Hoy es el Día Mundial de los Polinizadores 2024, una efeméride que se celebra cada 10 de marzo y que busca informar al mundo entero de las graves amenazas que acechan a todos los agentes polinizadores del mundo. Y las nefastas consecuencias que su desaparición podría tener para la seguridad alimenticia mundial y la supervivencia de todas las especies.
Sin insectos polinizadores, los paisajes que nos rodean serían drásticamente diferentes. Se estima que los agentes polinizadores (insectos, aves, reptiles, arácnidos, etc.) participan en la reproducción de casi el 80% de las plantas con flores.
Y que una gran parte de los cultivos que nos proveen de alimentos, tejidos, biocombustibles y mucho más, se benefician de su contribución a la polinización. Las abejas, las avispas y los abejorros son los insectos polinizadores más conocidos y numerosos, pero en esta colosal labor también participan mariposas, moscas y escarabajos, entre otros.
Los polinizadores son un gran éxito de la coevolución
Tras su aparición hace unos 140 millones de años, las plantas con flores se diversificaron rápidamente hasta dominar la mayoría de los ecosistemas terrestres. El desarrollo de una relación especial entre estos vegetales y los polinizadores es una de las razones de este éxito. Varias pistas demuestran la importancia de la relación planta-insecto, que ha beneficiado a ambos y al resto de los seres vivos del planeta, incluidos los humanos.
Es importante destacar el desarrollo de estructuras destinadas a atraer a los polinizadores, como los nectarios y las corolas extravagantes. Además, a la aparición de las plantas con flores le siguió una rápida diversificación de ciertos grupos de insectos. Se estima que hoy en día existen en el mundo unas 200.000 especies de polinizadores, de las cuales más del 99% son insectos.
Una contribución esencial a nuestra diversidad dietética
Los polinizadores contribuyen significativamente a la dieta de la humanidad. Determinadas plantas, como la mayoría de los árboles frutales, frutos pequeños, cucurbitáceas y canola, solo producen frutos y semillas si existe la intervención de ciertos agentes polinizadores.
Otras especies como los tomates, los pimientos, las berenjenas y las judías recurren a la autopolinización o la polinización por el viento. Pero la contribución de un insecto conducirá a una mejor tasa de fertilización y, por tanto, a la obtención de mejores cosechas.
Los cultivos de mayor volumen son más polinizados por el viento (arroz, trigo, maíz). Sin embargo, está claramente documentado que una marcada reducción de la cantidad de agentes polinizadores tendría un impacto significativo en nuestra diversidad dietética y empeoraría ciertas deficiencias de nutrientes en las poblaciones humanas a nivel mundial. Lo que afectaría mucho más a los países pobres y vulnerables.
Atacados en varios frentes
Desafortunadamente, nuestro mundo sigue estando impulsado por un ansia de crecimiento que resulta cada vez menos hospitalario con estos valiosos aliados, para quienes las amenazas continúan multiplicándose.
Los insecticidas, herbicidas y fungicidas afectan, entre otras cosas, a la reproducción, la inmunidad y el comportamiento de muchas especies. El cambio climático puede provocar una desincronización entre la floración y el ciclo vital de los polinizadores. De hecho, algunos abejorros son muy sensibles a los episodios de temperaturas extremas y de olas de calor.
La calidad nutricional del polen ha disminuido significativamente desde el inicio de la era industrial, debido al aumento de la proporción de CO2 en la atmósfera. Los polinizadores domesticados suponen una feroz competencia por los recursos para los nativos y pueden transmitirles patógenos y parásitos destructivos.
Está bien documentado que las abejas silvestres y los abejorros están en graves problemas. Sin embargo, hay otros muchos grupos de polinizadores que también están amenazados, pero de los que se sabe poco y se informa menos.
En el Día Mundial de los Polinizadores 2024, cada uno de nosotros puede aportar algo de ayuda a estos imprescindibles vecinos de planeta. Plantemos especies nativas con flores, evitemos los insecticidas y apostemos por la agricultura ecológica.