Pesan apenas 20 gramos y su apariencia es sumamente delicada. Pero regresan cada año a la península Ibérica después de recorrer más de 5.000 kilómetros, desde el golfo de Guinea, en África, donde pasan el invierno. Han sobrevolado sin apenas descanso el desierto del Sáhara y el mar Mediterráneo y han resistido tormentas de agua y de arena. Una sola pareja que esté alimentando a sus crías puede eliminar hasta 1.700 moscas y mosquitos por día. No hay insecticida más eficaz y ecológico. Son las golondrinas que vuelven a Europa para reproducirse, anunciando la primavera.
La golondrina común (Hirundo rustica) es una de las aves más conocidas y de las mejor estudiadas. La especie ha sido clave para desentrañar aspectos de la migración, de la selección sexual y de la reproducción en las aves. Por su proximidad al ser humano a lo largo de la historia, forman parte de la cultura popular, y su llegada, cada vez más temprana como consecuencia del cambio climático, se considera anuncio del buen tiempo.
A pesar de su abundancia, es una especie en declive, sobre todo por culpa de los cambios en el medio rural y de las políticas y técnicas agrarias y aunque no es una especie amenazada, afronta serios problemas desde hace unos decenios, como el uso indiscriminado de plaguicidas, que reducen la cantidad de insectos, de los que se alimenta, la eliminación deliberada de nidos con la excusa de que ensucian (algo que está terminantemente prohibido y es un acto susceptible de ser multado) la dificultad para nidificar en nuevas construcciones rurales y el abandono del espacio rural, con la consiguiente ruina de muchas edificaciones.
Vuelven las golondrinas y anuncian la primavera
Ya lo decía Bécquer en sus versos, que “volverán las golondrinas”. Para el poeta sevillano la migración de las golondrinas era un símbolo del amor perdido, pero para muchas otras personas es un signo de buenas noticias. Y es que en la cultura popular la presencia de las golondrinas se toma como el anuncio de la primavera, una estación muy querida por la sociedad y en especial por los payeses y payesas, que ven sus huertos renacidos.
De hecho, hubo incluso un tiempo en que no se creía que las golondrinas migrasen a otras tierras, sino que se escondían entre piedras y agujeros, según Aristóteles, o que hacían un viaje a la luna. Evidentemente, esto es cosa del pasado; ahora sabemos que las golondrinas migran a tierras más cálidas, comen insectos y son una de las especies estrella del proyecto de ciencia ciudadana RitmeNatura, que estudia si cada año llegan antes a causa del calentamiento global.
¿De donde vienen las golondrinas?
La golondrina común (Hirundo rustica) vive y cría en Europa la mayor parte del tiempo, pero migra hacia el hemisferio sur -principalmente a África- para pasar los meses más fríos del invierno. Y una vez las temperaturas en la península son suaves de nuevo, vuelve. Por eso son un indicador de la llegada de la primavera y el buen tiempo.
Sin embargo, los últimos años se ha detectado que vuelven antes de lo previsto, a causa de los inviernos cálidos que conlleva el cambio climático. De hecho, según han detectado los voluntarios y voluntarias del proyecto ‘RitmeNatura’ del CREAF, algunas golondrinas están llegando incluso en enero a algunos rincones de Catalunya. Esto es un problema para estas aves, porque pueden darse nevadas y heladas después de su retorno y no están adaptadas para resistirlas.
¿Como se alimentan?
Las golondrinas son animales insectívoros, de modo que se alimentan principalmente de insectos, como las polillas, los mosquitos o las abejas. Ocasionalmente también comen bayas y frutas.
Su método de caza es muy vistoso, porque lo hacen en pleno vuelo y sin parar. Por eso, aquellas personas que viven cerca de nidos de golondrinas las verán en los amaneceres y atardeceres muy activas surcando los cielos, porque es el momento de más actividad de los mosquitos.
¿Donde anidan?
Cuando llegan a la península Ibérica desde el sur para criar, las golondrinas buscan edificios, masías, granjas y rincones diversos de las zonas urbanas para hacer su nido. Pese a que muchas personas puedan tener cierto recelo de tener estos nidos en su casa, no son una molestia en ningún caso: no atacan, no son demasiado ruidosas y ¡dejan libre de mosquitos la zona!