Hoy 4 de mayo es el Día Internacional del Respeto por las Gallinas, una fecha dedicada a reflexionar sobre estas aves y su importancia en la industria avícola, así como a concienciar sobre el trato que reciben. Este día se celebra en muchos países para recordar que las gallinas son animales inteligentes y sensibles que merecen respeto y protección.
Desde siempre las gallinas no han sido vistas como aves, sino simplemente como comida y las peleas de gallos (y gallinas) eran un pasatiempo para las personas, que lamentablemente aún se practica legalmente en algunos países e ilegalmente en otros (como es el caso de España). Y la triste realidad es que miles de millones de gallinas viven en espacios ínfimos, donde apenas pueden moverse y la mayoría no ve la luz del sol jamás.
Con la idea de concienciar a las personas sobre el maltrato a estos animales, en 2005 se creó una ONG en defensa de las aves domésticas y de ahí surgió la idea de instaurar el Día Internacional del Respeto por las Gallinas, para informar y concienciar al mundo de lo mucho que sufren.
Día Internacional del Respeto por las Gallinas
El 4 de mayo es el Día internacional del respeto a las gallinas y Observatorio Animal Latam publica nuevas cifras que evidencian la magnitud de la explotación a la que estas aves son sometidas en la industria alimentaria. A nivel mundial, más de 8.300 millones de gallinas son utilizadas para la producción de huevos, la mayoría confinadas en sistemas de jaulas que impiden el desarrollo de sus comportamientos más básicos.
Según el Informe Libre de Jaulas 2024 de Observatorio Animal Latam, en países como Chile, Colombia y Perú, entre el 70% y el 98% de las gallinas aún son criadas en jaulas en batería, un sistema que limita su movilidad, las expone a altos niveles de estrés y deteriora gravemente su bienestar físico y emocional. Las prácticas habituales de la industria incluyen la muda forzada, el corte de picos sin anestesia y el sacrificio masivo de pollitos macho, acciones que refuerzan la urgencia de una transformación estructural.
Además del impacto en los animales, el informe advierte sobre los riesgos para la salud pública: el hacinamiento en granjas industriales facilita la propagación de patógenos y aumenta la probabilidad de brotes de enfermedades zoonóticas, como la gripe aviar y la salmonella. El confinamiento extremo genera altos niveles de estrés en las gallinas, lo que debilita su sistema inmunológico y las vuelve más vulnerables a infecciones virales y bacterianas.
“La forma en que criamos a las gallinas incide directamente en la calidad del alimento que consumimos. Hablar de respeto no es solo un valor ético, también es una cuestión de salud pública y de derecho a la información”, señaló Magdalena López, directora de campañas en Fundación Veg.
A nivel regional, ya se observan avances: en Chile, Perú y México, empresas han comenzado procesos de transición hacia sistemas libres de jaulas, y se han presentado iniciativas legislativas para prohibir su uso. Sin embargo, la mayoría de las gallinas aún vive confinada, y la falta de transparencia sobre el origen de los huevos limita las decisiones informadas de los consumidores.
En este contexto, organizaciones como Observatorio Animal Latam, respaldado por Fundación Veg, han promovido iniciativas legislativas orientadas a mejorar la transparencia en la producción de huevos. En Chile, por ejemplo, se ha presentado un proyecto de ley que busca prohibir el uso de jaulas en batería para gallinas ponedoras, fomentar un modelo de producción más ético y sustentable, e implementar tecnologías como el sistema in ovo para evitar el sacrificio de pollitos macho. La propuesta también contempla un etiquetado obligatorio que informe claramente al consumidor sobre el sistema de crianza de las gallinas.