Los proyectos de ciencia ciudadana reciben cada vez mayor atención y despiertan el interés de gestores y entidades públicas, de la comunidad científica y de las agencias financiadoras internacionales. No se trata de una moda pasajera, sino de una realidad bastante consolidada que da un apoyo importante al estudio y la protección de la naturaleza.
Desde comienzos del siglo XXI no solo han ido creciendo el número, la diversidad y la complejidad de los proyectos, sino que su puesta en marcha ha ido en paralelo a un importante trabajo de reflexión.
Efectivamente, la ciencia ciudadana es una metodología científica y de fomento de la cultura científica con un importante arraigo en el CSIC. Basta mirar el mapa de proyectos que se dan en la institución para darse cuenta de la diversidad y amplitud de esta estrategia de trabajo.
Ciencia ciudadana y naturaleza
Entre la Fundación Caixa Enginyers y el CREAF existe una colaboración estratégica desde 2021, gracias al apoyo de filantropía científica de la Fundación y su compromiso durante estos cuatro años. Hasta el día de hoy hemos recorrido un largo camino juntas y, lo más importante, hemos construido y hecho crecer una nueva Comunidad de práctica de Ciencia Ciudadana con resultados directos sobre el centro y sobre las personas.
Han sido cuatro años de colaboración estratégica transversal que nos han ayudado a impulsar nuevos proyectos de ciencia ciudadana, que cuentan con la cooperación y participación de cientos de personas, y nuevas metodologías innovadoras para medir cómo la investigación que incluye la ciencia ciudadana contribuye a cambiar la sociedad.
En primer lugar, gracias a la cofinanciación de la Fundación Caixa Enginyers, el CREAF cuenta con una técnica en ciencia ciudadana y educación ambiental que dinamiza y ofrece un apoyo de 360º a los proyectos de ciencia ciudadana.
Con ella, la comunidad investigadora que lidera estos proyectos se reúne recurrentemente para compartir el estado de sus investigaciones, idear nuevas propuestas y enfocarse en los siguientes pasos. Forman lo que a nivel interno se ha bautizado como una comunidad de aprendizaje común para generar el máximo impacto con la investigación realizada.
Asimismo, el CREAF ha dado a conocer sus proyectos a través de nuevos formatos. Se han grabado y producido vídeos y entrevistas para todos nuestros canales de comunicación, explicando cómo la ciudadanía puede participar con el CREAF haciendo ciencia.
Todo esto ha dado sus primeros resultados, como el aumento tanto del número de personas voluntarias como de observaciones. Además, se han establecido alianzas con nuevos colaboradores, como la Federación de Entidades Excursionistas de Cataluña (FEEC), y los proyectos han sido reconocidos en convocatorias competitivas de la Fundación para la Ciencia y Tecnología del Gobierno de España (como Sentinelles del bosc, FenoRural y AlesAules).
Y las buenas noticias no acaban aquí: además de los proyectos premiados, cada vez más investigadores e investigadoras abren la ciencia a la colaboración ciudadana. Por ejemplo, el Grupo de Investigación en Ecología de Insectos y de la Polinización (GEIP) se ha incorporado recientemente a los grupos de investigación que ya trabajan con proyectos de ciencia ciudadana y aplicará esta metodología en el curso 2024-25.
¿Cuáles son los beneficios sociales de la ciencia ciudadana?
El CREAF es un centro de investigación de carácter abierto y colaborativo, que basa sus valores, visión y misión en el vínculo con la sociedad. Por ello, potencia la investigación científica de calidad y con un impacto positivo en las personas y el planeta.
Una forma de acercar la investigación a la ciudadanía y a las personas a la naturaleza es la ciencia ciudadana: una metodología de investigación participativa en la que personas no vinculadas a la academia y con cualquier nivel de conocimiento pueden formar parte del proceso de investigación mientras conocen y aprenden sobre su entorno natural y la conexión que tenemos con él.
Esta metodología ya se promueve y aplica en todo el mundo desde hace más de 10 años y su utilidad en la investigación se ha demostrado en numerosas ocasiones. Pero, ¿qué beneficios aporta la investigación realizada con ciencia ciudadana más allá del conocimiento científico?
La ciencia ciudadana está ayudando, entre otras cosas, a:
- mejorar la gestión de la naturaleza y conservar mejor la biodiversidad por parte de las administraciones
- tener un impacto positivo relevante en el proceso de aprendizaje y en el disfrute del entorno por parte de las personas
Por ejemplo, en el proyecto de ciencia ciudadana uBMS (urban Butterfly Monitoring Scheme), los voluntarios disfrutan y aprenden al mismo tiempo que ayudan a recopilar datos sobre la diversidad de las mariposas urbanas como bioindicadores del cambio climático. Esta información clave es utilizada posteriormente por el Ayuntamiento de Barcelona para mejorar la gestión del verde urbano, lo que a su vez contribuye a mejorar la salud de las personas en la ciudad.
Gracias a la implicación de la ciudadanía, al trabajo del CREAF y al apoyo estratégico transversal de la Fundación Caixa Enginyers durante estos cuatro años, ahora estamos profundizando en el análisis del impacto del uBMS en la sociedad. Estamos rastreando qué ha aportado el proyecto a sus voluntarios, a la biodiversidad urbana y a la gestión municipal.
Para ello, seguimos la estrategia de impacto del CREAF, hemos consultado publicaciones de artículos e informes, hemos trabajado conjuntamente con el Ayuntamiento de Barcelona para averiguar cómo ha cambiado el verde en los parques y jardines de la ciudad, hemos contrastado resultados con las investigadoras y pronto recogeremos la experiencia de los voluntarios. Lo que podemos afirmar hasta ahora es que el uBMS no solo ha despertado la conciencia de sus participantes, sino que también ha influido directamente en la gestión del verde urbano en Barcelona.