Un nuevo proyecto que se está implementado en la actualidad alerta sobre los impactos ambientales que puede tener el uso indiscriminado de la ivermectina. Además investiga posibles soluciones sostenibles que apunten a proteger el suelo, la biodiversidad, la salud pública y la sanidad animal
Los protagonistas de dicho proyecto son los escarabajos peloteros, cuyo estudio permitirá a los científicos conocer el estado de salud del proceso ecológico que conlleva la descomposición de los excrementos y como se lleva a cabo su incorporación a los suelos en las inmediaciones de Monfragüe.
Ivermectina y ganadería
En el marco de la transición hacia una ganadería más respetuosa con el medio ambiente, un grupo de investigadores y expertos trabaja en un proyecto de sensibilización sobre el uso no racional de la ivermectina, un antiparasitario clave en la medicina veterinaria. Resulta eficaz y económico, pero su uso generalizado y de forma preventiva genera graves consecuencias ecológicas.
«En los últimos años debido al uso no racional de (ivermectina) antiparasitarios ecotóxicos ha desaparecido en gran parte la fauna coprófaga, que es la encargada de incorporar los excrementos del ganado al suelo y facilitar el reciclaje de los nutrientes, para que el pasto se desarrolle con buena calidad nutricional para el ganado en los agroecosistemas», en palabras del catedrático en Zoología Jose R. Verdú, responsable también de este proyecto.
Por tanto, el trabajo se centra en estudiar cómo la ivermectina no solo promueve la resistencia de parásitos, sino que también afecta negativamente a ciertos insectos coprófagos, que son esenciales para la degradación de los excrementos del ganado. El planteamiento es que en resumen se «impide la fertilidad del suelo, aumenta la emisión de gases de efecto invernadero y multiplica el riesgo de reinfecciones parasitarias».
En las inmediaciones de Monfragüe hacemos unos muestreos que consisten en poner trampas de caída para colecta ‘en vivo’ cebadas con excremento vacuno libre de ivermectina. En estas muestras, que posteriormente se liberan en su medio, esperamos encontrar al menos 20 especies de ‘escarabajos peloteros’ que nos permitirán evaluarlos, para tener una medida de biodiversidad que nos ayude a conocer el estado de salud del proceso ecológico de la descomposición de los excrementos y su incorporación al suelo«, explica el experto que avanza que habrá resultados el próximo otoño y que esperan trasladarlos a veterinarios, ganaderos y al resto del sector agrario para tratar de buscar soluciones conjuntas.
Estudio con escarabajos peloteros
«También vamos a poner boñigas artificiales de las que conocemos el peso inicial y vamos a dejarlas 15 días; con una serie de controles, mediremos la tasa de degradación del excremento en nueve fincas ganaderas con distintos tipos de gestión del ganado, es decir, podremos determinar el proceso funcional qué desempeñan los escarabajos peloteros en cada finca y relacionarlo con la calidad de los pastos que presentan. Eso nos permitirá tener una visión bastante aproximada de la situación actual del estado de salud de la fauna coprófaga de esta zona» concluye.
El proyecto destaca alternativas sostenibles como el pastoreo rotacional, el uso de razas autóctonas, el control de la carga de parásitos del ganado mediante análisis coproparasitológicos y la fitoterapia con plantas medicinales con gran potencial antiparasitario. También se analizará, en casos justificados y previo diagnóstico, el uso de antiparasitarios alopáticos (ivermectina) considerando periodos de aplicación que no afecten a la fauna coprófaga o el uso de moléculas con un nivel de toxicidad bajo.
La iniciativa, respaldada por entidades como el Ministerio para la Transición Ecológica y la Agencia Española de Medicamentos, propone un cambio de paradigma en el manejo ganadero. «Partimos de la base de que la sostenibilidad del campo no puede construirse a costa de la biodiversidad«, concluye Jose Morales, técnico ambiental de Fundación Global Nature que está implicado en este proyecto.
El trabajo es posible gracias a subvenciones para actuaciones en el área de influencia socieconómica del Parque Nacional de Monfragüe en el marco del plan de recuperación transformación y resiliencia financiado por los fondos Next Generation de la Unión Europea. Además, colabora el Centro Iberoamericano de la Biodiversidad (CIBIO) de la Universidad de Alicante para los monitoreos. ECOticias.com