Los cuerpos de dos lobos asesinados colgados en uno de los paneles informativos de la Ruta de Arcenorio, en la localidad asturiana de Ponga, han escandalizado a los visitantes que se acercaron el sábado al parque natural.
La macabra imagen ha desatado las alertas de los animalistas en la región y del resto de España. Los hechos ya están en conocimiento de los agentes del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil y del Medio Natural del Principado, que investigan lo ocurrido.
Mientras tanto, se han recibido varios comunicados, entre los que destaca el de los ganaderos de Asturias que si bien dicen no estar de acuerdo con este tipo de ‘medidas’ extremas, en vez de recriminar a los autores de este suceso, le echan la culpa a quienes decidieron que el lobo debía seguir bajo la protección del LESPRE (Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial).
El lobo debe ser protegido
Ante la aparición este fin de semana de dos lobos colgados de un cartel en un Parque Natural asturiano, los ecologistas han manifestado su indignación por la impunidad que se vive en Asturias contra el lobo, una especie protegida por la normativa nacional y europea. Las organizaciones ecologistas que ya han elevado el caso ante la Fiscalía de Medio Ambiente, denuncian la inacción de las administraciones frente al furtivismo y estas reiteradas prácticas mafiosas , pues se han producido una quincena de crímenes contra la fauna similares en la última década sin una sola condena.
Coincidiendo con el congreso de la Federación Socialista Asturiana (FSA-PSOE), este sábado el Principado de Asturias anunció el hallazgo de dos lobos muertos en el municipio de Ponga, colgados de un cartel informativo del Parque Natural del mismo nombre. Fue en Ponga donde, hace dos años, con idéntica crueldad, dos cabezas de lobo fueron colocadas en las escaleras del ayuntamiento el día que iba a celebrarse allí una reunión del Gobierno regional.
Condenamos y denunciamos estas reiteradas prácticas mafiosas contra el lobo en Asturias, con las que se pretende chantajear a toda la sociedad. Desde el año 2016 se han producido una quincena de crímenes similares, con lobos muertos y decapitados tirados en supermercados, colgados de señales de tráfico o puentes, o arrojados a piscinas, sin que nadie haya sido llevado ante la justicia por ello.
Por ello, desde la organización ecologista exigimos una investigación a fondo al Principado de Asturias, a la Fiscalía y al Seprona para que se esclarezca el caso. La organización se personará en los procedimientos judiciales y administrativos que se abran al respecto, y trabajará sin descanso para que los responsables reciban una condena ejemplar.
Rechazamos la reacción del Gobierno del Principado, que ha aprovechado este nuevo crimen para reclamar la desprotección de la especie y la vuelta a un modelo de gestión basado en matar lobos, que se ha demostrado inútil para reducir los ataques al ganado, en lugar de impulsar de forma decidida medidas de coexistencia y de prevención de daños.
Además, el Gobierno asturiano ha reconocido “un repunte de prácticas de furtivismo” contra el lobo y la fauna salvaje en general, obviando que es su responsabilidad dedicar los medios y recursos necesarios para perseguir y acabar con estos crímenes. Unos delitos contra el lobo que ya se producían de forma sistemática en Asturias antes de la protección legal de la especie en toda España. Según datos oficiales, un 14% de los lobos marcados con collares GPS por el Principado entre 2017 y 2022 aparecieron muertos por el uso de trampas o disparos ilegales.
“El furtivismo campa a sus anchas en Asturias desde hace demasiado tiempo y los lobos se están matando de manera totalmente impune”, ha denunciado el secretario general de lo ecologistas, Juan Carlos del Olmo. “El Principado de Asturias debe acabar con estos crímenes macabros que solo pretenden chantajear a las administraciones y a la sociedad, de una vez por todas, y trabajar en serio para asegurar la coexistencia con el lobo, una especie que merece la máxima protección por su papel clave en los ecosistemas”, ha concluido.