Desde la ONG SEO/BirdLife alertan que si no se tienen claros los objetivos comunes, unos gastos mínimos y una condicionalidad ambiental específica y eficaz, la PAC post-2027 en vez de aportar soluciones, lo que haría es agravar aún más la problemática que ya existe.
La organización explica que es necesaria una PAC estructural verde y cuyos objetivos sean comunes y claros, apuntando a la reorientación progresiva de un modelo agrícola que se base en prácticas justas, sostenibles y extensivas, que además, generen expectativas positivas en las comunidades rurales.
Alerta sobre la futura Política Agraria Común
La propuesta de la Comisión Europea para la futura Política Agraria Común (PAC), enmarcada en el nuevo Marco Financiero Plurianual (MFP) 2028–2034, supone un punto de inflexión para la política agraria europea. Más allá del recorte presupuestario previsto, la ONG alerta de que esta reforma debilita la ambición ambiental y fragmenta su carácter común, poniendo en entredicho su capacidad de transformación en un momento crítico para el medio rural, la biodiversidad y el clima.
La medida ha generado el rechazo de organizaciones agrarias, administraciones autonómicas y el propio Ministerio de Agricultura, que alertan de sus efectos negativos sobre las explotaciones familiares, el relevo generacional y la soberanía alimentaria. La ONG comparte esa preocupación, y advierte además de un riesgo añadido: la renuncia a construir una PAC estructural, verde y verdaderamente común, que impulse el cambio hacia un modelo agrario sostenible.
«Debilitar la PAC es no entender la interdependencia entre producción agrícola, protección de la naturaleza y estabilidad social. Europa pierde capacidad de acción colectiva. Más allá del recorte, el verdadero riesgo está en perder las herramientas comunes para orientar el modelo agrícola hacia la sostenibilidad. Europa no necesita una PAC más grande, sino una PAC mejor, con reglas claras, condicionalidad exigente, incentivos alineados con los bienes públicos que genera la agricultura sostenible y una planificación estratégica basada en resultados«, señala Asunción Ruiz, directora ejecutiva.
Riesgos estructurales
La propuesta elimina las obligaciones de gasto mínimo en medidas agroambientales y climáticas, lo que, unido a una flexibilidad excesiva para los Estados miembros, puede derivar en un mapa fragmentado donde la ambición ambiental dependa exclusivamente de la voluntad política nacional. La condicionalidad ambiental se sustituye por un sistema llamado «custodia agraria» (farm stewardship), que lejos de reforzar los principios ambientales y sociales, abre la puerta a múltiples excepciones e interpretaciones que vacían de contenido los compromisos.
Además, la lógica de evaluación sigue centrada en superficies cubiertas por intervenciones, en lugar de medir resultados reales sobre biodiversidad, salud del suelo, uso del agua o mitigación climática. Esta visión limitada impide conocer el impacto real de las políticas y perpetúa errores del pasado.
«Una PAC sin rumbo, sin objetivos claros ni exigencias comunes no va a ayudar al futuro del campo. Se convierte en una caja de pagos sin dirección, y eso no sirve ni a la agricultura, ni al medio ambiente, ni a la sociedad», subraya José Eugenio Gutiérrez, coordinador de Sistemas Agroalimentarios y Desarrollo Rural de la ONG, quien además, añade: «una PAC sin estructura común ni presupuesto específico para medidas ambientales nos deja sin instrumentos eficaces para conservar los sistemas agrarios más valiosos«.
Sin objetivos comunes
Uno de los principios fundacionales de la PAC ha sido su carácter común, con un marco compartido para garantizar la equidad y la coherencia territorial. Al disolver ese enfoque en un mecanismo financiero multisectorial más amplio, la propuesta diluye la cohesión del proyecto europeo.
Esta renacionalización de facto pone en riesgo la capacidad de respuesta colectiva ante desafíos compartidos, como la pérdida de biodiversidad, el cambio climático o el abandono del campo. «Sin mínimos de gasto comunes, sin objetivos compartidos y sin instrumentos coordinados, no hay política agraria europea. Solo la suma de intereses nacionales«, añade José Eugenio Gutiérrez.
Claves para una PAC eficaz
La organización ecologista propone seis líneas prioritarias para que la nueva PAC cumpla con los retos que tiene por delante:
- Reconstruir una arquitectura verde común, con objetivos, indicadores y requisitos mínimos compartidos.
- Establecer compromisos de gasto mínimo en medidas agroambientales y climáticas, asegurando que una parte significativa del presupuesto se destine a bienes públicos y restauración del capital natural.
- Mantener y reforzar las medidas agroambientales y de desarrollo rural, sin permitir mecanismos de excepción arbitrarios.
- Vincular los indicadores a resultados reales, que midan impactos sobre biodiversidad, suelo, agua y clima.
- Reorientar la PAC hacia modelos sostenibles, priorizando las explotaciones que generan empleo, fijan población, conservan el paisaje y producen con responsabilidad ambiental.
- Reconocer y financiar los servicios ecosistémicos, garantizando recursos suficientes para su mantenimiento y expansión.
Solo a través de una PAC estructural, común, verde y con objetivos claros Europa podrá reorientar progresivamente el modelo agrícola hacia prácticas sostenibles, extensivas, justas y generadoras de valor para las comunidades rurales.
Biodiversidad en el agro
Experiencias como LIFE Olivares Vivos, Secanos Vivos o Montes Vivos demuestran que es posible compatibilizar producción agrícola, conservación de la biodiversidad y rentabilidad. La restauración de suelos, la polinización natural o el control biológico de plagas no solo generan beneficios ecológicos, sino que aportan valor añadido al producto y reducen costes.
«Los servicios ecosistémicos no son un lujo verde: son la base de la sostenibilidad agrícola. No reconocerlos ni financiarlos adecuadamente en la futura PAC sería una irresponsabilidad política, económica y ambiental«, concluye Gutiérrez.
La organización ecologista insta al Parlamento Europeo, al Consejo y al Gobierno de España a reconducir esta propuesta durante las negociaciones del MFP, y defender con ambición ambiental, enfoque común y capacidad real de transformación. El futuro del campo europeo no puede construirse sobre una política débil, fragmentada y sin objetivos claros. Es momento de reforzar lo común, lo verde y lo justo
Ya no se puede esperar más, la PAC debe ser un instrumento que permita que el campo en toda la UE sea resiliente y sostenible, tiene que tener miras más amplias que las simples fronteras de los años y debe velar por el futuro que le dejaremos a las próximas generaciones. ECOticias.com