Hay una gran diferencia entre las especies invasoras y las locales. Las foráneas que llegan de una u otra forma a nuevos hábitats y logran habituarse y reproducirse son las llamadas especies invasoras y representan un grave peligro para las locales. Especialmente para las que son endémicas de ciertas zonas.
A veces el suceso se produce de forma involuntaria. mediante el transporte de mercaderías o a causa de una catástrofe natural, algún animal o planta llega de polizón a las nuevas tierras. Como se encuentra a gusto y en general carece de enemigos naturales, se asienta y prolifera. Y de paso acaba con otras especies que pasan a engrosar su menú diario o son expulsadas sin remedio por las nuevas especies invasoras.
Otras veces las cosas son más complicadas. Se las importa como mascotas, como en el caso de varias serpientes, insectos, mamíferos, peces y aves. Y si se escapan o son liberadas por negligencia o descuido, terminan representando una amenaza para la fauna y la flora locales y convirtiéndose en especies invasoras.
Todas las serpientes introducidas sean catalogadas como ‘especies exóticas invasoras’
El Govern ha propuesto al Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico la modificación del ‘Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras‘ para que todas las serpientes introducidas sean catalogadas como especies exóticas invasoras en todas las Baleares.
El objetivo de la petición es que las actuaciones de control que ya lleva a cabo el Govern en Mallorca queden más reforzadas técnica y jurídicamente, integrándose en los planes y campañas de control y erradicación, como sucede en Ibiza y Formentera, ha informado la Conselleria de Agricultura, Pesca y Medio Natural.
Piden que no se incluyan en el Catálogo las especies ya consideradas autóctonas: la culebra de garriga (Macroprotodon mauritanicus) y la culebra de agua (Natrix maura), en Mallorca y Menorca, y la culebra blanca (Zamenis scalaris).
Un decreto ya incluyó en el catálogo en agosto de 2013, pero solo con ámbito de aplicación en Ibiza y Formentera, donde llegaron a principios de siglo a través de la importación de olivos y otros árboles ornamentales.
Desde entonces, las serpientes invasoras han causado un grave impacto ecológico, especialmente sobre la lagartija pitiusa (Podarcis pityusensis), especie endémica y altamente vulnerable. Dicha norma también les otorgaba la condición de especie invasora en los islotes deshabitados del litoral balear, pero no en Mallorca ni Menorca.
En Mallorca, aunque todavía no se han alcanzado los niveles de densidad detectados en Ibiza y Formentera, la proliferación de serpientes —especialmente la de herradura (Hemorrhois hippocrepis), pero también la culebra blanca (Zamenis scalaris), la bastarda (Malpolon monspessulanus) y la culebra verde y amarilla (Hierophis viridiflavus)— representan una amenaza creciente.
La presión depredadora de estas especies puede afectar gravemente a la fauna silvestre autóctona, incluyendo especies protegidas como la lagartija balear (Podarcis lilfordi) en los islotes, el ferreret (Alytes muletensis) en la Serra de Tramuntana o el paíño europeo (Hydrobates pelagicus) en las colonias de cría.
La Conselleria advierte de que el espectro de presas de las serpientes invasoras es muy amplio y puede ir desde micromamíferos hasta aves paseriformes.
El Govern ya ha incrementado en Mallorca las actuaciones de trampeo y control, concentrando los esfuerzos en zonas de especial importancia biológica, como islotes y espacios naturales protegidos, donde se han instalado 375 trampas durante la campaña actual.
En septiembre, el Ministerio abrió el periodo de consulta pública previa sobre el proyecto de Orden Ministerial que modificará el Catálogo, plazo que finalizará el 20 de octubre. Posteriormente, se abrirá el proceso de información pública antes de la aprobación definitiva y la publicación de la norma en el Boletín Oficial del Estado (BOE).
La Dirección General de Medio Natural y Gestión Forestal ha destinado 2,5 millones de euros —la mayor inversión realizada hasta ahora— a la lucha contra las serpientes invasoras en Ibiza y Formentera, casi el triple de lo invertido entre 2020 y 2023.
Este esfuerzo se ha traducido en la instalación de más de 2.600 jaulas, un 35 % más que en 2024 y cuatro veces más que hace cinco años, así como en el aumento del personal del Cofib, con 13 técnicos dedicados exclusivamente a esta tarea.
También se han creado 18 reservas urbanas de lagartija pitiusa en parques y centros educativos, y se ha impulsado un proyecto conjunto con la Fundación Barcelona Zoo para garantizar la conservación ex situ de las lagartijas endémicas baleares.
Está prevista la construcción de cuatro refugios seguros para la reintroducción de lagartijas criadas en cautividad en las fincas públicas de Can Marines y Sa Coma. EFE / ECOticias.com