Mientras los países de Europa discuten si prohibir del todo los motores de gasolina y los fabricantes se resisten, China ha lanzado su estrategia oficial para el futuro de los coches. Es un plan tan ambicioso que no solo transformará las calles del país, sino que sacudirá al mundo entero, a la industria del petróleo, a las fábricas de autos y a la economía de todos los continentes.
El plan más ambicioso de China
Sabemos que China es un país muy poderoso y ambicioso, pero esta vez ha superado sus propios límites. El país tiene un plan nacional en el que trabajaron 2000 expertos y su meta es convertir a China en el líder absoluto y sin competencia en la fabricación de los coches del futuro.
La estrategia se apoya en dos ideas clave: reducir la contaminación de los vehículos y dominar por completo la movilidad autónoma. Es una estrategia total que controla todo, desde el diseño del coche hasta las carreteras por donde circulará.
Lo que realmente asusta a las potencias mundiales es que China no solo quiere vender más coches, sino que, China quiere ser el dueño de la tecnología de fabricación, de las piezas más importantes y de cómo se conectan los vehículos inteligentes.
Se trata de la «Hoja de Ruta 3.0 para la Tecnología de Vehículos de Nueva Energía y Ahorro de Energía», de la Sociedad China de Ingenieros Automotrices (CSAE). Es un mapa detalla paso a paso cómo será el mundo de la movilidad para el año 2040.
China será el rey de los coches eléctricos
El plan chino tiene metas claras y ambiciosas. Para 2040, se espera que el 85% de los coches nuevos que se vendan sean catalogados como de «nueva energía» (eléctricos puros o híbridos enchufables) y de ese grupo enorme, quieren que el 80% sean coches 100% eléctricos.
Para lograrlo, han decidido que a partir de 2035 todos los coches de pasajeros vendidos en China deberán ser, al menos, modelos híbridos. El cambio tan rápido busca que la contaminación de la industria llegue a su máximo en 2028 y que, después, baje un 60% para 2040.
La segunda gran meta es que los coches se manejen solos. El plan busca que se usen coches de Nivel 4, que son aquellos ‘robotaxis’ que circulan solos en ciertas zonas y que, luego empiecen a aparecer los de Nivel 5 (los que se conducen solos en cualquier lugar y clima).
China establecerá un ecosistema de infraestructura inteligente que conectará el coche, la carretera y la nube en un sistema único y robusto. Esto será esencial para garantizar la seguridad y el desarrollo a gran escala de la conducción autónoma, justo ahora que Europa empezó con esta nueva era.
Las baterías del futuro
El liderazgo global de China depende de una pieza clave: la batería de estado sólido. Esta nueva tecnología promete revolucionar los coches eléctricos, ofreciendo la posibilidad de recorrer más de mil kilómetros con una sola carga y siendo mucho más seguras que las actuales.
La estrategia china es no esperar. Quieren que las baterías de estado sólido comiencen a instalarse a pequeña escala en los coches para 2030, pero el gran salto y el uso masivo se darán en 2035. Este será el momento que use China para tomar la delantera en la tecnología de baterías en todo el planeta.
Pero eso no es todo, porque el plan se enfoca mucho en cómo se fabrican las cosas. La nueva hoja de ruta le dice a las empresas cómo deben producir para reducir su contaminación y sus costos al mismo tiempo, conectando los datos de toda la cadena de producción, desde la compra de piezas hasta la venta.
La «Hoja de Ruta 3.0» de China es más que un simple plan de fábrica; es una declaración de poder. Al obligar la electrificación y la conducción autónoma de forma tan rápida y a gran escala para 2040, el país no solo impulsa su economía, sino que le dice al resto del mundo a qué ritmo debe moverse. Si China sigue avanzando tan rápido, probablemente se convierta en el rey de los coches eléctricos y quizá sus marcas superen a Tesla, quien ha tomado medidas desesperadas.



















