Dentro del programa CustForest se realizan varios tipos de intervenciones en varias zonas de Cataluña: la del buitre negro en Muga y otras tantas en las que se actúa sobre el urogallo, la tortuga mediterránea y el águila perdicera, todas especies paraguas como el buitre negro.
El objetivo del proyecto es impulsar la custodia del territorio como herramienta de gobernanza para generar bioeconomía en sistemas forestales, promoviendo la fijación de la población y la conservación y mejora de la biodiversidad, así como su resiliencia frente al cambio climático.
El proyecto propone una gestión forestal multifuncional que responda a los retos y oportunidades de los bosques teniendo en consideración la biodiversidad forestal, los servicios ecosistémicos, la diversidad de actores y los nichos de bioeconomía para hacer frente al despoblamiento rural, al tiempo que genera cohesión territorial.
Seduciendo al buitre negro
El buitre negro actúa como un ‘servicio de limpieza’ al alimentarse de animales muertos, pero, en Cataluña, solo anidan diecinueve parejas, todas ellas en la comarca leridana del Pallars Jussà, por lo que el proyecto CustForest se propone atraer estas aves al Pirineo Oriental con nidos artificiales y figuras que imitan ejemplares reales.
El lugar escogido es el valle de la Muga y todas estas acciones se enmarcan en un proyecto con financiación europea, el CustForest, creado con el apoyo del Cuerpo de Agentes Rurales para atraer a estas aves. El buitre negro está catalogado entre las especies amenazadas en Cataluña, donde vive menos de un 1 % del total de la población europea.
La técnica del CustForest Marta Josa, miembro de una de las entidades que participan en el proyecto, el Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF), ha explicado que estos animales se consideran «especie paraguas», ya que su protección beneficia a otras, tanto de fauna como de flora, asociadas a ecosistemas mediterráneos.
Con la financiación europea obtenida a través de la Fundación Biodiversidad, lo que se ha hecho en este caso es construir ocho nidos artificiales en árboles clave. Además, han instalado figuras que simulan buitres negros con el objetivo de provocar un efecto llamada entre los ejemplares que sobrevuelen la zona para que la consideren atractiva para reproducirse.
El proyecto cuenta con la colaboración del Cuerpo de Agentes Rurales a través del Grupo de Apoyo de Montaña, que aporta experiencia en trabajos verticales al acceder a lo más alto de los árboles escogidos y fijar la plataforma metálica en la que se colocan las ramas para el nido.
También colocan las figuras falsas para atraer ejemplares reales, mientras que el socio científico del CustForest, el CREAF, es el que se encarga de seleccionar los mejores árboles para compatibilizar toda la acción con una gestión forestal sostenible. Los trabajos se orientan también a la mejora estructural del bosque, a la reducción de la carga combustible y a la disposición de espacios favorables para el anidamiento.
Nidos y figuras artificiales
El coordinador del Grupo de Apoyo de Montaña Oriental del Cuerpo de Agentes Rurales, Francesc Gomes, ha detallado que las plataformas que ejercen de base de los nidos artificiales miden un metro y medio de diámetro aproximadamente.
Gomes ha especificado que la mayoría de buitres negros que pasan por esta zona proceden de Francia, mientras que el responsable de Biodiversidad de la Fundación Pioneers of our Time, Aleix Millet, otra de las entidades socias del proyecto, ha bromeado con que todas estas labores corresponden a «actuaciones de seducción».
«Se trata de atraer a los ejemplares que pasen por la zona y, para ello, se ha creado una colonia falsa con nidos y figuras, haciendo que generen el efecto de que hay realmente una población de buitres negros, el ave necrófaga más grande de Europa», ha añadido.
A diferencia de otras, el buitre negro mantiene una estrecha relación con los bosques donde encuentra refugio y construye sus nidos en los árboles más altos y robustos. Esas estructuras llegan a superar los centenares de kilos y son reutilizadas cada año.
El buitre negro dispone de un pico que le permite desgarrar tendones y músculos y se alimenta principalmente de carroña, principalmente restos de conejos o de grandes mamíferos como vacas y ovejas. Sus jugos gástricos, extremadamente ácidos, le permiten neutralizar bacterias y virus peligrosos para otros animales y para los humanos, con lo que juega un papel clave en el ecosistema. EFE / ECOticias.com