Un nuevo estudio dirigido por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), publicado en Science, demuestra que los macacos pueden mantener un ritmo musical, lo que desafía la creencia de que solo los animales con aprendizaje vocal pueden sincronizar el movimiento con el ritmo.
Los humanos desarrollan la sincronización rítmica en etapas tempranas de la vida, pero esta capacidad es extremadamente rara en otras especies y se ha observado principalmente en ciertas aves.
Los hallazgos cuestionan la hipótesis del aprendizaje vocal, que propone que la sincronización rítmica requiere circuitos cerebrales especializados que vinculan la audición y el movimiento.
Macacos ritmo musical: un hallazgo que sorprende a la ciencia moderna
Según un nuevo estudio, los macacos pueden seguir el ritmo de la música, lo que contradice la creencia de que solo los animales con capacidad para aprender a vocalizar pueden encontrar el ritmo y moverse al compás. Los detalles de la investigación, liderada por Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), se publican en la revista Science.
Según los autores, el descubrimiento ofrece nuevos datos que sugieren que las raíces del ritmo pueden ser mucho más profundas en nuestro pasado evolutivo de lo que se creía anteriormente.
Los seres humanos tienen una capacidad única para percibir y moverse al compás de un ritmo musical constante. Se trata de una habilidad que se desarrolla en las primeras etapas de la vida y que requiere un complejo reconocimiento de patrones, predicción y coordinación motora.
Fuera del ámbito humano, la capacidad de sincronizar el movimiento con el ritmo —isocronismo— es muy poco frecuente en el reino animal y solo se ha observado en algunas aves y en individuos excepcionales de otras especies, lo que deja un vacío en nuestra comprensión de sus raíces evolutivas y neurobiológicas.
El entrenamiento con metrónomo revela capacidades rítmicas ocultas
Una de las principales teorías, la hipótesis del aprendizaje vocal, sugiere que la sincronización rítmica depende de circuitos cerebrales especializados que vinculan estrechamente la audición y el movimiento, y que evolucionaron para apoyar el aprendizaje vocal complejo.
En el estudio que se publica ahora, los autores investigaron si los macacos entrenados para sincronizar sus golpes con los latidos del metrónomo podían extender sus habilidades de golpear al metrónomo a la música real en toda su complejidad acústica.
En el experimento, dos macacos entrenados con el metrónomo escuchaban una de tres canciones seleccionadas por humanos y eran recompensados cuando golpeaban al ritmo de cada canción.
La sincronización motora animal abre nuevas preguntas evolutivas
Sorprendentemente, ambos animales desarrollaron ritmos de golpeteo consistentes en todas las canciones, y cuando los autores cambiaron el tempo de la música, las fases de golpeteo de los macacos también cambiaron, lo que demostró que se sincronizaban con la estructura musical en lugar de responder de forma refleja a las señales.
Este comportamiento se observó incluso cuando se presentó a los monos una canción que no habían escuchado antes y cuando ya no se les recompensaba por golpear al ritmo.
El estudio de la UNAM desafía hipótesis sobre aprendizaje vocal
Según los autores, los hallazgos sugieren que, aunque los monos no experimentan la música tan plenamente como los humanos y requieren un entrenamiento considerable, la percepción del ritmo puede abarcar un continuo evolutivo más amplio de lo que se creía anteriormente y no se limita únicamente a las especies que aprenden a vocalizar.
Si bien los macacos no pueden aprender vocalizaciones, trabajos previos demostraron que se les puede entrenar para que marquen un metrónomo de forma predictiva. En el nuevo estudio, dos macacos entrenados escucharon canciones seleccionadas por humanos y fueron recompensados por marcar el ritmo a tiempo.
Ambos produjeron patrones de golpeteo consistentes en todas las canciones, se ajustaron al cambiar el tempo y mantuvieron la sincronización incluso con música desconocida y sin recompensas. Los resultados proponen que la percepción del ritmo podría estar más extendida en la evolución de lo que se creía y no limitarse a las especies con aprendizaje vocal. Seguir leyendo en ECOticias.com













