenarios espaciales, dado que su temperatura de activación puede alterarse con un ajuste en su composición.
Se trata de una flexibilidad que hace más fácil su aplicación en misiones con diferentes exigencias térmicas. Así se advierte en un artículo publicado en Nature Communications Engineering.
Japón ha logrado con este desarrollo lo que ningún otro invento ha podido. Producto de este rasgo, este descubrimiento se postula para ser una solución clave en el diseño de equipados preparados para trabajar bajo condiciones extremas.
Japón que encontró la pieza que faltaba para impulsar los viajes espaciales. Mientras esta tecnología prospera, está modificando para siempre la industria del automóvil.