Muchísima gente se pregunta ¿qué es el desperdicio alimentario y como evitarlo? En los hogares de Europa (y del mundo entero) se tiran miles de toneladas de alimentos a la basura cada día. Especialmente por falta de previsión. Y porque no siempre somos buenos compradores o no nos preocupamos por ahorrar y reciclar nuestra comida.
Consejos para evitar el desperdicio alimentario
Pero todo eso es posible; para ello te damos unas cuantas ideas útiles orientadas a que puedas ser medioambientalmente responsable también en este aspecto y al mismo tiempo ahorres un montón de dinero, recursos y desperdicio alimentario. Recuerda que en la cocina también puedes aplicar los principios de la economía circular.
Comprar inteligentemente
Algunos de los residuos de nuestra cocina es comida que se estropeó antes de ser consumida. Evita el exceso de almacenamiento en tu nevera y despensa. Comprueba qué es lo que ya tienes, planifica tus comidas para los próximos días, escribe una lista de lo que te falta antes de ir de compras y cíñete a ella.
Los alimentos perecederos son aquellos que se echan a perder rápidamente si no son refrigerados y constituyen un porcentaje importante del desperdicio alimentario. Hablamos de carnes y aves crudas, mariscos, productos frescos y productos lácteos. Así que para evitar esto, solo compra la cantidad justa y necesaria de este tipo de alimentos.
Algunos productos frescos como las patatas, las calabazas y los cítricos duran más. Pero las verduras de hoja verde para ensalada no, así que compra lo que vayas a consumir. Un consejo: si preparas una ensalada grande, no la condimentes, sírvela y que cada quien aderece a su gusto su propia porción. De esa forma lo que sobra no se pondrá mustio y podrás guardarlo en el frigorífico protegido por un film y consumirlo al otro día.
Si un alimento está recién caducado o su fecha está por vencer, pero no está en malas condiciones, puedes consumirlo, pero para estar más seguro y evitar al máximo el desperdicio alimentario, compra lo necesario y ten la previsión de usarlo antes de dichas fechas.
Cuando hagas las compras cuida muy bien cómo colocas los productos a la hora de almacenarlos, si pones los tomates debajo y encima una caja de galletas o los congelados junto a las verduras frescas, posiblemente estos se deterioren mientras llegas a tu casa.
Almacenar con buen criterio
Guarda las patatas en un lugar fresco, seco y oscuro. Expuestas a la luz solar y/o a la humedad, se llenarán de brotes y también producen sustancias químicas autoprotectoras llamadas glicoalcaloides, que pueden causar intoxicación alimentaria.
Las cebollas y sus parientes cercanos como el ajo deben almacenarse igual que las patatas, pero lejos de ellas, ya que los gases que ambas especies emiten son perjudiciales para la otra y eso provoca que se echen a perder más rápidamente y aumenta tu desperdicio alimentario.
Algunas frutas se maduran más rápido en presencia del gas etileno. Los plátanos emiten enormes cantidades este gas, por lo que se deben colocar en un frutero exclusivo para ellos. Y a la hora de guardar las galletas, snacks, colines y demás, recuerda que se conservan mejor en recipientes herméticos.
Aprende a congelar y reutilizar los restos de comida: un caldo puede servirte para otra preparación, el pan se puede congelar y luego tostar u hornear, un resto de una tarta, de un guisado o un poco de pasta pueden solucionarte una comida individual. Y recuerda que un congelador lleno funciona más eficientemente.
Los alimentos que se descongelan no pueden volver a congelarse, así que cuando los guardes, que debe ser tan pronto como te sobren, ten la precaución de hacerlo en porciones útiles y prácticas. Y ponles etiquetas para saber qué es cada cosa y cuándo se congeló.
Cocinar lo necesario
Si sois tres, no cocines para seis y si lo haces guarda lo que quede para otra comida. No la tires, es preferible que se la des a alguien que la necesita, pero no la desperdicies. Y no “comas con los ojos”, sírvete en el plato lo que realmente te apetezca.
Ten un plan para el resto de lo que usas, por ejemplo si necesitas 300 gr de leche condensada para preparar una tarta de postre y el bote tiene 350, emplea el resto para preparar unos ricos cafés con leche y aprovéchalo todo.
Unos tomates maduros pueden evitar engrosar la lista del desperdicio alimentario y convertirse en una exquisita salsa que puedes congelar en porciones y que con un plato de pasta te podrán solucionar la comida, uno de esos días en los que no tienes tiempo de preparar platos más elaborados. Lo mismo pasa con la fruta, puedes hacer zumos, batidos o una ensalada de postre.
Recurre a Internet y busca recetas prácticas y económicas de acuerdo a los que tengas en tu casa. También te servirán para planificar las comidas de toda la semana en vista a realizar la compra justa y adecuada de los ingredientes que necesitarás.
Los huesos de pollo, los restos de carnes y los de pescado son un desperdicio alimentario útil, ya que se pueden usar para hacer diferentes caldos. Que luego puedes congelar o usar de inmediato para preparar otras comidas que los requieran.
Una reflexión final
No hablamos solamente de un beneficio para el medio ambiente, sino de que cambiando nuestras costumbres a la hora de comprar, congelar, cocinar y reciclar los alimentos, sin dudas tanto nuestra salud como nuestros bolsillos estarán agradecidos. Y tu huella de carbono disminuirá notablemente, al igual que la cantidad de desperdicio alimentario.