Un estudio ha explorado el bostezo contagioso en chimpancés adultos (Pan troglodytes) en presencia de un agente humanoide no biológico. Los chimpancés observaron a un androide que retrataba expresiones faciales específicas, incluyendo bostezos y bocas abiertas.
Los resultados mostraron que los chimpancés adultos exhibieron contagio de bostezos, con una respuesta graduada: el contagio más alto ocurrió cuando el androide mostró una boca completamente abierta (condición de bostezo), una respuesta reducida cuando la boca estaba parcialmente abierta (condición de boca abierta), y ningún contagio cuando la boca del androide estaba cerrada (condición de cierre).
Además, los chimpancés participaron en comportamientos asociados con la somnolencia, como juntar materiales de cama, construir nidos y acostarse, mientras observaban al androide bostezar.
Estudiando a los chimpancés
Los chimpancés (Pan troglodytes) pueden ‘contagiarse’ de los bostezos de un androide que imita las expresiones faciales humanas, según una nueva investigación de la Universidad de Londres City St George’s publicada en la revista Scientific Reports.
El estudio ha demostrado que los chimpancés bostezan y se tumban en respuesta a los bostezos de un androide, lo que sugiere que este gesto puede actuar como una señal para descansar en lugar de simplemente desencadenar una respuesta automática. Según los autores, es la primera vez que se demuestra que un bostezo también puede ser contagioso aunque proceda de un modelo inanimado.
El bostezo contagioso, en el que ver bostezar a otro animal provoca una respuesta de bostezo en un individuo, se observa principalmente en mamíferos y algunos peces. Sin embargo, todavía no se conocen los orígenes evolutivos del bostezo y ni por qué se contagia, incluso entre especies distintas.
Para hacer este estudio, el investigador honorario Ramiro Joly-Mascheroni y la profesora Beatriz Calvo-Merino, ambos del City St George’s, junto a investigadores de la Universitat de Girona, emplearon una cabeza androide para simular expresiones faciales y evaluar las respuestas de catorce chimpancés de entre 10 y 33 años de la Fundació Mona Primate Sanctuary, en España.
La cabeza androide producía expresiones faciales —entre ellas el bostezo— con una duración de 10 segundos cada movimiento facial. Los chimpancés mostraron bostezos contagiosos en respuesta al ‘bostezo’ del androide. Los chimpancés adultos respondieron de forma gradual en función de las diferentes expresiones faciales del androide.
Contagio del bostezo de un androide
El contagio del bostezo fue mayor cuando el androide mostraba la boca completamente abierta («bostezo»), menor cuando la boca estaba parcialmente abierta («boquiabierto») y nulo cuando la boca del androide estaba cerrada. Para Joly-Mascheroni, estos hallazgos «demuestran que los chimpancés exhiben contagio del bostezo cuando lo desencadena un agente inanimado no biológico, un androide humanoide, que parece estar bostezando».
«A pesar de sus funciones primarias difíciles de definir —todavía no sabemos exactamente por qué bostezamos, y mucho menos por qué es contagioso—, el bostezo puede seguir teniendo una función comunicativa no verbal muy antigua desde el punto de vista evolutivo, y su aspecto contagioso puede ayudarnos a descubrir más sobre cómo los seres humanos y los animales desarrollaron formas de comunicación e interacción social».
«Explorar las respuestas de bostezo de los chimpancés hacia un agente artificial nos ayuda a comprender el mecanismo de la cognición social y las interacciones más allá de los seres humanos. Esta investigación interdisciplinaria mejora la colaboración entre disciplinas como la psicología, la robótica y la zoología, añade Calvo-Merino.
Los investigadores creen que los mecanismos que subyacen a esta respuesta aún requieren más investigación para aclarar si otras acciones realizadas por robots o agentes artificiales son contagiosas para los animales y en qué medida se parecen a la respuesta en los seres humanos. EFE / ECOticias.com