De nuevo regresan las aves migratorias a las ciudades y se pone en marcha la obligación legal y el compromiso de todos y cada uno a la hora de proteger sus nidos y cumplir con la biodiversidad urbana que forman golondrinas, aviones comunes y vencejo; tal y como recuerdan asociaciones ecologistas.
La destrucción de nidos (que normalmente están en balcones, aleros y fachadas) está prohibida por la ley al tratarse de especies protegidas que aportan un enorme valor ecológico a los pueblos y ciudades a los que llegan para procrear.
«Golondrinas, vencejos y aviones son parte de la memoria y la vida cotidiana de nuestros pueblos y barrios. Verlas anidar en nuestras casas no es una molestia, es un privilegio. Son aliadas en el control natural de insectos y un indicador de buena salud ambiental. Su protección no es solo una obligación legal, es una responsabilidad colectiva con la biodiversidad urbana«, recuerdan desde organizaciones medioambientales en defensa de estas aves.
Prohibido por ley destrozar nidos de aves migratorias
Las golondrinas, aviones comunes y vencejos ya están de vuelta en las ciudades y pueblos. Estas aves migratorias, que llevan siglos conviviendo con la arquitectura urbana, regresan cada primavera desde África para reproducirse en cornisas, aleros, balcones y fachadas de nuestros edificios. Su llegada marca el inicio de una nueva temporada de cría y, con ella, la necesidad de garantizar la protección de sus nidos, que en muchos casos son destruidos de forma ilegal durante obras o limpiezas.
Recuerdan estas organizaciones que todas estas especies están protegidas por ley, y que la destrucción de sus nidos —incluso si están vacíos— puede ser sancionada administrativamente e incluso penalmente. Se trata de una infracción grave que no solo pone en peligro la biodiversidad urbana, sino que rompe con una tradición milenaria de convivencia entre aves y personas.
«Golondrinas, vencejos y aviones son parte de la memoria y la vida cotidiana de nuestros pueblos y barrios. Verlas anidar en nuestras casas no es una molestia, es un privilegio. Son aliadas en el control natural de insectos y un indicador de buena salud ambiental. Su protección no es solo una obligación legal, es una responsabilidad colectiva con la biodiversidad urbana», afirman.
Las organizaciones destacan que la presencia de estas aves en el medio urbano está en declive, principalmente por la pérdida de hábitat, la intensificación agrícola, el crecimiento de nuestras poblaciones, la eliminación de nidos en edificios, y las reformas que no respetan su ciclo reproductor. La situación de los vencejos, por ejemplo, es especialmente preocupante.
Otra forma de ayudar a estas aves urbanas es la instalación de cajas-nido bajo los aleros de los edificios que no cuenten con huecos naturales, como ocurre en el caso de los vencejos. Algunas de estas soluciones se aplican en edificios públicos, como las escuelas, lo que posibilita no solo la reproducción de las aves, sino también que la población local las conozca, valore y pueda aprender cerca su comportamiento.
Un buen ejemplo de ello son los nidales para vencejo instalados esta primavera en el Colegio Menéndez Pelayo, situado en el centro de Santander, «Los escolares siguieron con mucho interés la colocación de las cajas-nido, mientras los vencejos sobrevolaban por el entorno del centro», comentan.
Aves migratorias a vista de cámara
Otro de los ejemplos sostenibles es el seguimiento que se hace a través de una cámara web en directo de los vencejos pálidos de Jerez. La colonia, situada en el colegio Esclavas SCJ Jerez, en la temporada 2024 tuvo récord de nidos con 12 parejas nidificantes y 55 pollos volados.
Se trata de una cámara única en el mundo que muestra 24 horas al día el comportamiento reproductivo de esta apasionante y desconocida ave que sólo se posa para criar. En marcha desde la temporada de cría 2017, ha permitido observar ya momentos emocionantes, curiosos y algunos que aún no habían sido grabados, como cebas, cópulas, peleas o ataques de adultos a pollos.
Como recuerdan estas asociaciones ecologistas, existen medidas técnicas simples y compatibles con las reformas y la vida urbana que permiten evitar molestias sin destruir los nidos. Entre ellas están:
- Adaptar obras y reformas para evitar el periodo de cría (primavera y verano). En caso de una acción de este tipo pueda afectar a un nido, se requiere permiso previo de la administración competente para la destrucción del mismo.
- Instalar repisas o elementos de recogida de excrementos bajo los nidos, para evitar que esto afecte a la ciudadanía.
- Sustituir, fuera de época reproductora, nidos afectados por modelos artificiales cuando esté justificado. Aquí, de nuevo, se requiere un permiso previo de la administración competente.
- Incorporar elementos de nidificación en proyectos de rehabilitación energética.